
Todas las personas tienen sueños y metas que en algún momento de sus vidas esperan lograr. Sin embargo, a veces el recuerdo de su niñez y juventud puede causar grandes frustraciones y más aún cuando son experiencias negativas.
La historia de la jugadora de fútbol del Barcelona femenino, Asisat Oshoala, es digna de admiración. A sus 25 años, recuerda lo que fue enfrentar momentos difíciles en su niñez, de maltrato por parte de su madre y su padre. La falta de comprensión y apoyo por parte de ellos fue traumante, pero no un obstáculo para conseguir una gran posición en el ámbito futbolístico.
La abuela de la jugadora fue la única aliada de la familia que creyó en ella. Aunque actualmente no esté en vida para ver a su nieta conquistar un lugar donde son pocas las féminas que alcanzan triunfo viniendo de África, Oshoala se siente muy agradecida.
Sus padres no apoyaban el deseo de que la chica se inclinara a dicho deporte. Se quejaban y la castigaban por amar al fútbol. Si veían que estaba jugando, le pegaban y la amenazaban con dejarla sin comer. Ese maltrato fue opacado por el amor y la ayuda incondicional de su abuela, que a escondidas de sus padres le daba dinero y alimentos.
Oshoala indica: “ahora que soy profesional me acuerdo de ella en todo momento. Ojalá aún viviera para verme, pero seguro que está orgullosa de mí.”
Querer es poder, una frase que sin duda alguna esta jugadora triunfadora da cátedra en medio de turbulencias familiares.
Fuerte la lucha de la chica, pero más fuerte es la constancia con la que decidió emprender para conquistar lo que tanto anhelaba. Todos los seres humanos, de una manera u otra, a nuestro alrededor necesitamos personas que nos ayuden a sobresalir de las adversidades de la vida. Si en algún momento se nos presenta la duda de poder lograr una meta soñada, reflexionemos y luchemos hasta lograr lo más deseado, tal y como hizo Oshoala.