Lunes 16 de junio de 2014
Edwin R. Jusino | Brasil2014
Los Estados Unidos pueden quedarse en la etapa de grupos, pero este mundial será recordado para siempre en la historia deportiva estadounidense. Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, el combinado de las franjas y las estrellas logra ganarle a la selección que en los pasados dos mundiales han sido sus verdugos, los estrellas negras de Ghana.
El calor, la humedad, los sobre 20 mil fanáticos estadounidenses que se dieron el viaje hasta Natal, Recife, Brasil fue el escenario de una lucha campal. Emociones, frustraciones, un partido de vida o muerte para las aspiraciones estadounidenses en el otro grupo de la muerte.
Fue la estrella, el nuevo capitán de las franjas y estrellas, el delantero Clint Dempsey, el marcador solo marcaba 34 segundos cuando el veterano, luego de penetrar una defensa ghanesa que aun no había despertado, anotó el primer gol. El Estadio Das Dunas explotó, los American Outlaws, hinchas que viajan con el equipo norteamericano, celebraban y coreaba “I believe We can win” (Yo creo que podemos ganar).
El medio campo estadounidense dominaba a placer el ritmo de juego en la primera mitad. Filtraban los pases y jugaban como jamás se han visto jugar. Ghana, todavía no respondía a la sacudida temprana del gol de camerino.
Llego la segunda mitad, el calor, las lesiones, afectaban el rendimiento de los estadounidenses. Ghana se imponía y arrebato el control del partido desde el silbato de la segunda mitad. Sin Jozie Altidore, quien había salido a medias de la primera mitad, Estados Unidos bajaba su intensidad ofensiva. Frustrados los estadounidenses, Ghana presionaba y Tim Howard era forzado a convertirse en el heroe, y también en el villano.
Tras entrar Kevin Prince Boateng y Michael Essien, Ghana jugaba de menos a mas, buscando el gol. La presencia de estas dos estrellas abrió la defensa estadounidense, hasta que al fin, al minuto 82, Ayew aprovechó un error de planteamiento de Howard, burlando y sentenciando el empate.
Los estadounidenses sufrían. Frustración, desesperación, cansanció. Todo parecía como si el mundo se derrumbaba, puesto que el segundo gol de Ghana estaba más cerca que el de los Estados Unidos. Pero llegó el minuto 87, y un tiro de esquina ejecutado por Graham Suzi, que entró de cambio en la segunda mitad, alcanzaba la cabeza del aleman-americano John Brooks y el joven de 21 años anotaba su primer gol mundialista en su partido debut. Es el primer estadounidense en lograr la hazaña desde el 2002, y el estadio nuevamente explotó.
Ahora quienes jugaban los últimos minutos desesperados eran los ghaneses, pero nada logró evitar la victoria de los estadounidenses.