Es un renacer, pero mas que eso ha sido una olla de presión futbolística que lleva años concinandose a fuego lento, esperando a que lo vuelvan a destapar.
Ese día, el 2 de julio 2016, llegó. Y se retoma el legado de los Islanders, que ganaron la NASL y llegaron a las semifinales de club continentales, y marcaron una epopeya. PRFC está en un comienzo del futbol profesional en Puerto Rico. Aquí cinco lecciones a aprender y aplicar:
CARMELO Y CULTURA – Y gracias a Carmelo Anthony, que ha puesto su dinero, su nombre y ha impulsado este proyecto, tratando de unir los esfuerzos de los puertorriqueños en Nueva York y en la isla en una empresa común. Pero Carmelo tiene mucha gente alrededor que lo asesora, le sugiere o le distrae. A veces hay que tener la cabeza clara para tomar decisiones e implementar una visión. Aunque Carmelo es deportista, no es futbolista. Por eso, el equipo tiene a Thomas Payne (ex L.A. Galaxy) de presidente, y ha contratado a varios profesionales para hacer labores que en los Islanders se hacían por comité.
El presidente del club, Payne, tendrá que aprender a tolerar el “ay bendito” y que las cosas no funcionarán como el quiere, pero funcionan a su manera.
«Estoy muy emocionado. Son 4 años desde el club anterior. [Car]Melo ve que el país lo necesita. La gente ama el futbol acá. PRFC es un capítulo nuevo», expresó el entrenador Adrian Whitbread, que trabajó con los Islanders bajo Colin Clarke. «Habrá continuidad. Los fans no han tenido un equipo a seguir. Siguen a Real Madrid, Barcelona. Tener algo proprio será diferente».
CALMA Y CALIDAD – Es obvio que el atractivo de añorar los capítulos de gloria que tuvieron los Islanders, y que impulsan a los jóvenes y viejos a soñar otra vez. Será bueno competir en la NASL y a nivel internacional, pero PRFC entra en carrera cuando los otros equipos disputaron la temporada de primavera y afinaron su equipo. Es un bebé, y hay que darle tiempo al tiempo. ¿Qué pasará semana tras semana si los resultados en la cancha no se dan? Y tiene que ser sostenible. Si no, se acaba el show.
«La gente quiere ver que le pongan ganas y amor», acotó Whitbread. «Pero queremos ver un futbol que guste también.
EL FUTBOL ES INTERNACIONAL Y LOCAL – Cualquier club es para desarrollar el deporte en esa localidad, pero no es la labor del club profesional hacer o preparar los jugadores. Es de los clubes juveniles (o divisiones inferiores) “Los de aquí” -Jackie Marrero, Jorge Rivera, Héctor “Pito” Ramos, líder generacional – tendrán el chance de jugar ante los suyos. (Colaboran otros con conocimiento y personalidad, Marco Vélez y Alexis Rivera, nexos con la época de los Islanders) Que no se quejen: «los de aquí tienen que jugar». Juegan los mejores. No los amigos. Es futbol profesional, no de barrio.
CONTINUIDAD – Es un trabajo de equipo. Gracias al Loubriel, Bayamón y la visión, ambición y trabajo de gente como los Joe Serralta, Ramón Luis Rivera, Alberto Santiago, Vanessa Figueroa, Edwin Jusino, Ignacio Rodríguez, Eric Labrador, Maritza Casiano, Andrés Guillemard, y un sin fín de personas, sumados a los brasileños, argentinos, colombianos, ticos, ibéricos, chilenos, estadounidenses y otros llegados a la isla a formar jugadores y afición futbolera.
Habían extranjeros en los Islanders y naturalizados en selección, y Puerto Rico ahora se defiende a nivel Caribe. Ha crecido otra generación con el fútbol en el patio, no como un producto extraño o extranjero que llega por la tele. Jackie Marrero, Pito Ramos y Jorge Rivera son parte de esa continuidad y formados en casa. No empezó ahora, y no terminará con el Puerto Rico FC. Si Dios quiere.
PROFESIONALISMO – Ligas y árbitros que no se manejan como Dios manda, feudos y peleas por territorio. Discontinuidad. Gente que opina sin saber. Gente que critica por criticar. El profesionalismo debe mostrar ejemplos de como se deben hacer las cosas.
Eso esperamos.