Fue lo primero que me dijo cuando lo llamé para saludarlo, un exsecretario general de una de las islas miembro del Caribbean Football Union (CFU), que para proteger su identidad por razones de persecución, me reservo su nombre.
Fue un extraordinario jugador, técnico y propulsor del deporte en su isla. Hace siete años que no nos vemos, pero solo tres meses que no conversamos telefónicamente. El tema obligado era fútbol y María (el huracán). Es un comediante natural y se ríe de su pobre español que ha ido aprendiendo de dominicanos que emigraron a su bella isla.
Hablamos de todo. Familiares que ya no están con nosotros, y sé lo mucho que apreciaba a Joe Serralta y a Don Luis Villarejo, siempre diciendo que con don Luis hablaba por señas. Me pregunta siempre por Mickey Villegas y otros de la vieja guardia.
Hablamos del fútbol caribeño, los países de la CFU y la CONCACAF que han escalado posiciones nunca imaginables y otros que han descendido y no se vislumbra un despertar.
Mencionamos el caso de Panamá, que llegó al Mundial de Rusia, y el de Cuba, que era una potencia en la región (estuvo en un mundial) y hoy no aparece entre los primeros cien (100) en la tabla del ranking de FIFA.
Le dije: “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas…y se “ “escocotan” a la vez» y sin parar de reírse me dijo: “You are right.”
Seguimos hablando y me contó lo que está pasando en el fútbol de su apreciada ínsula cocotera. Resulta que en unas pasadas elecciones del Comité Ejecutivo, resultaron electos dos ex políticos y un presidente que de fútbol sabía lo que nuestro amigo sabe de medicina.
Que ahora que FIFA envía tal cantidad de dinero y pronto habrá elecciones, se han vuelto locos, ofreciendo canchas, postes, viajes, balones, puestos, uniformes y hasta banquetes. “Tu isla y Puerto Rico son…”
Era mi amigo, uno de los pocos que sabía que el dueto de Jack y Jeffrey estaban traqueteando, por una conversación que había escuchado. Me lo había confesado. Por eso, le apercibí a Eric Labrador que aquellos $40,000.00, no era un regalo y si un soborno. Gracias a Dios, me hizo caso. Lo demás… es historia.
Cuando ya nos despedíamos, me volvió a preguntar como era posible salvar el fútbol en nuestras islas. Antes de contestarle me dice: “Frank, the solution is the union, but there is no union if the same sports language is not spoken.”
Me dejó perplejo.
Es cierto. Se requiere unión, pero tenemos que tener la pasión deportiva, amar al deporte, hablar con conocimiento y buscar las personas que dediquen su tiempo completo al fútbol. Si para haber unión, es necesario que se unan a la dirección fallida, creo que seguiremos en el atolladero. Apliquemos entonces la ley de la inercia. No hay otro camino.