Lunes 2 de febrero de 2015
Esteban Guevara | Mejenga Tico
Cuando el mundialista costarricense Celso Borges rubricó su firma en el contrato que oficializó el préstamo del equipo sueco AIK al Deportivo La Coruña, sabía que se iba a sumar a un plantel que tras media temporada magra, está siendo perseguido por el fantasma del descenso. Tal situación, que ejerce una presión inmensa en cada uno de sus jugadores, los obliga no solamente a cumplir a cabalidad con aplicación táctica, sino también a ‘ponerse el overol’. ¿Qué significa tal frase? Bueno, se refiere a la disposición por realizar el trabajo sucio, viril y sin ningún tipo de contemplación, por encima del juego preciosista y cargado de lujos, que si bien condimenta al fútbol como espectáculo, representa una opción inviable cuando hay que cosechar puntos ‘sí o sí’…
El futbolista que es enviado por su técnico al terreno de juego a ‘ponerse el overol’, comprende de antemano que deberá marcar, cerrar espacios, en fin, ‘meter pata’, para aportar otro ejemplo del variado léxico futbolero que conforma el más hermoso de los deportes. Así, el hijo de ‘Guima’ al dejar el balompié escandinavo tenía muy claro lo que debía hacer una vez que recibiera la oportunidad de hacer su debut con los ‘blanquiazules’. Pues bien, el viernes anterior en el barrio de Palomeras Bajas Celso cumplió en ese apartado al marcar las dos anotaciones con las que el ‘Depor’ se impuso 2-1 en su visita al Estadio de Vallecas del Rayo Vallecano, por lo que inobjetablemente se erigió como la figura y héroe del encuentro. Pero además de su aporte en el marcador, jugó con soltura y sudó la camiseta, enviando así el mensaje a toda España de que en la pequeña franja de tierra que lo vio nacer salen buenos futbolistas; no por casualidad la Selección costarricense realizó el magnífico papel en la Copa del Mundo anterior, y tampoco es mera eventualidad que actualmente haya cuatro ticos en la competición, una cifra inimaginable hace treinta años. Una escena que quien escribe estas líneas destaca como fiel reflejo de la función de sacrificio que cumplió el tico en el duelo de marras corresponde a una de las últimas jugadas; cuando el reloj había sobrepasado los 90 minutos de acción y por ende los actores evidenciaban pocos arrestos físicos, Borges Mora corrió tras un balón para tratar de ganar su posesión y evitar el lógico ataque de los locales, y al final provocó que le cometieran falta; la ‘maña’ latinoamericana presente cuando más necesaria era.
Dos goles de un futbolista costarricense en la máxima categoría española no son cosa de todos los días, pero tampoco corresponden a un logro inédito. Hace lejanos 78 años y nueve meses Alejandro Morera Soto lo había logrado; de tal modo, decidí dedicar la presente columna para referirme a la ocasión en que el ídolo de la provincia de Alajuela rubricó un par de anotaciones en un mismo juego válido por el referido certamen ibérico. Como lamentablemente es habitual en nuestro país, estas remembranzas acumulan polvo y telarañas en algún sótano de la vieja labor periodística de antaño, mas hoy quise compartir con el estimado lector un hecho muy poco conocido, y que luego de leer las siguientes líneas, hallará sorprendentemente similar a la gesta que consiguió Celso hace tres días.
Después de disputar dos ligas españolas con el FC Barcelona, Alejandro Morera pasó a jugar con el Hércules de Alicante para la temporada 1935-1936. En defensa del nacional es necesario señalar que si bien en un principio el diminuto delantero había acaparado las loas de toda Cataluña, posteriormente la falta de cetros ligueros de los ‘culés’ hizo obligatoria la necesidad de renovar el plantel, por lo que nuestro compatriota fue uno de los jugadores que debieron cambiar de camiseta. Así, anunciado con bombos y platillos por la dirigencia herculana, se vinculó al cuadro ‘blanquiazul’ que recién ascendía a la división de honor española tras haberse coronado campeón en Segunda.
Con el refuerzo centroamericano el Hércules pronto empezó a codearse con los equipos de renombre de España, jugándoles de tú a tú; el subtítulo en el Torneo Superregional, una competición que agrupaba a los principales contendientes de Valencia y Murcia (con diez goles del tico, goleador de su club) serviría para advertir que la escuadra alicantina no sería ‘pan comido’ en el campeonato liguero. Y una vez que empezó este, lo confirmó. El modesto equipo de Morera, en realidad lo fue en el papel, porque durante la mayoría de las 19 fechas disputadas hasta antes de abril de 1936, obtuvo valiosos triunfos que si bien no le alcanzaron para pelearles el cetro a los punteros Athletic de Bilbao y Real Madrid, por lo menos permitió que se despreocupara del peligro del descenso, destino que muchos creían le correspondería al benjamín herculano.
Así, llegó la jornada 20 y con ella, la presencia del Sevilla en el Estadio Bardín, sede alicantina. Los visitantes andaluces eran los vigentes campeones de copa, y arribaron a un nuevo compromiso con ‘sangre en el ojo’, pues en la primera vuelta el Hércules había irrespetado su campo al imponerse 2-1 tres meses antes. Sin embargo, los planes de cobrar venganza fueron disipados por el costarricense que tras una ‘melé’ en el área abrió el marcador apenas al minuto 10; a los cinco minutos de iniciada la segunda etapa se igualarían las acciones, pero al 25’ de nuevo el ‘Mago del Balón’ aparecería para batir desde larga distancia a José ‘Pepe’ Guillamón y sentenciar un 2-1 que empezaría a manejar el cuadro local. Ante la inminencia de otra derrota sevillana a manos del valeroso benjamín, los visitantes decidieron dejar el fútbol de lado y comenzaron a apelar al juego ríspido y malintencionado, según constatan las crónicas españolas de la época. De tal forma el delantero del Hércules, Enrique Salvador, tuvo que abandonar lesionado la contienda, y el conjunto de nuestro compatriota debió sostener su ventaja con diez hombres dentro del campo, pues en aquellos tiempos no existían las sustituciones en partidos oficiales. Así Morera, quien ya tenía méritos suficientes para envestirse de héroe de la contienda, se vio obligado a alinearse en el mediocampo para ‘volantear’ y colaborar en la marca, demostrando temple y coraje que llevó al resto de compañeros a multiplicarse también para evitar que el versado rival igualara las acciones o peor aún, que lograra darle vuelta al marcador. El hecho de que el oriundo de Alajuela ‘se pusiera el overol’ ante el Sevilla, aparte de su contribución en el marcador –como Celso Borges el viernes- le mereció grandes loas por parte de los medios de comunicación, que finalmente lo reconocieron mejor jugador del encuentro.
Costa Rica gritó gol dos veces un 5 de abril de 1936 en juego de la primera división española, y lo volvió a hacer el 30 de enero del presente. Si bien ambos compatriotas corresponden a épocas y clubes de diferente procedencia, a los dos los une el hecho de haber representado dignamente a nuestra patria en un torneo de élite mundial, y eso es lo que debe prevalecer a la hora de valorar sus logros, pues es nuestro país el que se convierte en elemento mediático internacional, tal como lo experimentamos los ticos en el Mundial Brasil 2014.
Con la esperanza de que el amigo lector haya encontrado interesantes los hechos descritos en estas líneas, solo resta señalar que el narrado acá no corresponde al único doblete que consiguió Morera Soto en la primera división de España; además, a diferencia del dato erróneo aportado por el mundialmente famoso estadígrafo ‘MisterChip’ el viernes anterior, hubo otro tico que también se despachó con un par de dianas en un mismo encuentro de liga en aquel país, pero esas son historias que aparecerán en este espacio en otra oportunidad…
¡Hasta la próxima!
*Las fotografías fueron tomadas de ‘La Opinión’ y ‘wanadoo.es’.