Lunes 20 de julio de 2015
Esteban Guevara/Columna ‘Mejenga Tico’
Como una guerra de narcos… asesinan al capo o las fuerzas policiales lo apresan para brindarle luego una lujosa celda con todas las comodidades (incluso con túneles de escape), y habrá detrás suyo una fila de mafiosos prestos a continuar con el lucrativo negocio… Así “funciona” la CONCACAF. El FBI puede enviar a la cárcel a cien ‘encorbatados’ corruptos, pero siempre seguirá la podredumbre en la Confederación. No es un asunto de ahora, sino de toda la vida… y lamentablemente continuará siendo así.
“Todos sabemos cuáles son los dos equipos que CONCACAF quiere en la final”, afirmó atinadamente ayer el seleccionado nacional y jugador del Palermo italiano, Giancarlo González. Es cierto, podemos sugerirlo de modo cauto como lo hizo ‘el Pipo’, podemos apelar a la diplomacia para nombrarlo simplemente como un “error humano”, tal como lo hizo el estratega tricolor Paulo Wanchope en conferencia de prensa; o bien podríamos afirmarlo sin tapujos como lo sentenció el exfutbolista tico Andy Herron en su cuenta de ‘Twitter’: “Esta mierda tiene nombre […] billeteeeee”. Y por qué no, nombrar a la dirigencia del torneo justo como le vociferaba en coro la afición azteca al cancerbero Esteban Alvarado cada vez que sacaba de puerta… pero al final de cuentas nada sucederá porque participar en las competiciones del área siempre será una lucha injusta, como pelear con un brazo imposibilitado en un ring contra Floyd Mayweather.
La historia futbolística de nuestra zona geográfica está repleta de casos como el de ayer en New Jersey, han ocurrido en eliminatorias mundialistas y en anteriores ediciones de la Copa de Oro. Como la afición tiende a olvidar, me permito traer a la memoria un par de hechos sucedidos en otras ocasiones del mismo torneo: 1993 en Dallas; bregando por acceder a la final de la segunda edición de la Copa, una sorprendente Costa Rica que con un “rejuntado” dirigido por Álvaro Grant McDonald –padre del seleccionado Álvaro Saborío- había empatado a uno en el Azteca contra los mexicanos en la fase de grupos y lucía como favorito para disputar el cetro del certamen, pero el que los ticos dejaran en el camino a EEUU afectaría el plan de estos últimos que luchaban por promocionar el ‘soccer’ en un país que un año más tarde organizaría la Copa del Mundo, así que salió a relucir el árbitro trinitario Ramesh Ramdhan quien se negó a sancionar dos claros y enormes penales para Costa Rica, y finalmente los estadounidenses triunfaron 1-0 en tiempos extra.
2007 en Houston; si bien ‘la Sele’ que dirigía Hernán Medford no había rendido muy bien en la primera fase, ante México presentó un ordenado bloque defensivo que se iría resquebrajando conforme el réferi estadounidense Terry Vaughn lo minó con muy cuestionadas expulsiones; de nuevo Costa Rica cayó por la mínima en el alargue, en un duelo en el que concluyó con ocho hombres (es la única ocasión en la historia en que a ‘la Tricolor’ le han expulsado tres jugadores); valga señalar que, para el éxito taquillero del campeonato, en sendas ediciones la final fue un México-EEUU…
Un dato adicional, relacionado con las eliminatorias mundialistas, que quizás desconoce el estimado lector: ¿sabe usted cuándo se dejó de disputar en CONCACAF el boleto a la máxima justa futbolística del planeta en una sola sede? La respuesta es después del Premundial hacia España 82; en aquella oportunidad la selección mexicana fue eliminada al no poder superar a Honduras y El Salvador en una hexagonal escenificada en Tegucigalpa, resultado que sumado al fracaso acaecido en Haití ocho años antes (los haitianos avanzaron a Alemania 74 en una hexagonal jugada en Puerto Príncipe) le dejaron a la organización del área la clara enseñanza de que fuera de México al ‘Tri’ se le complicaba en exceso clasificar a las Copas del Mundo…
Como mencioné unas líneas atrás, frustra mucho tener que aceptar que esta situación continuará sucediendo. Claro, podemos darle la espalda al himno del “Fair Play” de la FIFA en cada uno de los encuentros eliminatorios que se disputen en La Sabana, pero el asunto no dejará de ser una simple medida de reclamo que ni siquiera pesará… Aquí lo único que podemos hacer es trabajar por mejorar y evitar brindarle en bandeja de plata a la CONCACAF la posibilidad de robarnos; me explico: si en la cuestionada jugada del desafortunado y poco estético piscinazo de Oribe Peralta el defensor Roy Miller se anticipa y despeja de cabeza, pues no dará pie al árbitro asistente Eric Borja de inventarse ningún penal. Si Johan Venegas y Celso Borges traducen en gol las dos oportunidades que desperdiciaron en el primer tiempo, ‘la Tricolor’ se retira al descanso con un 2-0 que bien hubiera sentenciado el partido puesto que México se habría desesperado debido al monstruo en que se hubiera convertido su propia afición que ya de por sí no cree en su timonel Miguel Herrera… Incluso me atrevo a hilar más fino: si la Selección no hubiera exhibido la paupérrima primera fase que disputó, habría clasificado de primera y se habría topado no con México sino con Haití el sábado (el descaro hubiera sido más adelante, pensaremos muchos)… Como una vez aconsejó un técnico: “si ya sabés que te quieren robar, pues no andés por donde roban…”
Concluyo reiterando que el arbitraje continuará dando de qué hablar en la CONCACAF, pero lo que sí debemos empezar a debatir aquí es si ‘la Sele’ hizo las cosas bien… por supuesto ayer vimos una mejor Costa Rica, especialmente en los primeros 45 minutos, pero en realidad fue poco buen fútbol si se toma en cuenta que se jugó mal o regular en los restantes 345 minutos que disputó en la competición. Que Walter López no desvíe la atención puesto que el chapín, a quien “embarcó” su asistente (o como diría don Ramón: “o quién sabe…”) difícilmente lo veremos en juegos nuestros de la eliminatoria hacia Rusia 2018, pero el nivel del equipo revelación de Brasil 2014 jamás apareció en la Copa de Oro, y eso debe preocupar más que el hecho de que la CONCACAF nos robe una vez más.
*Las imágenes son tomadas de ‘Mexsport’ y ‘El Universal’ de México, y las declaraciones de Giancarlo González, de ‘Teletica’.