El pasado jueves el licenciado y experto en derecho deportivo, Jaime Lamboy, dió su opinión sobre el fútbol profesional en la Isla. En particular, Lamboy entra a comparar el fútbol de Puerto Rico con otros deportes que cuentan con ligas profesionales. El argumento principal de Lamboy es que en la actualidad el fútbol de Puerto Rico no puede tener una liga profesional porque tiene que luchar los recursos económicos con otros deportes.
A primera vistas parecería que el argumento del licenciado Lamboy pudiera tener alguna valides, pero si se hace un discernimiento de la industria del fútbol en Puerto Rico podemos llegar a ver que su posición está claramente equivocada.
Empezemos primeramente con el intento más cercano de profesionalismo en la Isla, el Puerto Rico FC. Según los números que ofreción Thom Payne, entonces presidente del Puerto Rico FC, al New York Times el equipo de la NASL durante la temporada de 2016 promedió unos 4,000 fanáticos por partido. El Puerto Rico FC contó con el patrocinio de empresas como Claro, Samsung, Medalla Light, Wapa Deportes, Ciudad de Bayamón entre otras.
Por otra parte, el Bayamón FC tiene patrocinios de Coca-Cola, Goya, Claro, Triple S, Dueñas Trailers etc., y sin hablar de los patrocinadores de otros clubes como Global Premier Soccer Puerto Rico que cuenta con el patrocinio de Universal, Fast Signs, Point Guard, y BDO.
Claro, dirán que una cosa es patrocinar un equipo y otra una liga. Pero ¿que mejor ejemplo que la Liga Elite de Fútbol? La liga cuenta con el patrocinio de Claro y ha tenido patrocinios de marcas como Pan Pepín y otras por lo que el argumento de pelear por patrocinios carece de un fundamento básico de desconocimiento de la industria llamada fútbol en Puerto Rico.
Eso es sin hablar de los miles de dólares que la agencias de publicidad locales invierten en pautarse en partidos de la Liga de Campeones, y del Mundial de Fútbol ni se diga.
En diciembre del 2018 varios empresarios se reunieron en el hogar del CEO de Triple S, Roberto «Bobby» García, entre ellos Ramón Leal III, de ASORE, Franciso Díaz Masso, presidente de Bermudez, Longo, y Díaz Masso, Francisco “Paco” Vargas, Presidente WAPA Deportes, y Enrique Ortiz de Montellano, presidente y CEO de Claro Puerto Rico. Además estuvo Andrés Poté, quien fue un alto ejecutivo del banco Scotiabank en Puerto Rico.
“Aquí como no hay fútbol no lo patrocinan (en referencia a Scotiabank). Pero Scotiabank pudiera ser un patrocinador. Se necesita seriedad. Aquí no hay un líder que demuestre seriedad y honestidad” dijo Poté, quien en ese momento recordó que Scotiabank es el principal patrocinador de la Liga de Campeones de CONCACAF y otras propiedades de la confederación.
“Una federación necesita tener transparencia y un plan claro y metas claras. No hemos visto eso con las selecciones. Aquí debe haber distintas zonas que desarollen el talento” dijo en aquel momento Manuel Muchacho, quien es el vicepresidente de mercadeo de Triple S.
En resumen de lo dicho, el problema no es que no haya dinero de inversión interesados en invertir en el fútbol en todas sus etapas. El problema es la falta de confianza que la empresa privada y el gobierno de Puerto Rico tienen en cuanto a las estructuras de gobernanza y de administración en la Federación. Por eso es que un proyecto de liga profesional, impulsado desde la Federación, no se va a lograr ni en 5 años ni en 10 años.
Cualquier proyecto serio para operar una liga profesional tendrá el apoyo de la empresa privada. Un proyecto que tenga el financiamiento para construir estadios privados, que no depende en su mayoría de fondos públicos, y que tenga un plan de mercadeo de la marca y de los equipos que conecte con la mayoría de los fanáticos casuales.
Hay que aprender de los errores que cometieron los Puerto Rico Islanders FC, el Puerto Rico FC y la Puerto Rico Soccer League con su torneo profesional entre 2008-2011, que fue depender primordialmente de fondos públicos y de no entender el mercado deportivo de Puerto Rico. Mientras sigamos viendo el fútbol como algo recreativo, y no como una industria multi millonaria con la capacidad de generar ingresos para todos, seguiremos mendigando.
La pregunta principal de muchos es porque luego de los 18 años se pierden los talentosos jugadores que tiene Puerto Rico. Es sencillo, para muchos, el fútbol es visto como una herramienta para conseguir una beca universitaria y luego de su grado universitario dejan de jugar porque la realidad de la vida les choca de frente. Si no tenemos una liga profesional, que page salarios justos a sus jugadores, que ayude a sacar de la pobreza y necesidad a los jugadores y jovenes, no se puede esperar que logremos mayores inversiones en nuestra industria.
Por más positivistas y motivacionales que quieran ser, por más, yo juego por amor al arte, seguirán chocando con la realidad de que por amor al arte los jovenes se mueren de hambre.
Si queremos exportar jugadores, como correctamente sugiere Lamboy en su intervención, tenemos que tener equipo profesionales que sean corporaciones que ayuden a desarollar desde el fútbol juvenil hasta el adulto al jugador. Corporaciones que busquen generar capital, que busquen mercadearse, que inviertan, pero para eso se necesita que sean personas con capital y con conocimiento de adminsitrar a esos niveles profesionales.