Cuando el editor de FBNET escribió la columna “Puerto Rico FC tiene la oportunidad de seguir con vida” pensé rápidamente esto debe ser una locura.
El Puerto Rico FC fue un equipo creado para jugar a nivel profesional con jugadores profesionales en escenarios continentales e internacionales. La visión de Carmelo Anthony es de tener un equipo de altura que represente a Puerto Rico en todo Estados Unidos y el Caribe. Por ende no debería jugar en Puerto Rico más allá de un torneo que le clasifique a representar al país en competencias internacionales.
La Puerto Rico Soccer League en mi opinión debe desligarse de todo lo que huela a «status quo». Debe ser independiente de las sombras que oscurecen el presente del fútbol en nuestra isla. El PRFC no debe jugar en la PRSL no por que los equipos locales no están a la par del conjunto naranja si no por que la PRSL debe buscar su propia identidad. Me consta los esfuerzos que está haciendo la nueva liga que comienza en septiembre por profesionalizar el personal local y por buscar inversiones que fomenten el desarrollo del deporte. Pero desde mi punto de vista sus metas son muy distintas a las metas que tiene planteadas la directiva del Puerto Rico FC.
En mi opinión cada cual por su lado es la única manera en la cual la competitividad de la PRSL no será cuestionada. Tener a un equipo con jugadores extranjeros no causó un buen sabor de boca cuando el PRFC compitió en la Copa Luis Villarejo. Se escuchó decir a seguidores de equipos locales que con sus “refuerzos” al Puerto Rico FC se le hizo mucho más fácil ganar la copa. En el caso hipotético de que el PRFC jugase en la PRSL y ganase la misma los fanáticos de los otros equipos alegarán disparidad en presupuesto, entrenamiento y calidad de jugadores como lo hicieron en la CLV. Eso no es bueno para la liga ni para el PRFC que se verá ante los ojos del público como un equipo usurpador de nuestra identidad nacional que aplasta equipos locales con su roster mayormente americano.
El PRFC no ha logrado atraer la misma fanaticada que los Islanders, pero desde el principio se vió claro que el equipo tenia una visión diferente de lo que tenía que ser el deporte profesional en Puerto Rico. Los equipos profesionales deben tener mística e identidad que los diferencie de otros.
Aunque en un principio la idea de mercadeo fue que el equipo recordará la gloria del PRI evocando el color naranja en su marca, el equipo se desligó de todo lo que pudiese sonar Islander. Nunca se va a complacer a todos pero algo en lo que todos pueden estar de acuerdo es que el PRFC llegó para vender. La comercialización de la marca es algo que el club logró hacer muy bien.
La decisión de la dirección ejecutiva de no regalar boletos fue aborrecida por las personas que están acostumbradas a no pagar por los eventos deportivos esperando que el gobierno reparta las ya comunes taquillas de cortesía. Entiendo que no todo el mundo tiene el dinero para comprar las taquillas, pero ir a un partido sin pagar no es apoyar. El corazón de un equipo son los fanáticos y los fanáticos son los que hacen fluir la pasión que contagia. Son los mismos fanáticos los que sostienen en parte económicamente a los equipos. Tener disponible a la venta Jerseys, gorras, bufandas, pines, llaveros, etc. crea un sentido de pertenencia al fanático que viste los colores del equipo que apoya y eso distingue al PRFC de cualquier otro equipo profesional en cualquier deporte en la isla.
Los equipos en la PRSL no deben querer ser el PRFC pero tampoco debe ignorar el hecho de que el deporte es un negocio y por lo tanto deben tratar de integrar el concepto de mercadeo de marca del equipo naranja. Yo los quiero “juntos pero no revueltos” que cada uno aprenda del otro. Que los equipos locales aprendan de mercadeo con el PRFC y que el PRFC aprenda a ganarse a los fanáticos boricuas como los clubes locales.
**Nota: Cabe destacar que esta columna fue escrita antes del anuncio del PRFC de “Reducir sus operaciones”.