La moda en un clásico es que las barras se agarren entre ellos intercambiando insultos, golpes, que se maldigan a más no poder la hora en cada uno nació. Que en la cancha, los jugadores se peguen los bastante para terminar con los pies morados, rasguñados y se ofendan de palabra donde la pobre madre de cada uno termina pagando los platos rotos.
Es lo normal en un ambiente de clásico, que la pasión este al tope y bajo su justificación se comete cualquier tipo de cosas, lo vemos en los bares la gente toma a más no poder en justificación de este hecho y en el estadio venden las entradas a precios desorbitados con la justificación de que es el clásico nacional.
Debido a que se volvió algo repetitivo, en los estadios se puso de moda que en cada puerta se revise a más no poder a cada miembro que entra. Y se prohibió una serie de artículos con el fin de evitar la violencia en las gradas.
Yo ayer cuestionaba una situación que a mi parecer es un poco ilógica, no entiendo porque se reciba por ejemplo a un señor que va con su hijo y hasta el niño es revisado y a los integrantes de las barras no.
A ellos los pasan tarde al estadio, en manada y nadie los revisa y si nos acercamos donde están nos llegara el olor de ciertas drogas, se ve donde portan objetos que a otros aficionados les prohíben ingresar. Es ilógico entonces gastar recursos en personas que no causaran daños y a los revoltosos no decomisarles las cientos de cosas que ingresan.
Las barras difícilmente las eliminemos, ya son muchos y es mucho lo que se les ha permitido hacer pero si es posible controlarlas, ponerles límites por el bien de los que asisten al estadio y del fútbol nacional.
Empezando por requisar uno a uno, no dejar que los que anden tomados o consumido alguna otra droga ingresen. Tampoco tener tan poquitos efectivos de seguridad y entrenar a los oficiales para encuentros de esta magnitud. Porque nada se gana con que hayan unos mil si no saben como controlar la situación.