Con los ojos aguados |
Hoy prefiero dejar de lado cualquier tipo de análisis futbolístico, para dejarle paso a uno más emocional, quizás como desahogo.
Todavía tengo grabadas en mi mente las imágenes del encuentro final entre Vancouver y los Islanders, imágenes que se repiten una y otra vez, como si quisieran dejarme algún mensaje.
Ver a nuestros jugadores abrigados, soportando el frio, un frio al que no están acostumbrados, y finalmente observarlos entristecidos por la derrota, inflingen en mi interior un dolor ajeno.
Pensar que estos mismos muchachos no habían tenido un buen comienzo de temporada, que fueron superándose partido tras partido, que tuvieron que luchar con una agenda casi incomprensible de partidos, y que llegaron hasta la cima del torneo regular, adjudicándose merecidamente la copa Comisionado, y arribando a la final, tras superar a Rochester en un partido de 120 minutos, y con un resultado adverso, no hace más que ratificar aún más los logros obtenidos.
Mejor portero, defensa, coach y jugador más valioso de la liga, son algunos de los indicios claros de que desde el punto de vista de los merecimientos, este equipo es el CAMPEÓN de la USL.
El resultado final ante Vancouver, para mí, es más bien anecdótico, más allá del trofeo y el título. Y allí surgen nuevamente las imágenes que mencioné anteriormente y aparecen todos los condicionantes si.
Si el encuentro se hubiese jugado en Puerto Rico, si el árbitro hubiese sancionado falta en el primer gol, si Vancouver no hubiese tenido tanta suerte, si Miranda hubiese rematado más bajo ya sobre el cierre del partido, ó si Noel se hubiese podido acomadar un poquito mejor cuando quedó casi mano a mano con el portero, que hubiese sucedido? Sencillamente el título y trofeo estaría en nuestro poder, de eso no me caben dudas.
Compartir con casi 2.000 fanáticos en el Coliseo para ver por televisión un partido de fútbol, era cosa casi impensada a principios de temporada, observar su confianza en el equipo antes del comienzo, su gritería ensordecedora cuando Gbandy puso la igualdad en el marcador y verlos abandonar el coliseo con rostros de tristeza, resultó algo sumamente emotivo. Una muestra más de lo injusta que fué esta final.
A dos días de ese memorable partido, la prensa continúa hablando de los Islanders, y leo los reportajes, las respuestas de Clarke, jugadores y Dirigentes, respuestas que comparto firmemente, y entonces repaso algunos comentarios de lectores, que en su ignorancia y despecho, tildan de fracaso lo realizado. Esto me produce casi una sensación mezcla de coraje y tristeza, coraje porque queda claro que opinan sin conocimiento, casi al borde de la ignorancia y estupidez, y tristeza porque nuestros muchachos no se merecen esos comentarios.
Ellos se merecen nuestras felicitaciones!!! Lograron mucho más que en otras temporadas, siguen en inmejorable posición en la liga de campeones, que más se les puede exigir? Ahh, cierto el partido del domingo, pero es justo ese pedido? Para mí no!!!
Un campeonato que definitivamente tiene muy mal organizada la final, a tal punto que ya la misma liga piensa cambiarle el formato para el año próximo a partido de ida y vuelta, no puede ser base para medir lo realizado por un equipo, solamente por un partido.
Hasta ayer cuando escribía sobre el recibimiento y realizaba el análisis futbolístico del partido, en más de un momento se me aguaron los ojos, no de tristeza, sino de emoción, por sentirme orgulloso de ser un fanático de los Islanders, y saber que nuestros jugadores pusieron todo para lograr el trofeo, por eso esta tarde estaré en el Loubriel, para expresarles personalmente mi enorme satisfacción.
Por eso y por todas las alegrías que nos han brindado y que seguramente nos seguirán brindando:
MUCHAS GRACIAS CAMPEONES!!!!!
Eduardo Cantore
Islandersfc.net