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Historias

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Lunes 16 de junio de 2014

Esteban Guevara/FBNET

portada historias

Minuto 95’, el árbitro alemán Felix Brych levanta su brazo derecho al tiempo que emite un largo pitazo que da por concluida la contienda número seis de la Copa del Mundo Brasil 2014. Contrastes en el Estadio Castelão de Fortaleza; por un lado los uruguayos, futbolistas e hinchas, lucen desconcertados, no han terminado de digerir lo que acaba de suceder. Ellos, los campeones de la última Copa América, los dueños del cuarto puesto de Sudáfrica 2010, los dos veces campeones mundiales –condición de la que solo ocho de 77 naciones pueden jactarse en el planeta- acaban de ser superados inobjetablemente por Costa Rica, el rival que en el papel era el más débil de los tres que enfrentarán en el llamado Grupo de la Muerte. Los Ticos, por otra parte, también lucen incrédulos. Están celebrando, la algarabía les permitirá empezar a concebir lo que el representativo nacional logró en el máximo evento futbolístico contra todos los pronósticos, contra las casas de apuestas, contra su propia historia (jamás había vencido a la Celeste), contra la “lógica” del balompié, contra todo…

Para agregarle más vicisitudes al panorama que enfrentó la Sele hay que señalar que Uruguay se puso arriba en el marcador desde el minuto 24; Edinson Cavani convirtió en gol un lanzamiento de penal que Keylor Navas, arquero del Levante, estuvo a centímetros de alcanzar. De tal forma la escuadra nacional empezó cuesta arriba muy pronto. Pero así, con el protagonista herido, empezó en el segundo tiempo la épica remontada de una historia cuyo desenlace ya es más que conocido por todos los hijos de esta nación centroamericana. En un abrir y cerrar de ojos Costa Rica le dio vuelta al partido con sendas anotaciones al 54’ y al 57’, Joel Campbell y Óscar Duarte fueron los encargados de marcarlas. Con 33 minutos por delante, la Tricolor pasó a manejar el partido con mucho orden y concentración, y se dio el lujo de acertar el puntillazo al 84’ por intermedio de Marco Ureña; su rival, por el contrario, no halló respuestas nunca, no pudo descifrar el camino al arco costarricense y tampoco pudo controlar el golpe psicológico que ello significaba, prueba de ello, Maxi Pereira se fue expulsado por olvidarse del balón y propinarle una patada artera a la figura del juego, Campbell. Como si no fuese suficiente el desconcierto uruguayo, al salir se encara con su técnico Óscar Washington Tabárez, en una acción que ha sido fuertemente reprochada por la prensa de ese país.

La victoria costarricense, nombrada ‘hazaña’ por la propia FIFA y elogiada por Maradona, el Pep Guardiola y demás personalidades del fútbol mundial, se convirtió en la sorpresa del certamen. Se trata de una sorpresiva gesta, efectivamente, y desde el momento descrito al inicio de estas líneas –el silbatazo final del réferi germano- le dio vida a un sinnúmero de historias que quiero compartir con el estimado lector, hoy más fervoroso por la Sele que nunca. Primero, hay que rescatar la historia de Keylor Navas, quien podrá contar cómo arribó al torneo siendo el mejor guardameta de la liga española, y que lo demostró al minuto 44 cuando voló y a mano cambiada envió al tiro de esquina un remate de Diego Forlán que se colaba en su portería; de haber fallado en su vuelo el pezeteño, la Sele hubiera encajado un 0-2 lapidario.

KN

La historia de Cristian Gamboa, el avión liberiano que el mundo está empezando a descubrir, quien nos hizo percibir un déjà vu en la corrida que sirvió para rescatar un balón que si parecía imposible de alcanzar antes de que se perdiera por la línea final, más lo parecía el que pudiera enviar el centro hasta donde lo hizo. El jugador del Rosenborg noruego ya había realizado una acción similar en el gol que Álvaro Saborío le marcó a México en el triunfo 2-1 del cierre de la hexagonal de la CONCACAF. La de Michael Umaña, el humilde cogedor de café en Santa Ana que tuvo sus inicios en la primera división con la AD Carmelita, y el sábado se impuso a la ofensiva sudamericana en el juego aéreo junto a Giancarlo el Pipo González, quien por cierto tendrá su propia historia, inamovible en la zaga nacional desde su debut en Guyana (similar actuación tiene en el Columbus Crew).

Otra, muy conmovedora e incluso difundida por la BBC de Londres, la de Óscar Duarte. El defensor, nacido en Catarina de Masaya, Nicaragua, y venido al país hace 20 años, tiene unidos a dos pueblos hermanos que históricamente han pugnado entre ellos. El Piqué Costarricense, como le llama el diario español Marca desde hace meses al jugador del Brujas belga, anotó contra Uruguay y no pudo contener el llanto al dedicar su obra a su abuelita fallecida hace dos años; su imagen de rodillas con la cabeza en el zacate del campo brasileño será imborrable para los ticos que celebramos su tanto. Otra historia ejemplarizante es la de Junior Díaz; tras de no contar con la bendición de la mayoría de la afición, le corresponde sustituir a uno que sí goza de las simpatías de la ‘respetable’, en el juego más importante de su vida comete un craso error al provocar la falta del penal, pero logra sobreponerse y finalmente cumple un gran partido el zaguero del Mainz de la Bundesliga.

Costa Rica's defender Oscar Duarte kneels on the pitch as he celebrates with Costa Rica's forward Bryan Ruiz after scoring during a Group D football match between Uruguay and Costa Rica at the Castelao Stadium in Fortaleza during the 2014 FIFA World Cup on June 14, 2014. AFP PHOTO / DANIEL GARCIADANIEL GARCIA/AFP/Getty Images

Yeltsin Tejeda, el carajillo de apenas 22 años de edad que demostró coraje en cada uno de los balones que disputó e incluso no escatimó en mostrarle su temperamento al contrincante charrúa que pretendía apurarlo a abandonar como variante, también tendrá su propia historia del triunfo tricolor. El nombre del flaco alto del Deportivo Saprissa –también equipo de Umaña- posiblemente en estos momentos esté en la libreta de apuntes de más de un visor de talentos que ronde los escenarios brasileros. Celso Borges, el ídolo de un AIK sueco que se declaró seguidor número uno de Costa Rica para este Mundial, seguramente vaya a recordar de forma especial la victoria en la tierra de sus abuelos paternos. La vida brinda alegrías y tristezas, y dentro de estas últimas el hijo de Guima recordará aquel penal que falló contra su padre (al mando de la selección panameña) que dejó fuera de Beijing 2008 a la selección sub23 tica. Hoy las mieles del éxito están con él.

Bryan Ruiz, centro de las críticas de los seguidores nacionales en su momento, ahora recordará la buena decisión tomada en enero al dejar el Fulham -un equipo hoy descendido en la segunda división inglesa- para actuar en el PSV holandés y retomar el nivel que lo tiene allí donde está, capitaneando a la Selección y siendo su principal líder. La Comadreja hace cinco años anotó dos golazos en Washington que nos daban un boleto mundialista que luego Jonathan Burnstein nos quitó de forma dramática y muy amarga. Cristian Bolaños, cuyo técnico Stale Solbakken en el Copenhague le asestó la severa advertencia de que se quedaría sin Mundial porque con él no iba a actuar más, el sábado cumplió a cabalidad yendo y viniendo e incluso sirviendo el gol del 2-1.

La historia de Joel Campbell, el crack costarricense que no se cansa de asombrar a todos con su técnica extraordinaria, convenció a su cuerpo técnico del Arsenal inglés, que ya hizo público su deseo de contar con sus servicios para la próxima pretemporada de The Gunners. La celebración de su diana a Muslera, en la que escogió el mayor escaparate para anunciar la futura llegada de su primer bebé, será también otra muy linda historia para contarle al retoño de la familia Campbell Mora. La de José Miguel Cubero, el anotador del aquel gol en el Cuscatlán que nos metió en la hexagonal final de la CONCACAF, cuya posterior fractura en la final del Invierno 2012 con el CS Herediano le apartó de la Tricolor durante mucho tiempo, es también un ejemplo de tenacidad y lucha digno de seguir.

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Michael Barrantes, un futbolista salido de clubes de segunda división que se dio a conocer en el Puntarenas FC, y actual figura del Aalesunds noruego, es más recordado hoy por la cruel silbatina que sufrió en el Estadio Nacional por su propia gente; Michael también vio recompensado su esfuerzo con su ingreso al juego contra los uruguayos y narrará su historia; así como lo hará Marco Ureña, uno de los destacados Faraones de Egipto 2009 que acumula tres años en la fría liga rusa (Kuban Krasnodar) con escasa –por no decir nula- participación. El exrojinegro gritó a más no poder su gol, el suyo fue un grito de desahogo, de esos que salen del alma.

En el banquillo también habrá historias que contar. Jorge Luis Pinto tendrá la propia, y recordará a tantos detractores, –incluida la periodista Pilar Cisneros- así como el 2-2 contra El Salvador y la derrota en La Sabana contra México con los que inició cuesta arriba la cuadrangular previa del área. En el resto de su equipo de trabajo (Luis Gabelo Conejo, Luis Marín y Paulo Wanchope entre ellos) cada uno recordará su propia versión del festejo de lo logrado por los seleccionados, con su constancia del esfuerzo que estos hacen en las prácticas.

La de los que no pudieron calzarse los tacos en Brasil debido a lesiones o decisiones tácticas, como Rodney Wallace, Bryan Oviedo, Álvaro Saborío, Heiner Mora, Kendall Waston, Carlos Hernández… siendo las suyas quizás las más tristes por no poder ser parte oficialmente de una hazaña inolvidable.

La Costa Rica actual vive un ambiente emocionante; eriza la piel observar la tabla de posiciones con nuestra preciosa bandera en lo más alto de un grupo que conforma con Italia, Inglaterra y Uruguay, como si fuera un videojuego de FIFA. También evoca un gran orgullo escuchar a Yeltsin afirmar en conferencia de prensa que “vamos a ir a darlo todo contra Italia, es el partido de la clasificación y queremos esos tres puntos.” Despertar cada mañana queriendo conocer más detalles del equipo patrio, convertir nuestra participación en la Copa del Mundo en tema número uno de nuestras conversaciones… es como cuando iniciamos una relación con aquella muchacha que tanto nos ha gustado siempre y por fin no dio pelota, así nos sentimos los ticos desde el sábado con la Sele.

Y es que el aficionado también tendrá su propia historia alrededor del triunfo frente a Uruguay, además de la de cada uno de los 23 seleccionados y su cuerpo técnico; está la del privilegiado seguidor que tuvo la enorme dicha de estar presente en el Castelão y al final cantó “¿adónde están, adónde están, los uruguayos que nos iban a golear?” La del tierno niño que nos mostró la señal televisiva llorando tras uno de los goles ticos, a aquel inocente lo venció la emoción (como a muchos adultos) de ver en vivo a sus ídolos sacando un partido que algunos le habían afirmado no iban a poder sacar…  Está la mía, que atendí los mensajes de muchos de mis exestudiantes extranjeros felicitándome desde diferentes rincones alrededor del planeta por la gesta de un país que sienten como suyo; la más linda de todas: la del querido lector, la que recordará hasta que le corresponda dejar esta tierra, y que hasta entonces se encargará de narrar con lujo de detalles a sus nietos…

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En fin, la historia nuestra, de quienes sufrimos la impotencia de ser ultrajados por la mano negra de la FIFA en la nevada en Denver, y que nos llevó a silbarle su himno del falso Fair Play; los que nos solidarizamos cuando la muerte se llevó a Dennis Marshall y a Pilo Obando. Pero de entre todas las historias mencionadas hay una mayor, la más importante: la que podría concretar la Selección en ocho días, cuando la “Cenicienta” se meta a octavos de final y deje en el camino a dos excampeones mundiales. Costa Rica está a las puertas de algo muy grande, quizás un punto más de los seis que faltan por disputar podría ser suficiente para consolidarlo. El fútbol brinda una de las sensaciones humanas más gratificantes: la ilusión, la cual nos da vida, nos impulsa para querer ver qué depara el futuro inmediato, por esa razón es tan lindo este deporte, pero más lindo aun es ser costarricense, pertenecer a una tierra que queremos tanto y que hoy más que nunca nos llena de orgullo gracias a lo que está haciendo nuestra Sele en la Copa del Mundo.

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*Las fotografías fueron tomadas de EFE, Marca, Getty Images, Facebook de Joel Campbell, captura de imagen televisiva, y AFP.

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