Tantas cosas se podrían escribir hoy de Alonso Solís, primero diré que de pequeña fue de los jugadores que más admiraba. Sencillamente el talento que tiene y digo tiene porque ayer demostró que no lo ha abandonado, es digno de pararse para aplaudirle.
Como persona un carisma que pocas veces se les ve a los jugadores, no importa que tan apresurado u ocupado este saca el tiempo para atender a los medios y a sus seguidores que esperan con ansias una firma y fotografía.
Como jugador, mis ojos aún no ven un diez de su categoría y que goles, ayer demostró que esa zurda tiene magia. Quien sabe que pecado cometió como para que Guimaraes lo castigara y lo dejara por fuera de un Mundial y del Saprissa, casi que lo motivo a tomar la decisión de retirarse.
Su mal fueron quizá las constantes lesiones, esos fantasmas que no lo dejaban en paz y se volvieron su peor pesadilla, es una lástima ver como ya se van retirando grandes figuras y el problema es que no vemos su reemplazo.
Pero aquí estamos hablando del «mariachi», quien fue dolor de cabeza de sus rivales y quien supo llenar con gritos de gol a los aficionados morados. Creo que aún podía estar en las canchas un año más, el escenario de la música aún lo podía esperar.
Quiero decir que ya perdí el número de las despedidas que he ido de jugadores, la verdad ninguna me llenó de nostalgia como la de ayer. Primero porque hora y media antes hable con Alonso en la entrada a camerinos, su voz llena de melancolía se notaba y unos ojos humedecidos que ya querían llorar, supongo yo con un revoltijo de tristeza y alegría.
Luego cuando hizo el gol, de esos que acostumbró a los aficionados, explotó en gritos, brincos, sonrisas, abrazó a sus compañeros. Estaba ubicada detrás de las vallas publicitarias y fue tan emotivo que hasta me dieron ganas de entrar en la cancha a gritar yo también, es que nunca había visto a un jugador demostrar tales sentimientos en una despedida.
Y ya en los últimos minutos ver como lloraba, como agradecía a la poquita afición que se hizo presente en el nacional fue aún más paralizante, daban ganas de llorar ver como se despedía de sus compañeros, amigos y de la manera en que se quitaba sus tacos para meterlo en el baúl de los recuerdos.
Su destino apunta a que continuará con sus planes en la música, de una u otra manera ligado al fútbol con divisiones menores y mientras tanto los que amamos el fútbol esperamos que los equipos nos den el reemplazo de esa zurda y poder ver goles de su calidad.