Sábado 6 de junio de 2015
Edwin R. Jusino | FBNET
Fueron 90 agonizantes minutos. Un factor de emociones llenaba el Commonwealth Stadium de la ciudad de Edmonton. El fervor nacionalista impulsaba, no, exigía nada menos que una victoria para las locales en el partido inaugural de la Copa Mundial Femenina Canadá 2015.
Canadá se enfrentaba ante el combinado del gigante asiático, la República Popular de la China. En el papel, las chinas eran inferiores; el perfecto rival para comenzar la gran fiesta norteña. No obstante, China se paró en el campo, y le faltó el respeto a las locales.
Los primeros 45 minutos llegaron, y China dominó, más sin embargo no concretó. La ley del gol que no haces, se impuso; Canadá aprovechó el medio tiempo para cerrar sus filas.
Finalmente parecía que todo volvía a la normalidad. Canadá controlaba el ritmo, y China estacionaba la guagua delante de su portrría. Marcador continuaba a 0, y cada minuto que pasaba las canadienses sufrían. Agonizaban. Deseaban dejarse ir en el extasi que es la celebración de un gol.
Finalmente llegó el momento. Una defensa central del rival ocasiona una falta al minuto 92 dentro del area de penal. La silbante daba la señal de la máxima penalidad.
La capitana de Canadá, Christine Synclair, la referente en el ataque canadiense, la que como un ferrocarril intentaba por cualquier método romper las redes de las rivales, tomó el balón. El corazón le palpitaba; en el estadio los miles de corazones paraban, solo se escuchaba el suspiro de Synclair al momento de pegarle al balón. La guardametas China, la jovencita Wang Fei, asertó la dirección del balón, pero el tiro de Synclair le paso a escasos pies de donde cayó su cuerpo; el balón ya depositado en la parte de atrás de la meta.
¡El estadio irrumpió en júbilo! Synclair había otorgado la victoria anhelada, esa victoria que parecía pre-destinada. Canadá ganó 1-0 a China en el partido inaugural de la Copa Mundial Femenina.
Foto: BBC