Ya han sido varios comentarios que he leido en varias publicaciones sobre el porqué de la convocatoria de la Selección Nacional, particularmente las comparaciones de cuando en los 1970’s clubes como Quintana, Guayama, Remanso y otros eran la base de la Selección versus ahora.
Algunos han ido tan lejos como decir que porque no juegan localmente no son desarrollados en Puerto Rico o no son de Puerto Rico.
En esta columna solo venga a brindar datos verificables y puntualizar que eran tiempos distintos, épocas distintas.
En los 1970’s y 1980’s, durante el periodo de la presidencia del Dr. Roberto Monroig no habían $2.5 millones de dólares de presupuesto para que las Selecciones pudieran tener un fondo para, no solo pagar los sueldos de los entrenadores, sino que para pagar los boletos aereos y las estadías de jugadores que estuvieran jugando profesional.
Les doy el caso del jugador puertorriqueño Rafael Javier Guerra, quien entre 1986 al 1991 jugó en clubes españoles como Salamanca, Orense, Tomellosoy Zamora. Rafa, como le conocen, jugó a nivel juvenil para las Selecciones Nacionales de Puerto Rico pero a nivel superior, a pesar de ser el mejor delantero atacante que tenía Puerto Rico durante esa época nunca fue convocado a la Selección debido a la falta de fondos para poder traerle de España.
Y así sucedió con muchos otros jugadores puertorriqueños que salieron a jugar a nivel universitario o profesional durante aquella gran época de oro.
Es por eso que los dos mejores clubes de aquella época, Quintana y Guayama, eran la base de la Selección (sin olvidar y dejar fuera del análisis que el Guayama FC era el club del entonces presidente federativo).
Y si, tuvimos grandes jugadores que representaron dignamente a Puerto Rico en las distintas eliminatorias como Alejandro de la Campa, José «Canito» Montero, Wilfredo «Yabucoita» Rivera, Francisco «Chavito» Quiles, etc.
Pero lo tiempos cambian, las épocas son distintas.
La Selección Nacional de Puerto Rico es un reflejo de la realidad del fútbol de Puerto Rico. La mayoría de los talentos natos de Puerto Rico necesitan irse a jugar fuera de Puerto Rico si desean progresar profesionalmente en este deporte. La Liga de Puerto Rico no ofrece ese taller profesional para estos jugadores; el fútbol en Puerto Rico es amateur ya que los jugadores en Puerto Rico, por lo normal, no cobran por jugar; algunos cobran por ser entenadores en alguna de las academias de sus clubes o tienen que trabajar o estudiar durante el día para practicar en las noches.
Recien fui entrevistado en un podcast, Isla Fútbol, donde dialogamos sobre este tema.
Cada uno de los jugadores que están en la Selección nos representan dignamente. De hecho, actualmente hay más puertorriqueños en los Estados Unidos que en Puerto Rico (en la Isla hay unos 3.2 millones versus casi 5 – 8 millones en los Estados). Lo que no representan su mayoria es el fútbol puertorriqueño, o sea, el estilo o la identidad o la cultura que los clubes de Puerto Rico impulsan en la actualidad.
¿Que ha pasado? ¿Por qué nuestra selección no es representativa del fútbol puertorriqueño, o sea de la identidad, estilos y cultura del fútbol jugado en la Isla? Esas son las preguntas que debemos estar realizando. ¿Por qué la Federación Puertorriqueña de Fútbol se ve obligada a convocar jugadores que se desarrollan fuera o que han visto su desarrollo profesional fuera de la Isla?
Para mi hay una contestación a esta pregunta. Las generaciones de futbolistas, en todos los niveles, no tienen una conexión con ese pasado. Solo hay que mirar el tiempo que llevan involucrados en el fútbol los locales y extranjeros que dirigen los destinos del deporte rey en Puerto Rico.
Muchos no llevan más de 25 años en la Isla, en el caso de los extranjeros, y los locales muchos ni saben quien fue Arzuaga, Monroig, o Russi; para muchos su conocimiento del fútbol empieza de Serralta para acá.
Cuando se ha perpetuado la mentira de que en Puerto Rico no hay cultura de fútbol, cuando la comparan con Argentina, Brasil o Europa, es porque el marco de referencia se perdió.
Puerto Rico fue cofundador de la Unión Caribeña de Fútbol, Puerto Rico llegó a estar entre las primeras 100 selecciones del mundo. Puerto Rico llegó a tener la segunda mejor liga profesional del Caribe hace 15 años; y previo a eso un equipo puertorriqueño llegó a ser semifinalista de la Liga de Campeones de la CONCACAF.
Nuestra identidad y cultura tienen que ser juzgada basado en su propia sociedad; no contra sociedades que viven el deporte de otra manera.
Cuando el liderato federativo deje su rechazo del pasado, sus intentos de borrar la historia o de reescribirla entonces podremos empezar a ver, con el tiempo, selecciones representatias de nuestro fútbol.
Los clubes están conformes con la situación porque no les afecta. Muchos viven de enviar jugadores a las universidades de los Estados Unidos y nada más. Mientras los futbolistas sigan conformes con el estatus quo, seguiremos viendo un fútbol estancado y dependiendo de Estados Unidos para desarrollar sus jugadores.