Eduardo Li parece que a la hora de tomar una decisión dentro de la Federación y contratar a una persona lo hace mediante el método que yo misma he denominado “quien mejor discursos le eche ese se queda”. Para mi sorpresa, tuvo la acertada idea de quitar a Rolando Villalobos que no cumplía ni tenía los méritos para ser director de selecciones de nuestra Federación.
En este punto, aplaudo su decisión pero tiene la capacidad de asombrar a todos los que estamos involucrados en el rollo del fútbol: desde aficionados, dirigentes, jugadores, técnicos y aficionados. Primero llama a Carlos Watson a las selecciones menores… que logró, clasificar a mundiales e ir n oes logro es obligación.
Luego como la estrella, anuncia con bombos y platillos la incorporación de Ricardo Chacón a la Federación de Fútbol como el nuevo director de selecciones. Yo pensé que al quitar a Villalobos pensaría en que para cambiar el futbol tico se tenía que traer gente nueva, exitosa en los últimos cinco años, gente comprometida y otras características que por lo visto ni tomo en cuenta.
Me tome la delicadeza de averiguar a nivel gerencial lo logros de Chacón en su paso por Saprissa, Liga Deportiva Alajuelense y el Club Sport Herediano. Incluso en la nota de la Federación ni siquiera colocan los logros obtenidos solo mencionan que su experiencia de jugador y gerente deportivo ayude.
Y buscando para ver si yo tenía razón que no tiene ningún mérito más que permisos oficiales por FIFA para cumplir con ese cargo, busque por horas en internet sobre su biografía porque desde que trabajo en esto no recuerdo ningún éxito suyo a nivel gerencial más que la conocida cuadrangular de los 90 minutos del cáncer infantil.
Si no me creen hagan la prueba, pero wikipedia no reporta ninguna biografía del señor por tanto si tuvo éxito en algo no fue lo suficientemente transcendente como para llegar a las líneas de internet. En google solo sale noticias relacionadas a sus funciones en los lugares que trabajo.
Yo trabaje con Ricardo en la Liga y Herediano, en lo personal me desesperaba porque no era de esas personas creativas y que trabajaran a un ritmo rápido, si no que en ese tiempo era demasiado burocrático, no tomaba decisiones si no le consultaba al último miembro de la Junta Directiva, no tenía carácter para defender sus ideales… esa fue la impresión que me dejó a mí.
