
Enterado de los nombramientos para el cuerpo técnico de nuestra Selección Nacional Masculina, amerita que escriba un poco sobre la historia de Puerto Rico en el escalafón mundial de FIFA a manera de que los críticos de nuestra selección entiendan las razones de los cambios en dicho escalafón, que nada tienen que ver con el talento y capacidad de nuestros jugadores.
Sin quitar méritos al fútbol puertorriqueño de los años 70 y 80, la posición de nuestra selección nacional en el 2007 era desastrosa. Si bien es cierto que el mejor lugar que ha obtenido Puerto Rico fue en 1994 (105), no es menos cierto que dicho logro no es un reflejo del desarrollo del futbol boricua y sí es un reflejo de la olla de grillos que por décadas ha existido en nuestro deporte en Puerto Rico. Ante controversias con los jugadores del patio, Puerto Rico entonces presentó un equipo repleto de jugadores estadounidenses, sin vínculo alguno con la isla. Entre ellos, Chris Armas quien posteriormente fuera Capitán y luego DT del equipo de USA.
Luego de eso, y ante el desmadre federativo de la época, del 1995-2007, Puerto Rico no registró victoria alguna. Solo registró 4 empates descendiendo a la posición 202. Hoy estamos en la 181…y bajando.
Luego de la FIFA haber destituido a los directivos federativos, y haberse celebrado unas nuevas elecciones, el señor José Serralta, fundador del Puerto Rico Islanders, ocupó la presidencia de la federación y comenzó a dar una nueva importancia al desarrollo de jugadores del patio a nivel profesional para beneficio de nuestra selección.
Así las cosas, en el 2008 se presentó una selección nacional bajo el mando del irlandés Colin Clark, asegurándose Serralta que hubiera balance entre jugadores del patio y de afuera. Dicho equipo tuvo en el cuadro inicial, a los jugadores de desarrollo local, Mime Ortiz, Gadiel Figueroa, Alexis Rivera, Marco Vélez y Andrés Cabrero. Los ex Islanders Carlos Astondoa y Saito Nieves estuvieron de suplentes. Terry Boss, Noah Delgado y Peter Villegas fueron nacionalizados, y el resto, eran descendientes de puertorriqueños que provenían de la primera división de la NCAA.
Ese equipo de 2008, con balance local y extranjero, empató con Trinidad Tobago, derrotó a República Dominicana y empató como local contra Honduras luego de haber perdido la ida. En el partido contra Honduras en Puerto Rico, Alexis Rivera y Marco Vélez no pudieron participar.
Luego vino la época Labrador. El Comité Ejecutivo propuso establecer que la identidad del fútbol de Puerto Rico era latina y que la selección tenía que ser una puerta de oportunidades para el talento de nuestros clubes. En búsqueda de un estilo de juego que abriera las puertas a los jugadores desarrollados en Puerto Rico, en vez de cerrárselas, prescindimos de los servicios de los ingleses e irlandeses y se encomendó la contratación de un dirigente latino. Sin el conocimiento y consentimiento del Comité Ejecutivo, Labrador trajo al costarricense Jeaustin Campos a Puerto Rico.
Dejando a un lado las controversias sobre el contrato, contrario a las expectativas que buscábamos, a su llegada mostró poco aprecio a nuestro talento indicando que en Puerto Rico “no había cacao.” En la calificatoria al mundial de 2014 no pudo dirigir los partidos fuera de Puerto Rico, ya que lo trajeron a última hora sin visa. O sea, un Director Técnico a última hora sin visa y que tampoco conocía al talento local. Tampoco había cacao.
En vez de Campos buscar el talento local, lo que hizo fue ampliar la plantilla de los nacionalizados, reduciéndose las oportunidades para el número de jugadores locales. Para los partidos contra Nicaragua, nuestro equipo inicial eran los nacionalizados Bill Gaudette, Scott Jones, John Krausse, Josh Hansen y Christian Arrieta, junto a los descendientes de PR desarrollados en USA, Anthony Vázquez, Fernando González, y Andrés Pérez. Los del patio eran Pito Ramos, Samuel Soto y Andrés Cabrero. El equipo no pasó de la segunda ronda de la calificatoria, a pesar de haber aumentado el grupo de los naturalizados.
La salida de Jeaustin Campos dio margen a la eventual contratación de Carlos Avedissian, quien conocía el talento local, rompió la dependencia que se había creado con jugadores nacionalizados de los Islanders y quedó demostrado que no todo lo de afuera era mejor que lo nuestro. Avedissian se atrevió a confiar en la capacidad de nuestros jugadores. El único nacionalizado era Christian Arrieta quien tenía fuertes lazos con la isla y realmente aportaba a la causa. Se le unieron los boricuas Michael Fernández, Alexis Rivera, Pito Ramos, Jackie Marrero, Juan Coca, Joan Morales, José Arroyo, Marcos Martínez, Eloy Matos, Héctor Sola, Lemuel Sálamo, Felix Dawson, Joseph Acevedo, Alberto Montessino, Alvaro Betancourt y Andrés Cabrero. Poco antes de la segunda ronda de la calificatoria sacaron a Avedissian y entregaron el equipo a Stephanowski y con ese grupo de jugadores, en su inmensa mayoría puertorriqueños locales preparados por Avedissian, por primera vez pasamos a la tercera ronda de la Copa de Unión Caribeña de Fútbol (CFU por sus siglas en inglés).
Ante el conflicto de interés que representaba tener un dirigente del Puerto Rico FC a cargo de la selección, trajeron a Carlos Cantarero para hacerse cargo del equipo. Nuevamente tuvimos un dirigente sin visa. Tomó el equipo con huelga de jugadores, y sin conocer a los jugadores. Los dirigentes locales se unieron a las quejas de algunos jugadores y Cantarero tuvo que depender de un asistente español que tampoco los conocía. Por la falta de visado no pudo dirigir en los fogueos previos a la calificatoria en República Dominicana e India. Aunque los fogueos no sirvieron de mucho ya que el equipo estaba incompleto por la huelga. Tampoco pudo dirigir el primer partido fuera de Puerto Rico. Tuvimos el partido para ir a la Copa de Oro por primera vez en la mano y se nos escapó en las sustituciones.
Estoy seguro que a pesar de los demás inconvenientes, con un asistente con conocimiento del talento que existía en el banco y la mejor utilización de lo que tenía en cancha hubiéramos alcanzado el objetivo. No lo culpo por los resultados. Luego, a última hora y sin haber actividad en Puerto Rico, le piden presentar un equipo para el partido contra Orlando FC fuera de fecha FIFA. Con un equipo a medias, jugadores sin estar en forma y jugando fuera de posición, muchos otros sin experiencia internacional previa, se jugó una primera mitad sobre las expectativas. Por supuesto, con las sustituciones entrando al campo jugadores jóvenes para adquirir experiencia, sumado al cansancio contra profesionales que contaban en el banco con jugadores iguales o mejores que los primeros, se abrió el partido.
Luego entramos en la época de Amado Guevara. Un ex capitán del equipo mundialista de Honduras, veterano de la MLS, de liderato indiscutible, aunque carente de años de experiencia en su resume como DT. Sin embargo, contrario a los anteriores, trajo su preparador físico argentino y contó con un asistente como Marco Vélez, puertorriqueño, quien también militó en nuestra selección y en la MLS, con conocimiento del talento local, y que ha demostrado sus dotes como dirigente. Nos tocó enfrentar a los mejores equipos adelante sin un solo fogueo, y perdimos ambos juegos por el mínimo quedando básicamente eliminados.
Vinieron lesiones, jugadores se incorporaron a la Sub-20 y a pesar de que se estableció un buen ambiente, condición física y unión como grupo, el grupo Guevara se fue con la pasada administración. Al parecer la falta de fondos fue un factor para la decisión.
Ahora nuestro equipo tiene el gran reto de enfrentarse a Guatemala. Por primera vez tenemos una buena liga local corriendo con apoyo federativo y con un buen nivel. Lo menos que se puede esperar es que la nueva administración federativa tome decisiones que sean cónsonas con las expectativas de los jugadores y los fanáticos de estar debidamente representados en la cancha con un cuerpo técnico experimentado, y que haya demostrado capacidad para liderar el equipo. Si no hay dinero para traer a alguien con cualificaciones superiores de afuera, hay que busca lo mejor de aquí. Que existe. Eso es lo que requiere nuestro pueblo y nuestra bandera.
Esto no debe ser delegable a algunas personas que nunca van a poner nuestra bandera sobre la de ellos, independientemente del número de años que lleven aquí. No todos son Richie Romano. No todo el que habla con acento extranjero, independientemente de su calidad de persona, debe saber más que los nuestros.
En mi opinión muy personal, el nuevo nombramiento del Director Técnico, realizado por la nueva administración, es diametralmente opuesto a lo esperado. La selección no es para amiguismos. Echar a un lado talento local para poner personas con una truncada experiencia en Bayamón, por el mero hecho de ser extranjero y amigo de extranjero, es otro rudo golpe, que a mi entender, constituye un nuevo retroceso a las aspiraciones de quienes durante años han sudado la mono estrellada.
Si la idea original era nombrar a alguien local, NO TENGO DUDA QUE EL ÚNICO ES MARCO VÉLEZ y lo demostró con el Sub-20 y su gran partido contra México con la Sub 17. Y si no quieren a Marco, por ser boricua, entonces alguien que realmente se pueda identificar con nuestra bandera y que por su trayectoria se haya ganado el respeto y apoyo de nuestro talento, como Romano u otros buenos “boricuas nacidos en otro país” que conocemos su trayectoria. Sea quien sea, ¿cuenta con el voto mayoritario del Comité Ejecutivo? Me dijeron que no.
No desmayes, Marco, con otra administración se reconocerán tus valores.
Nota editorial: Fútbol Boricua (FBNET) Inc, y sus patrocinadores, no se solidarizan necesariamente con lo expuesto en la anterior columna.