Falleció Joe Serralta. Digo falleció porque hay personas que no mueren. Muere el que no deja legado y pasa por la vida terrenal como un ente más del trajín diario. Joe fue distinto.
Nunca le pude cambiar el tema de mesa de desayuno, en el reconocido Restaurante Zayas, donde todas las mañanas acudía a pedir la primera comida del día. En innumerables veces le ponía el tema del despunte de los Yankees y me cambiaba el tema al preguntarme sobre el Mundial Masculino Sub-20 de la FIFA, en Corea.
Está de más decir que teníamos muchas cosas en común, empezando por la honestidad. Fanáticos ambos de los Yankees en béisbol y del Barcelona en el fútbol. Adorando al máximo a la misma y consagrada mujer, aunque lógicamente, con un ímpetu distinto, entre esposo y padre.
Tenía un corazón noble, aunque en algunos casos, sus actitudes y acciones pudieran parecer tiránicas. Por eso fue engañado en muchas ocasiones por personas que posiblemente veamos en la funeraria, tratando de que sabiendo que no los puede mirar, se acercarán al féretro.
A Joe le conocí antes de nuestra relación familiar. En mi capacidad de Secretario Auxiliar en el Departamento de Recreación y Deportes, me solicitaba ayudas para levantar el fútbol en San Juan; y logró mucho.
Antes y después, en el plano familiar, era fútbol de día y de noche. Hasta cuatro horas antes de que partiera a reunirse con Roberto Monroig y Luis Villarejo, me estuvo hablando de fútbol.
Como todo ser humano, tuvo aciertos y desaciertos. Los primeros, más que los segundos. Defendió al fútbol contra los arrimados al mismo por razones estrictamente económicas, políticas o de ego. Eso sí le molestaba, y la seguirá molestando. “Eres muy decente para caminar con cierta gente” una vez le dijo un amigo de la infancia.
Lloraba mañana, tarde y noche, el desastre administrativo de la FPF y se lamentaba que ya no tenía la juventud para seguir luchando por su amado fútbol. El ha muerto, pero su legado es eterno. Vendrán otros con la juventud y el deseo de que nuestro apasionado deporte no muera. La Puerto Rico Soccer League tampoco morirá, aunque quieran de nuevo matarla. Hay luchadores que no lo permitirán. Por Joe Serralta, por su legado, por su estoicismo, por su honradez, por su don de gente.
Como diría mi querido amigo Elliot Castro: “Que bueno fue”
JOE SERRALTA
QEPD