Miércoles 9 de marzo de 2016
Edwin R. Jusino | Desde la Tribuna
La Puerto Rico Soccer League (PRSL) es la principal liga de primera división en Puerto Rico. Es la liga superior con más clubes, más jugadores, tanto en el masculino como en el femenino. Desde su regreso en el 2014 de un receso de 2 años, la PRSL se ha ido consolidando nuevamente en la posición de la que cayó con su crisis económica en el 2011.
Cuando anunciaron que se acababa el receso, fui de los primeros en dudar de la viabilidad de la PRSL bajo la dirección del Sr. Esteban Rodríguez Estrella y del Sr. Antonio Cabrero. El tiempo me dió la razón.
Reconocemos los adelantos y avances que ha logrado la liga en tan solo un año. De 5 clubes que participaron en la primera Copa de la Excelencia, la liga ha crecido a sobre 14 clubes. Pero, con crecimiento también surgen problemas. Y como dice un refrán popular, un problema sin solución, no es un problema.
En este caso, el crecimiento de la liga, que es positivo, trae consigo un problema de gobernanza futura. Y de no trabajarse ahora, el problema pudiera convertirse en un escollo para la futura estabilidad de la liga. Particularmente, cuando se critica a la Federación Puertorriqueña de Fútbol de no tener transparencia.
No malinterpreten, la PRSL ha ido mejorando en los aspectos de transparencia de sus operaciones. En comparación con la Fedederación, cabe todo un continente entre medio. Pero eso no significa que no haya espacio para mejorar.
En particular ¿que pasará cuando el presidente de la liga, José Serralta, ya no esté? Al día de hoy no sabemos cual es el protocolo que se seguiría. ¿Quién se quedaría a la cabeza de la liga?
Mientras más transparencia y apertura haya en los procesos de la liga, más atractiva será a inversionistas y auspiciadores. Nadie va a querer invertir en una organización donde no tengan seguridad de que su dinero está siendo utilizado en la manera correcta.
Por otro lado, si la PRSL es de las principales voces pidiendo apertura, democracia, y transparencia en los procesos, tiene que no solo plantearlo, sino que vivirlo en todos sus aspectos.
El camino es largo, pero creo que la integridad y profesionalismo de muchos de los apoderados y oficiales de la liga podrán mantener el bote en rumbo. No hay espacio para que la liga falle. El proyecto siempre debe ser más grande que los individuos que lo impulsan.