Miércoles 26 de junio de 2013
Esteban Guevara/FBNET
Cristian Gamboa, uno de los jugadores favoritos de la afición costarricense,
actúa en el BK Rosenborg de Noruega. (Tomada del sitio oficial del SK Brann)
Europa, la meca del fútbol mundial debido a su profesionalismo y privilegiadas condiciones económicas y de infraestructura, representa una oportunidad de superación personal para muchos futbolistas de naciones consideradas débiles dentro del canon mundial. En el Viejo Mundo destacan como sus cuatro mejores ligas, la inglesa, la española, la italiana y la alemana. Posteriormente se puede citar una categoría secundaria, en la que se encuentra el balompié de Francia, Holanda y Portugal; y finalmente existe una muy amplia tercera clasificación, en la que se incluye el resto de torneos locales, desde la millonaria competición rusa hasta las débiles chipriota y azerbaiyana, pasando por las frías ligas nórdicas, la exótica griega y el cada vez más pujante certamen belga.
La diáspora de futbolistas ticos que cruzó el Océano Atlántico recientemente se ha incrementado de forma considerable, sobre todo durante las últimas dos décadas. Ello obedece básicamente a dos factores: la vitrina que representó la Copa del Mundo Italia 90, la cual fue muy bien aprovechada por Costa Rica para demostrarle a aquel continente que esta pequeña nación centroamericana posee futbolistas talentosos; y la revolucionaria SentenciaBosman, un decreto que modificó las regulaciones y permitió contratar futbolistas originarios de países de la Unión Europea sin ocupar plaza de extranjeros, lo cual le abrió la puerta a una cantidad mayor de fichajes provenientes de otros continentes.
En todo este tiempo, únicamente 15 futbolistas costarricenses han vestido la camiseta de clubes de primera división de las principales cuatro ligas, mientras que el número de figuras nacionales que han jugado en la máxima división de los demás países europeos ronda la media centena. Asimismo, dentro de los 15 privilegiados, solamente cinco (Ronald Gómez, Paulo Wanchope, Mauricio Solís, Winston Parks y Gilberto Martínez) arribaron a esas prestigiosas ligas con un fichaje directo, es decir, fueron comprados mientras jugaban con equipos costarricenses; los demás debieron mostrarse primero en la segunda división, o en ligas de menor renombre europeo.
Los números son elocuentes; las posibilidades de que un jugador tico sea considerado como refuerzo de clubes de torneos importantes en Europa son bastante reducidas. Sin embargo, ello no debe dar pie a considerar fracasados a los otros, a los que se vinculan a las competiciones de carácter B o C, como suele expresar la mentalidad del aficionado promedio y parte de la prensa costarricenses, muchas veces malinchistas, otras tantas con tintes de frustración.
Es curiosa y bastante compleja su forma de pensar y criticar, para muestra el siguiente ejemplo: en 1990, recién concluida la Copa Mundial, tres seleccionados que se ganaron la admiración internacional fueron Luis Gabelo Conejo, Ronald González y Hernán Medford; el primero de ellos fue catalogado por France Football como el mejor guardameta del torneo, Ronald llamó la atención por ser el futbolista más joven en jugar el Mundial y hacerlo tan bien, mientras que de Medford varios tabloides italianos lo destacaron como el mejor jugador de la fase de grupos. Pese a las loas, sus destinos fueron el Albacete de la segunda categoría de España en el caso de Conejo, mientras que los otros dos viajaron a una convulsa Yugoslavia con aires de guerra en aquel momento, sin que mediara ninguna objeción por parte de sus parciales ticos.
Ahora bien, en 2009 y 2010 Celso Borges y Keylor Navas fueron contratados por el Fredrikstad -un club pequeño de la gélida liga noruega- y por el Albacete –en la segunda división española-, respectivamente, y aunque los dos eran brillantes valores del fútbol costarricense, jamás habían disputado un Mundial Mayor, es decir, en su palmarés carecían completamente de una vitrina de relevancia, sin embargo ese gran detalle no hizo mella en las fuertes críticas que tanto la prensa como sus seguidores manifestaron en aquel entonces; “ligas mediocres” de Europa, se atrevieron a expresar muchos…
¿Qué pasó en el transcurso de estos veinte años para que, por ejemplo, un club manchego de segunda división dejara de ser el merecido equipo para un arquero costarricense, y se convirtiera en poca cosa para otro cuidavallas de la misma nacionalidad e incluso con menos currículum deportivo? ¿Es justo que en la actualidad el fútbol noruego se considere inferior (“mediocre”) que el yugoslavo y desmerecedor para los seleccionados actuales, pese a que estos no han vuelto a alcanzar los octavos de final en un Mundial?
Alexandre Guimaraes, ex técnico de la Selección Nacional, destacó hace tres días que la mayoría de los actuales miembros de la Tricolor poseen un recorrido en las ligas “de segundo orden” de Europa, que les ha brindado una mejor presencia física y un consecuente nivel de confianza, los cuales han sido puestos en provecho del representativo nacional para cumplir la tan satisfactoria primera vuelta en la hexagonal eliminatoria de la CONCACAF, y que tienen al equipo en una esperanzadora segunda posición en la tabla, a solo seis puntos prácticamente de sellar el ansiado boleto a Brasil 2014. “Aprendieron, desde la crudeza de vivir en esos lugares duros de adaptarse para un latino, la importancia del estar pendiente uno del otro y apoyarse en las buenas y en las malas. Desean lo mismo: triunfar y entrar en la historia” (1), afirmó Guima.
La caricatura presenta a la mascota del Deportivo Saprissa y al futbolista Celso Borges cuando este se alistaba para marcharse al fútbol noruego, un hecho que abrió el debate en Costa Rica sobre la conveniencia o no de elegir aquel destino.(Tomada del Periódico Al Día)
Los campeonatos en cuestión, además, poseen una ventaja que ha sido desapercibida por muchos de sus críticos, y consiste en la proyección al resto del continente europeo, tal como lo confirmó quien escribe estas líneas a principios de 2009. Aquella vez, tras impartir una lección de español a estudiantes europeos, inicié una conversación futbolera con ellos, y con sorpresa advertí que todos –alemanes, holandeses, austriacos y suizos- conocían a Bryan Ruiz, pese a que la Comadrejaaún no abandonaba la Liga Jupiter de Bélgica. Tal proyección es justamente la misma que ha llevado al defensor Cristian Gamboa a subir escalones paulatinamente, y de iniciar su aventura europea en segunda división de Noruega, hoy acumula juegos de la liga mayor nórdica y de la prestigiosa Europa League en el Rosenborg, el más exitoso cuadro de ese país, y está a las puertas de conseguir un contrato en alguna de las ligas europeas de tipo A.
A veces hay que detenerse a considerar ciertas aristas; si el fútbol costarricense no cuenta con el prestigio ni el talento del brasileño, ¿por qué vamos a actuar como si sí lo tuviera para señalar con el dedo y tildar de mediocre a aquellas ligas y a los compatriotas que toman la decisión de luchar por abrirse campo en un balompié en el que solo cinco hijos de esta tierra han podido sumarse “sin escalas” entre lo más alto de ese continente? No ser el mejor no significa que se es el peor, ¡así de simple!
1.Las declaraciones de Guimaraes fueron tomadas del sitio mariosegura.com.