Según reportes que han ido saliendo, el nuevo torneo profesional de la Liga Puerto Rico PRO debe arrancar en algún momento en el mes de febrero. ¿Los detalles? Cuando los anuncien oficialmente sabremos.
No obstante, este arranque del nuevo proyecto profesional llega en si acaso el peor momento en cuanto a la política migratoria de los Estados Unidos. En el fútbol de Puerto Rico nos gusta vivir de la película de que Puerto Rico es soberano deportivamente hablando (que lo es); pero la soberanía deportiva no es soberanía política y Puerto Rico no controla sus fronteras políticas. Guste o no, quien controla la política migratoria de Puerto Rico está sentado detrás de un escritorio resoluto y es un tanto naranja.
El presidente Donald J. Trump ha firmado unas órdenes ejecutivas que buscan repatriar a miles de inmigrantes indocumentados de vuelta a sus países y por otro lado limitar la entrada de nuevos inmigrantes a territorio estadounidense, del cual Puerto Rico es parte de la sombrilla de territorios que le pertenecen.
El fútbol de Puerto Rico por los pasados años ha estado particularizado por la presencia de inmigrantes en roles que van desde jugadores hasta apoderados de equipos y oficiales federativos. Entre los fanáticos del fútbol de Puerto Rico se especula la llegada de refuerzos internacionales para esta LPR PRO; refuerzos que en el pasado han llegado y jugado en Puerto Rico con visas de turistas. Incluso han habido jugadores y entrrenadores que han enfrentado problemas migratorios tanto a nivel de clubes como en Selecciones Nacionales.
Con un gobierno federal cuya política pública ha puesto el tema migratorio como principal entre sus prioridades uno pensaría que sería muy riesgoso el traer refuerzos sin ciudadanía americana a jugar en la LPR PRO. No solo el proceso es muy tedioso sino que es bastante costoso y con un Departamento de Imigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) deteniendo a cualquier inmigrante, tenga residencia legal o no, podría ser un riesgo económico para muchos. Particularmente a los gerentes de la Liga que son inmigrantes, a los apoderados que son inmigrantes, entrenadores, etc.
Esperemos que no se materialicen controversias en relación a este tema porque no creo que sea el tipo de prensa que la LPR PRO desee tener. Después de todo, la marca de la LPR no es lo suficientemente fuerte en el mercado deportivo local para sobrevivir ese tipo de controversias. Dejo claro, el asunto no es solo con la LPR. El resto de las ligas deportivas de Puerto Rico también van a tener que tener mucho cuidado con este tema por los próximos 4 años.