Sábado 21 de junio de 2014
Esteban Guevara/FBNET
Mucho se ha hablado en las últimas 24 horas sobre aquel famoso 20 de junio de 1990. Seguramente el estimado lector recordará dónde estaba ese día, con quién habrá observado la enorme corrida de Medford para vencer al guardameta sueco Tomas Ravelli y correr a celebrar a la esquina, mientras el hoy desaparecido narrador Pilo Obando aún continuaba repitiendo el apellido de Hernán… Pues bien, yo no voy a fijar mi memoria en esa fecha; esta vez no voy a retroceder tantísimo en el tiempo, y me voy a detener en diciembre anterior, cuando el ‘destino futbolero’, disfrazado de sorteo mundialista, nos pegó lo que parecía ser una cachetada cruel y muy vil; por primera vez en los 84 años de historia de la Copa Mundial tres selecciones con por lo menos una estrella sobre su escudo oficial quedaron ubicadas en un mismo grupo, y como se requería un número par de contendientes en el grupo D, pues el (des)afortunado resultó ser Costa Rica.
Desde ese momento ‘el planeta fútbol’ firmó el certificado de defunción del equipo tico, y solo restaba sellarlo en Brasil. El ‘Grupo de la Muerte’ se lo pelearían otros, los que le anotaran más goles a los centroamericanos, afirmaban todas las quinielas. En nuestro país, sin embargo, hubo algunos que se atrevieron a desafiar el “statu quo balompédico” al sentenciar “seremos la sorpresa del Mundial”, pero su advertencia parecía ser más un iluso deseo que una opinión racional con verdadera objetividad.
Entonces empezó el Mundial y las temerarias afirmaciones de esos pocos costarricenses pasaron a ser profecías concretadas. Triunfo 3-1 ante Uruguay en el debut, y ayer, 1-0 frente a Italia. La Nacional se adueñó del boleto a octavos de final, es líder del grupo más difícil del certamen y hoy sábado aparece en todos los medios de comunicación del planeta. “Costa Rica ya es oficialmente la revelación de este Mundial […] Dos partidos y dos sorpresones. Ese es el balance de Costa Rica en lo que llevamos de Mundial. Por si alguno pensaba que la victoria ante Uruguay fue una casualidad, los costarricenses se encargaron de desmentirlo con una victoria de prestigio ante Italia”, señaló el prestigioso Diario Marca de España.
La solitaria anotación con la que el capitán tico Bryan Ruiz venció a Gianluigi Buffon -único futbolista activo con cinco presencias en Copas Mundiales y campeón en Alemania 2006- consolidó una victoria que tiene un enorme significado, uno que quizás hasta este momento aún no haya sido concebido en su totalidad por los habitantes de esta delgada franja de tierra ubicada entre ‘las dos Américas’, e incluso, tal como lo confesó el lateral derecho Cristian Gamboa, tampoco por los propios seleccionados nacionales. Por tal razón decidí intentar explicar en estas líneas las implicaciones que conlleva la gesta lograda en territorio brasileño.
Primero que todo, sirve para romper mitos. Nunca se había vencido a Uruguay tras ocho enfrentamientos, y en la más importante de las competiciones lo logramos; ningún equipo de la CONCACAF había derrotado a Italia en Mundiales, y ayer lo hicimos. Ese par de resultados vitaliza el estado anímico de la Selección al convencerse sus integrantes de que con el trabajo se puede lograr actos inéditos en la historia. Si otros han hecho ‘Maracanazos’, ‘Aztecazos’, ‘Italias 90s’, los guerreros de Pinto ya consiguieron un ‘Uruguayazo’ y un pase a octavos en el más difícil Grupo de la Muerte que recuerden los registros de los Mundiales (gesta a la que tenemos que bautizar, podría llamársele ‘Costarricazo’)
En segundo lugar, Costa Rica le está dando una importante lección al planeta entero: ningún equipo pierde un encuentro antes de jugarlo. Una inmensa cantidad de personalidades del fútbol universal hoy han aceptado que se equivocaron en sus apreciaciones sobre las posibilidades del equipo patrio. Radamel Falcao, Diego Armando Maradona, José Mourinho, Pelé y Rio Ferdinand son algunos de ellos, y ni qué decir la prensa mundial, empezando por el diario charrúa Ovación que de llamarnos “Costa Pobre” hoy nos agradece porque con nuestra victoria en el Arena Pernambuco le devolvimos la vida a su selección de cara a la última fecha del grupo.
Otro aspecto por destacar corresponde al que se ha difundido en las redes sociales con respecto a la estrella italiana Mario Balotelli. Previo al partido el atacante del Milan había confesado sin inmutarse en conferencia de prensa que desconocía a los jugadores ticos, y hoy cuatro millones y medio de habitantes de la nación que hincó a Italia en Recife saluda al crack con un irónico “Mucho gusto, Balo, no te olvidés de nosotros…” en una lección de humildad similar a la que sufrió Maradona en Sudáfrica 2010 cuando en tono despectivo preguntó sobre el alemán Thomas Mueller –sentado a su lado- “¿Y este quién es?” referiéndose a la entonces poca trascendencia internacional del delantero, autor, sin embargo, de un gol al día siguiente en la paliza de 4-0 con que despacharon a la Albiceleste en cuartos de final. En el fútbol, como en cualquier otra profesión, la diplomacia es necesaria, con mayor razón tratándose de la más sublime competición mundial.
Por otro lado, y lamentablemente hay que entenderlo, el mundo también tiene memoria cortoplacista. Aunque los ticos seguimos atesorando la heroica participación tricolor en Italia 90, en el resto del planeta ya no saben qué hicieron los pupilos de Bora en aquel verano italiano. Los afortunados que sobrepasamos los treinta almanaques aún recordamos aquella magnífica participación, pero hoy, 24 años después, las nuevas generaciones solo conocen lo que el marketing en el que se ha convertido el fútbol les muestra domingo a domingo. Empero, con los marcadores que nuestro combinado nacional está logrando podemos soñar y llenarnos de orgullo al saber que en este momento en alguna mejenga en la India o Angola, en algún partido de ligas menores en Rusia o Perú, habrá niños que quieran emular no solo a Messi y Cristiano Ronaldo, sino también a Joel Campbell, Keylor Navas, Bryan Ruiz, entre otros.
El balompié costarricense se ha cotizado, eso es indudable, y Michael Umaña lo señaló en el sentido de que esta hazaña le abrirá puertas a muchos futbolistas nacionales en ligas importantes, y no se refiere exclusivamente a nombres entre los 23 mundialistas ticos que se encuentran en Brasil, sino además a tantos otros –muchos de los cuales hoy actúan en nuestras divisiones inferiores- que serán muy bien valorados en el Viejo Mundo, Sudamérica, y otros destinos. “No entiendo por qué jugadores como Celso Borges, Giancarlo González y Yeltsin Tejeda no juegan en México”, se cuestionó hace unos días Roberto Gómez Junco de ESPN.
Los fogueos de renombre mundial también son un plus que se divisa en el esperanzador futuro nacional, gracias también al muy probable ascenso en el ranking de la FIFA, que con las victorias cosechadas hasta el momento, se presume será generoso con nuestra representación tricolor. Asimismo, un millón de dólares asegurado con la clasificación a la segunda ronda representará ingresos para los equipos nacionales y, por ende, sus fuerzas básicas se verían recompensadas. Son muchos los beneficios futbolísticos que han obtenido hasta la fecha cuatro anotaciones ticas, pero las implicaciones van más allá del tema deportivo…
El mundo hoy nos está “redescubriendo” gracias al brillante papel de la Selección, y en eso incluso nuestro turismo se verá recompensado. Ahora mismo personas que no conocían mucho sobre Costa Rica se han interesado más por este país, buscarán en internet y hallarán vídeos, textos y demás documentos en los que descubrirán con gran admiración que la abolición del ejército en 1948 le permite a esta nación destinar presupuestos económicos a la educación en lugar de fuerzas armadas, que tenemos maravillas en biodiversidad, que nuestra democracia es una de las más sólidas del continente americano, y el índice de escolaridad es relativamente alto (de hecho sobre el país existe un vídeo promocional de la FIFA, del que estoy seguro ahora ha sido más visitado que nunca); todo ello al igual que como había ocurrido en 1990, no por nada se dice que nuestros seleccionados resultan ser los principales embajadores en el mundo.
Con respecto al efecto educativo que produce la Tricolor en la infancia nacional, cabe destacar el excelente mensaje que están percibiendo las más jóvenes mentes costarricenses: no hay imposibles. El hecho de que muchos niños crezcan y se desarrollen académicamente queriendo competir a nivel mundial, en cualquier profesión que sea, les permitirá llegar muy lejos, así, de este país nacerían más Franklin Chang, Jiménez Deredia, o Premios Nobeles; todo gracias a un par de partidos de fútbol, para desgracia de los detractores del más hermoso deporte del planeta.
El país celebra un enamoramiento con su Selección Nacional. Aquella camiseta fea con un garabato que tanto disgustó, hoy la vemos linda y con cariño esperamos volver a contemplarla en el pecho de nuestros representantes cuando canten el Himno Nacional el martes en el próximo duelo ante los ingleses. El ‘Matagigantes’, como nos ha empezado a llamar la prensa mundial, quiere seguir haciendo historia. La fiesta en Costa Rica está apenas a medio camino, pues aún faltan –por lo menos- dos partidos más, y nuestros héroes ya dejaron claro que están para grandes cosas. El éxito de la Sele, una combinación de impresionante orden táctico, talento, habilidad, coraje, mentalidad ganadora y excelente condición física (esta última “envidiada” por la FIFA), hoy tiene al equipo jugando al nivel de las mejores selecciones del orbe.
Con la clasificación lista para Octavos –condición de la que en este momento no gozan Brasil, Alemania, Italia… ni qué decir España o Inglaterra- llegaremos al encuentro en Belo Horizonte con un panorama muy diferente al que la “teoría” dictaba. En lugar de adolecer una diferencia de goles de -7 o -8 y ya estar eliminados, Jorge Luis Pinto podrá rotar algunos de sus titulares, no deberá preocuparse por cuidar futbolistas amonestados (solo el suplente José Miguel Cubero ha recibido una tarjeta amarilla) y un empate lo premiará con el primer lugar del grupo, sí, del temido Grupo de la Muerte en el que terminaron muriendo otros, como consignó Bryan Ruiz al concluir el encuentro ante Italia. Con nada que perder y sí muchísimo que seguir ganando, la Sele aún está con vida y tiene mucha ambición, al igual que todo un pueblo, pocas veces tan unido como ahora, que disfruta de lo que hace seis meses era tan solo un sueño, pero hoy es parte de nuestra realidad: ver a la Selección de Costa Rica convertida en una de las mejores del mundo.
*Las fotografías fueron tomadas de AP, Reuters, Sportti, Getty Images y AFP.