Lunes 1 de diciembre de 2014
Esteban Guevara/FBNET
Ayer Latinoamérica entera despidió a uno de los personajes más queridos de las últimas décadas. Varias generaciones disfrutaron y rieron –lo siguen haciendo en el presente y definitivamente también lo harán en los siguientes años- con las producciones cómicas de Roberto Gómez Bolaños, mundialmente conocido como Chespirito. El intérprete de El Chavo del Ocho, El Chapulín Colorado, Chaparrón Bonaparte, el Chómpiras, El Doctor Chapatín y varios papeles más, será recordado siempre gracias al talento que le permitió crear programas que serían muy bien recibidos tanto en su natal México, como en muchos lugares más a lo largo de nuestro continente.
Para los televidentes que empezaron a conocerlo a partir de los primeros años de la década del 70 (la primera emisión de El Chavo salió al aire en 1971) resultó una tarea muy fácil brindarle gran acogida y aceptación, dado el hecho de que diversos aspectos de las historias y los temas tratados permitían que quien observara las interpretaciones se sintiera identificado; algunos de ellos: una condición socioeconómica alejada de la opulencia, la consecuente solidaridad entre vecinos (con algunas excepciones, ¡que lo digan don Ramón y doña Florinda!) y la presencia de actividades cotidianas que conformaban los principales pasatiempos de las sociedades de aquel entonces; entre estas últimas, desde luego, estaba el futbol.
Un niño a veces ingenuo y torpe -otras veces no tanto- que disfrutaba jugar futbol con el balón de su amigo Quico, al tiempo que se divertía tratando de emular a su ídolo Enrique Borja, era fiel reflejo de los niños mexicanos de la época; pero también de los ‘peladitos’ colombianos que soñaban con ser Willington Ortiz, o los ‘botijas’ uruguayos que querían imitar a Luis Cubilla, o bien, los ‘carajillos’ nacionales que anhelaban convertirse en un Walter Elizondo… Los programas El Chavo del Ocho, El Doctor Chapatín y Los Chifladitos, así como algunos de los sketches en los que se parodiaban hechos históricos, incluso un par de películas con todos los protagonistas del elenco que trabajaba con Chespirito, presentaron menciones de equipos, jugadores y algunos otros elementos balompédicos más; inclusive la trama de algunos episodios giró completamente en torno al deporte que tanto nos apasiona. De tal forma, decidí dedicar la presente columna al tema del futbol presente en las producciones de Gómez Bolaños, con el fin de enterar al estimado lector al respecto; hallará interesantes algunas curiosidades desconocidas en nuestro medio, como por ejemplo la referencia a un guardameta costarricense en uno de los programas, así como el hecho de que en su infancia ‘el pequeño Shakespeare latinoamericano’ fue dirigido por un entrenador tico…
Precisamente inicio con ese último dato. En la educación primaria Roberto tuvo como profesor de educación física en el Instituto de México a Rodolfo Butch Muñoz, exfutbolista del Orión FC quien en 1935 se había convertido en uno de los primeros jugadores de nuestro país en ser contratado en el balompié azteca. Butch, aún miembro del RC España, apreció condiciones en su pupilo y lo llevó a integrarse a las divisiones inferiores del Marte, un cuadro capitalino cuyo primer equipo actuaba en la división de honor de México. Sin embargo la escasa corpulencia de Chespirito terminaría por decretar el fin a su sueño de ser futbolista profesional, enhorabuena, pues el destino le tendría mayores y mejores planes… Pese a no haber trascendido, el actor siempre atesoró su debut en el balompié de categoría menor, tal como lo recordó de forma jocosa en febrero anterior: “Fui invitado a jugar en las fuerzas infantiles del fútbol. Mi primer preliminar fue en partido nocturno. Aquel encuentro fue con el poderoso España al que derrotamos por uno a cero, mediante gol que yo tuve la fortuna de anotar. Y puedo asegurar que en el transcurso de mi vida he tenido la suerte de experimentar las grandes satisfacciones que producen los aplausos, pero pocas como aquella en que fui aplaudido al tiempo que aspiraba el insuperable aroma que se desprende de un césped cuando es acariciado por los tacos de 44 zapatos de fútbol.” (1)
Pupilo y maestro. Roberto Gómez Bolaños disfrutó de un grato reencuentro a principios de la década anterior, cuando se reunió con Rodolfo Butch Muñoz, quien fuera su director técnico 60 años atrás. (Cortesía de doña Aurora Reyes para el periodista e historiador Carlos Calderón)
Otro actor ligado al balompié antes de darse a conocer en la ‘pantalla chica’ fue Carlos Villagrán. Quien interpretaría a Quico laboró como fotógrafo del diario El Heraldo, profesión que le permitió incursionar en importantes eventos deportivos como el Campeonato Mundial México 70. En aquella edición del certamen, que coronaría a la Selección de Brasil con su tercer cetro, Villagrán tuvo la oportunidad de recoger las mejores imágenes de la Verdeamarelha. “Vi jugar al mejor equipo de la historia del fútbol. Aún recuerdo a Pelé, Tostão, Rivellino, Jairzinho, Clodoaldo y Carlos Alberto. Era un equipo increíble”, (2) afirmaría años después a La Tercera de Chile.
Propiamente en el programa El Chavo del Ocho, eran recurrentes y graciosas las bromas en las que a una conversación ajena al deporte de marras irremediablemente se le añadían tintes futboleros. Así, cuando el Chavo y Quico se disponían a jugar a los atropellados, el hijo de doña Florinda afirmó: “-Que yo era de la Cruz Roja”, a lo que el niño huérfano ripostó: “-y yo del Cruz Azul”. En el juicio que se llevó a cabo luego de que el Chavo atropellara al gato de Quico, por su parte, don Ramón del modo más altruista acudió en apoyo de su amigo acusado, por lo que señaló: “-Yo soy la defensa”, y aquel le refutó: “-¡Si no es fútbol!” Y como tercer ejemplo, cuando don Ramón consigue su empleo de repartidor de leña en bicicleta (¡y decían que no trabajaba!), el Chavo afirmó que el papá de la Chilindrina parecía futbolista porque nada más salía a repartir leña…
Godínez, por su parte, aportó dos joyitas a la hora de responderle al Profesor Jirafales en la escuela: cuando la lección trataba de la civilización indígena de los Aztecas, el enamorado de doña Florinda preguntó “-¿Cuál era la principal actividad del Azteca?”, y el simpático y despistado niño afirmó “-Los partidos de fútbol.” Finalmente, ante la pregunta “-¿Saben lo que es el Cósmos?” en clase de astronomía, respondió “-Un equipo de fútbol donde jugaba Pelé.” En cuanto a Quico, quien disputaba una partida de ping pong contra el Chavo, luego de que Ñoño –que fungía de réferi- expulsó al Chavo, el del traje de marinerito dijo: “lo malo es que hay equipos que se crecen con un hombre menos…”
En cuanto a la escenografía, y de acuerdo a la costumbre de los aficionados desde aún antes de esa época, era común observar banderines en la vivienda de don Ramón; los había de varios clubes aztecas y también de las selecciones mundialistas que incursionaron en México 70. Asimismo, en el episodio en el que el mismo Monchito se encargó de suplir al peluquero, en las paredes del local había pegados algunos pósteres de equipos y jugadores de fútbol. Por otra parte, en los diálogos -obra de Gómez Bolaños- algunas veces se aprovechaba para emitir una crítica a árbitros, comentaristas y locutores, los cuales no rendían en forma proporcional con el nivel que sí exhibían los jugadores de la liga local; aquel criterio era compartido por prácticamente todos los aficionados. Quizás la mejor forma de ejemplificar este punto corresponde a la hiperbólica actitud de Quico, quien prefería “escuchar” la trasmisión radial de un partido sin volumen porque “el locutor le caía gordo”…
Banderines y pósteres. En la casa de don Ramón (izquierda) era habitual observar banderines de equipos y Selecciones de fútbol. Mientras Quico sostenía unos cables con corriente eléctrica, atrás se aprecia un par de banderines, uno de Bélgica y el otro de El Salvador. La otra imagen muestra al fondo un póster del jugador de Chivas, Ricardo Snoopy Pérez, en el local de la peluquería donde trabajó don Ramón.
En otras ocasiones la crítica era algo más dirigida; así, en un par de oportunidades la mofa recayó en el conjunto del Atlante, y otra más en el Monterrey. En el episodio de El Chavo en que los protagonistas conversan y conocen las predilecciones futbolísticas de los demás, don Ramón le pregunta a doña Florinda que “a cuál equipo le va”, y como respuesta recibe una cachetada, por lo que Valdez replica: “-Al Atlante.” Asimismo, en un capítulo de Los Chifladitos aparecido en 1988, Chaparrón dialoga con Lucas y le indica que “a los futbolistas brasileños ‘usados’ se les da una manita de pintura y se les pone a jugar con el Atlante”. La vez en que es criticado el cuadro regiomontano (1975) corresponde a la escopeta que el padre de la Chilindrina pretende ir a empeñar al Monte de Piedad; afirma que es de Monterrey, y por tanto no dispara, en alusión a la baja en el poderío ofensivo de los Rayados, que tras una temporada en la que habían sido el club más goleador del torneo (74-75) en la siguiente campaña adolecían una falta de gol que, sin embargo, luego solucionarían y lograrían clasificar a playoffs. En cuanto a las menciones en contra de los atlantistas, cabe señalar que históricamente ese equipo y el América (en vida el favorito de Gómez Bolaños) han sostenido una gran rivalidad, calificada por algunos como más encarnizada que la existente en el duelo Águilas–Chivas. Aunque también hay que considerar lo contraproducente que habría sido emitir tales comentarios mordaces en contra del Guadalajara, un club con numerosa afición en México; Chespirito era un genio en ese sentido, así que no es descabellado pensar que supo visualizar tal aspecto para evitarlo.
La famosa frase de ‘Ron Damón’, “yo le voy al Necaxa”, en realidad ha sido malinterpretada durante todos estos años, y para sorpresa del atento lector, ni siquiera hay seguridad de que en el programa el muy querido Monchito fuera seguidor de los Rayos necaxistas. Me explico: el club en el que hace unos años jugaron Hernán Medford y luego Alonso Solís, palidecía una difícil situación económica a finales de los sesenta, por lo que en 1971 fue vendido a unos empresarios españoles quienes entre las primeras medidas adoptadas decidieron cambiarle el nombre por Atlético Español. Gran parte de su afición, en rechazo a la decisión de la nueva directiva, prefirió dejar de apoyar al nuevo elenco, pues sus seguidores le eran fieles al Necaxa, no al “impostor”, que por cierto, en su primera temporada terminaría en la penúltima posición de la tabla general, y debió disputar un repechaje para evitar el descenso. De ahí que en el sketch en el que Ramón Valdez y Gómez Bolaños personifican respectivamente a don Quijote de la Mancha y Sancho Panza, luego de la “paliza” sufrida por el Ingenioso Hidalgo a manos de unos ‘gigantes con cara de molinos’, su escudero afirma: “con razón lo apalean, es del Atlético Español.”
Pero volviendo a don Ramón y su frase célebre, como prueba de mi argumento acudo al episodio en el que conversa de fútbol con el Señor Barriga: cuando este le pregunta cuál es el equipo de su predilección, responde que el Guadalajara, mas rectifica e indica que es el América (“al Guadalajara le iba yo cuando era el gran campeón”, afirmó en alusión al intratable Rebaño que había conquistado cinco ligas en la década anterior), hasta finalmente apelar a uno de sus muchos ardides para evitar pagar la renta, y primero le pregunta a su casero que a quién le va él; luego vendría la porra “¡Monterrey, Monterrey, ra ra ra!” En realidad, “yo le voy al Necaxa” tenía un sentido no futbolero, (aunque tal como se explicó, nació del tema balompédico) se refería más bien a una cuestión de orgullo y si se quiere, hombría, pues era común escuchar tal sentencia en contextos en los que se ponía en duda la masculinidad de don Ramón.
Empedernido americanista. Uno de los personajes que mostró mayor afición al América y, al mismo tiempo, “antiatlantismo”, fue el de Chaparrón Bonaparte en Los Chifladitos. En la imagen aparece el lunático portando una camiseta de las Águilas. (Tomada del sitio forumchaves.com)
Similar ocurre con el Profesor Jirafales y su aparente afición a los Pumas de la UNAM, incluso todos lo recordamos entonando con doña Florinda la porra oficial del cuadro felino; sin embargo, cuando acude a don Ramón para que lo aconseje en su tarea de declararle su amor a la madre de Quico, ‘Ronda’ toma el asunto en otro sentido y responde su típico ‘yo le voy al Necaxa’ (confirmando lo señalado anteriormente), y el educador riposta “Y yo al América pero no vine a hablar de fútbol.” Debido a que el programa debía estar actualizándose, Chespirito modificó varias veces los diálogos en los capítulos que se reeditaron a través de los años, de tal forma es difícil afirmar con certeza que los personajes tenían un equipo favorito fijo.
Con respecto a los jugadores mencionados en los programas, hay una larga lista en la que destaca Enrique Borja, goleador recién llegado al América, pero con un pasado en la misma UNAM; de hecho, en 1969 había arribado a nuestro país vistiendo los colores del conjunto universitario en una gira en la que encajó sendos 0-3 de parte del Deportivo Saprissa y del CS Herediano. “Borja, un fraude en grande”, (3) señaló en aquel entonces la revista nacional Sol y Sombra, pues el atacante se había presentado aquí precedido de una gran fama como romperredes pero finalmente no pudo marcar una sola anotación; la crítica azteca, por su parte, fue aun más fuerte con el que sería ídolo del Chavito. Sin embargo tres años más tarde el dos veces mundialista –anotador de un gol a Francia en Inglaterra 66- nos vacunaría a los ticos, como se dice en el argot futbolístico, y nos infligiría un hat-trick en un amistoso que México vencería 3-1 a Costa Rica en el DF. Otras figuras referenciadas en los diálogos de Chespirito fueron Raúl Willy Gómez, Javier Kalimán Guzmán, Mario Pichojos Pérez, el chileno Carlos Reinoso, Leonardo Cuéllar y Hugo Sánchez, todos ellos los predilectos de Quico y el Chavo a la hora de escoger un jugador de campo.
Goleador mundial. En febrero de 1969 Enrique Borja fue incluido en el top 20 de los mejores futbolistas del mundo de 1968. Sin embargo el azteca se presentaría en Costa Rica dos meses después y terminaría decepcionando. (Tomada de Sol y Sombra)
En cuanto a los guardametas, varios nombres aparecieron sobre la palestra cuando la nueva vecina, Gloria, buscaba a alguien en la portería de la vecindad pero la encontró vacía, y Quico la contradijo: “¡estaba el Cuate Calderón!” Se refería a Ignacio Calderón, arquero del Tri en México 70 y sucesor del gran Antonio la Tota Carbajal. También fueron mencionados esa vez y en otro episodio Héctor Brambila, Prudencio el Pajarito Cortés, el polaco Jan Gomola, Miguel el Gato Marín (argentino) y Rafael Puente, este último, actual comentarista de ESPN.
Ignacio Nacho Trelles es comparado con don Ramón cuando este les enseña a los niños cómo ‘hacer tiempo’ y envía el balón lejos del patio. La similitud radica en el hecho de que Trelles, en aquel entonces director técnico, era conocido en México como un experto para practicar la maña, ese argumento tan latino, criticado por muchos, defendido por otros; de hecho, en 1955, al mando del Zacatepec y con el cancerbero tico Evaristo Murillo en su plantel, ordenaba dejar crecer el zacate del campo local, y poco antes de los encuentros mandaba a regar la gramilla, lo cual, aunado al calor propio de la zona, generaba una humedad insoportable para los rivales, que no pudieron evitar que llevara de tal forma al título a los Cañeros.
Referenciados en El Chavo del Ocho. Era común mencionar personajes del fútbol azteca en los programas de Chespirito; estos son algunos cuyos nombres aparecieron, de izquierda a derecha, arriba: Enrique Borja, Willy Gómez, Kalimán Guzmán, Pichojos Pérez y Leonardo Cuéllar. Abajo, en el mismo orden: Carlos Reinoso, Hugo Sánchez, el Cuate Calderón, el Gato Marín y Nacho Trelles.
Los hombres de negro -en aquellos tiempos en los que sí vestían de negro- también aparecieron en las producciones televisivas de Chespirito. El juez de línea Joaquín Urrea es mencionado por Quico cuando observan un partido en el televisor de su casa y un gol es anulado por “el abanderado”. El mismo Urrea aparece junto a otro línea, Patricio Molina, y el juez central Arturo Yamasaki, peruano nacionalizado mexicano que arbitró en tres Copas del Mundo, en la película El Chanfle. Silbato Yamasaki, mote con el que se conoció al réferi, apareció en la película como responsable de convertir en penales los piscinazos o clavados que hábilmente se inventaba Carlos Villagrán en los 16, 50 reglamentarios. Asimismo, justamente ese mote es asignado al karateka contra el que se enfrenta el Chapulín Colorado en un capítulo en el cual acude a ayudar a Florinda Meza en la personificación de una joven japonesa.
Récord de taquillas. La imagen muestra el afiche de la película El Chanfle, estrenada en 1978 y que contaba con la participación de todo el elenco de Chespirito. La producción incluía escenas filmadas en el Estadio Azteca, sede del América. En 1982 aparecería la siguiente versión, El Chanfle 2. (Tomada del sitio cuadernosdefutbol)
El famoso narrador mexicano Ángel Fernández también interviene en 1978 en El Chanfle, una producción de la pantalla grande que rompió todos los récords de taquillas establecidos hasta entonces en aquella nación. Con respecto a futbolistas internacionales son mencionados Pelé, Franz Beckenbauer y Diego Armando Maradona, mientras que aparecen dos referencias a hechos futbolísticos que merecen ser explicados; en la fiesta de la buena vecindad los niños presentan una obra teatral, y se dice que ellos que “son el futuro de México”, entonces don Ramón con preocupación advierte en el episodio de 1974: “ya estuvo que volvimos a perder en Haití”; y posterior a 1978 lo que afirma es: “ya estuvo que volvimos a perder con Túnez.” En el primer caso se refiere a la dolorosa eliminación del seleccionado azteca en diciembre de 1973 en territorio haitiano, donde no pudo imponerse en la hexagonal final de la CONCACAF e incluso encajó una goleada de 0-4 contra Trinidad y Tobago; “Ratones verdes” serían llamados por su propia prensa aquellos jugadores mexicanos que no lograron obtener el boleto del área para Alemania 74. Cinco años después el enorme papelón correspondería a la derrota 1-3 ante Túnez en el debut azteca en el Mundial Argentina 78, cita en la que se esperaba más del equipo de Cuéllar y Hugol, pero cosechó una caída ante los tunecinos, en la primera ocasión que una selección africana triunfaba en una Copa del Mundo.
Finalmente, hay un episodio de los sketches paródicos de Roberto Gómez Bolaños que involucra a un guardameta costarricense, mas lamentablemente el episodio no es del conocimiento de todos los ticos. Sucedió en 1990, posterior a nuestra primera participación en un Campeonato Mundial en Italia 90, justa futbolística en la que el planeta conoció a nuestro ‘Conejo de la Suerte’, Luis Gabelo Conejo Jiménez, quien con intervenciones increíbles se convirtió en uno de los mejores cancerberos del torneo, de hecho, la revista France Football lo designó el mejor en su puesto en aquel verano italiano. Pues bien, en el capítulo televisivo en cuestión, Chespirito interpreta a Guillermo Tell, el más eficiente exponente con el arco y la flecha, según la leyenda medieval que cuenta que se le exigió demostrar su gran puntería acertando su tiro en una manzana colocada en la cabeza de su propio hijo; este (María Antonieta de las Nieves en un papel masculino, como hizo otras veces) instantes previos lo alaba diciendo: “-¡él es el mejor arquero del mundo!” Y Tell lo refuta: “-No, no, el mejor arquero del mundo no, hay mucho mejores arqueros; recuerda el Mundial: el de Costa Rica, el de Brasil, el de Italia, el de Argentina…” (4)
LINK DEL VÍDEO: https://www.youtube.com/watch?v=dzPPjpw1If8
Referencia a Gabelo. Atención a partir del minuto 5’50; Roberto Gómez Bolaños incluyó en el diálogo de su parodia del legendario Guillermo Tell, una referencia al guardameta costarricense Luis Gabelo Conejo.
Roberto Gómez Bolaños, un apasionado del fútbol que durante décadas nos hizo reír. En el episodio en el que el Chavo del Ocho abandona la vecindad, en un improvisado equipaje recoge sus únicas pertenencias: un balero, una resortera, una revista del Chapulín Colorado y una pieza de pan; qué poquito necesitó para adueñarse del corazón de toda una América Latina que hoy le agradece enormemente, y que en el futuro, cada vez que se mencione a Enrique Borja, recordará siempre al niño huérfano y pobre que quería ser como el delantero del América. ¡Muchas gracias, Chespirito, por enseñarnos a querer el futbol!
Agradecimiento a Álvaro Campos y Carlos Méndez, quienes aportaron material e información para esta publicación.
Citas textuales:
(1) Panorama de Venezuela. 21 de febrero de 2014.
(2) El Comercio de Perú. 28 de noviembre de 2014.
(3) Sol y Sombra. 12 de abril de 1969.
(4) Transcripción del diálogo, tomada de You Tube. Vídeo subido en 2011 por CLASICOTVSLRC.
*La imagen de portada fue tomada de terra; la de Gabelo Conejo, de Vuelta en U; las del collage de futbolistas, de clubamericanista.com, futbolpicantes.com, anotandofutbol.blogspot, Revista Fútbol, lospumasunam.com, theranking.com, enelareachica.com, martiperarnau.com, am.com, Diario Esto; y la final de Chespirito, del Twitter de Ronaldinho Gaúcho.