
Puerto Rico necesita una liga de fútbol profesional. Eso no es algo nuevo ni debería ser una afirmación controversial, llevo años abogando porque finalmente se trabaje hacia ese propósito. No obstante, parece ser que por una u otra razón, nadie del liderato de los afiliados a la Federación Puertorriqueña de Fútbol (FPF) desea trabajar hacia ese punto. Por un lado, a algunos no les conviene, y otros simplemente no tienen los recursos para poder emprender en un proyecto profesional.
Siempre se habla de los talentosos jugadores que tenemos en la Isla, pero ¿y que es lo que le pasa a esos talentos? ¿Por qué nuestra Selección es de las peores de la región si tan buenos son nuestros talentos? De nada vale invertir en desarollar las selecciones Sub15, y Sub17, si esos jugadores no tienen una liga profesional donde poder enfocarse.
Hablemos sin tapujos. A los 17 años los jugadores tienen 1 de 2 opciones, o se van a estudiar a la universidad, sea en la Isla o en el continente, o buscan un empleo para poder sobrevivir. No hay manera de retener esos talentos pasado los 20 años, a menos que sean de una familia privilegiada que les permita jugar al fútbol sin preocuparse por sus finanzas, sin que estos sean jugadores profesionales.
Seamos honestos con nosotros mismos. Puerto Rico es grande en otros deportes, pero en el fútbol no. Aquí no están viniendo busca talentos del primer mundo del fútbol, y nuestros jugadores que deseen irse al exterior a jugar profesional tienen que poder pagarse sus estadías hasta que logren caer en un equipo profesional. El jugador boricua nacido y desarollado en la Isla está en desventaja frente a nuestros boricuas nacidos y desarollados en uno de los Estados.
Mientras esta es nuestra realidad, tenemos un liderato federativo que sigue desarollando una base que, cuando llega a una edad, se desaparece porque no tiene hacia donde mirar. ¿Quienes son los heroes de esta generación? ¿Las estrellas que nuestros chicos quieren emular? Esta generación de jugadores no se acuerda de Alexis Rivera, ni Marco Vélez, ni Noah Delgado; Héctor «Pito» Ramos ya está en el ocaso de su carrera, le queda todavía pero en los próximos años ya el tiempo le pasará factura y ya ni a la Selección lo convocan.
Los Puerto Rico Islanders FC son una memoria distante para esta generación que no sabe lo que es ir a un estadio con 7 o 10 mil personas; y cuando eran partido de Liga de Campeones contra los mexicanos ver un Loubriel lleno serán noches inolvidables para mi.
Yo crecí con fútbol profesional en mi Isla. Yo crecí viendo a los Islanders, viendo a River Plate Ponce, a Sevilla Puerto Rico, a Leones FC Ponce, al Bayamón FC, Mayaguez FC, al Atlético San Juan, a la Academia Quintana, a estos equipos en sus facetas profesionales. Esta generación no tiene esas memorias, no tienen hacia donde aspirar.
Por eso solo tienen 2 opciones; y la vida pasa la factura tarde que temprano. Una Liga Profesional, que no sea administrada por la FPF, permite que estos jugadores talentosos puedan escoger trabajar y dedicarse al fútbol. La FPF si tiene un rol que tiene que hacer, el de no solo ser facilitadora, sino que debe ser la que fiscalize y cree los requisitos y reglamentos que esa liga debe seguir.
¿Queremos que nuestros talentos puedan desarollarse aquí, o queremos que se pierdan? Si es la primera, necesitamos que la FPF deje de ser un estorbo y permita aquellos con la experiencia y el dinero para lanzar una liga profesional a que la hagan. Mientras, seguiremos jugando por jugar, seguiremos jugando por amor al deporte. El amor es bonito y necesario, pero de amor no se vive.