Desde el pasado sábado he pensado en mil diferentes maneras de como escribir esta columna sobre la actualidad de la Selección Nacional de Fútbol de Puerto Rico. Me he tomado estos días para intentar brindar una opinión lo más objetiva posible, tomando en cuenta una gama de factores y de voces.
En su más reciente columna, el ex Secretario General de la FPF, Frankie Gautier, lanzó fuertes críticas hacia el Sr. Amado Guevara por su atinado comentario de que Martinica es un equipo superior al de Puerto Rico. Gautier usa la cifra de habitantes de la isla vecina para concluir que Puerto Rico debe tener jugadores más capacitados que Martinica, y que esa islita que ni es miembro de FIFA se ha desarollado más que Puerto Rico. En parte tiene razón, pero no en su perspectiva total y una media verdad no hace una verdad sino un error.
La población de una isla es irrelevante en cuanto a su desarollo. Particularmente en las islas francesas, puesto a que su vínculo con Francia y su ciudadanía les permite un fácil acceso a los recursos que ofrecen en Francia.
Tuve la oportunidad de preguntarle al técnico de Martinica el pasado sábado sobre el vínculo con Francia. Patrick Cavelan confirmó que «Martinica tiene un estilo de juego entre el fútbol euro de Francia pero que no es lo mismo que la selección de Francia».
Entiendo que esa ha sido la clave del crecimiento de Martinica, que ha ido de la mano del desarollo constante que ha trabajado Francia desde la metrópolis hacia sus Departamentos de Ultramar. Algo que en Puerto Rico no ha ocurrido, puesto que el fútbol estadounidense no ha tenido inherencia directa en el de la isla como con la relación entre Francia y Martinica.
El señalar al técnico Amado Guevara por reconocer que Martinica fue un hueso duro de roer sin contextualizar es un fallo en su analisis.
Por otro lado, hay que señalar que la Selección carece de elementos que aporten a llevar a dar un salto de calidad como el que han dado selecciones como Martinica o la misma República Dominicana. El Sr. Amado Guevara no está para formar jugadores. Ese trabajo recae sobre los clubes. ¿Que existen críticas sobre porque X jugador sobre otro? Siempre las habido y seguirán ocurriendo. Al final del día quien escoge y determina que jugador gusta más es el entrenador.
Pero la verdad es que la Selección carece de dos elementos claves. Un jugador que sea dominante en las transiciones del partido en el medio campo, y de medio campos que recuperen el balón y abran los espacios para permitirle a los delanteros concretar.
El único que lograba hacer este tipo de trabajo lo fue Alex Oikkonen en la primera mitad. Para el olvido debe ser todas las oportunidades que tuvo el juvenil Luis Cosme a la par de Oikkonen. Pero Oikkonen no es un contención, y es ahí donde carecemos. Sin un contención que haga el trabajo de recuperar los balones, que pueda irse cuerpo con cuerpo ante jugadores corpulentos como los de Martinica no podemos esperar dominar el ritmo del partido.
¿Por que este trabajo es esencial? Porque si no se puede recuperar el balón en medio campo, no se pueden crear transiciones efectivas, no importa si tienes a Luis Suarez o Antoine Griezmann, los delanteros no encontrarán los espacios claves para definir correctamente.
Puerto Rico tuvo todas las de ganar el partido del sábado pasado a pesar de las carencias que tiene la Selección. La experiencia de jugadores como Jackie Marrero, Jeremy Hall, Shawn Barry y otros mantuvieron a la Selección boricua a flote y a Martiníca contra las cuerdas los últimos 30 minutos del partido. Se ve progreso, y a pesar de que a mi juicio los cambios tácticos tardaron, no podemos exigirle perfección a un técnico que no lleva en el banquillo ni 6 meses y todavía está afinando su maquinaria.
A quien se le debe exigir es la Federación Puertorriqueña de Fútbol, pero a última instancias se debe exigir a los clubes que tomen con seriedad sus procesos e inviertan en mejorar el desarollo de sus jugadores. Muchos están recostados de las migajas que recogen y no buscan invertir ni progresar. Estos son los mismos que siguen apoyando la misma mediocridad, y critican todo lo que se llame progreso.