El fútbol de Puerto Rico no empezó en el 2004, por más que quieran afirmarlo algunos de los compañeros de prensa deportiva del país.
Recientemente estuve observando una conversación en Twitter comenzada por el compañero Reimillan. Ciertamente el Estadio Juan Ramón Loubriel fue de beisbol por casi toda su existencia, pero sus vínculos históricos con el fútbol en Puerto Rico preceden a la llegada de los Puerto Rico Islanders FC como inquilinos permanentes en la instalación.
En el 1975 los Cosmos de Nueva York del Rey Pelé disputaron un amistoso ante la Selección Nacional de fútbol de Puerto Rico en el Estadio Juan Ramón Loubriel. Algunos de los usuarios de twitter que comentaban en la conversación diciendo que el fútbol en Puerto Rico era una fiebre y que el cambio del estadio a exclusivamente de fútbol era un capricho del alcalde de Bayamón, el Hon. Ramón Luis Rivera hijo, desconocen la historia futbolística de Puerto Rico.
Pero no les culpo el desconocimiento. Somos solo 2 historiadores del fútbol de Puerto Rico en la isla, 3 si incluyo al profesor Antonio Sotomayor PhD quien reside en los Estados Unidos. Los currículos en las escuelas públicas y privadas casi omiten la historia deportiva y cultural de Puerto Rico. No les culpo en desconocer que la Academia Quintana es el club más antiguo activo actualmente con más títulos en Puerto Rico, ni que el San Juan FC recibió en el 1921 el título de Real San Juan FC de parte del rey de España, ni que en el 1911 se disputó el primer partido oficial de un club en Puerto Rico. Tampoco les culpo de conocer quienes son Eduardo Ordoñez, y Augusto Ozorez, que jugaron para el Real Madrid CF, el Atlético de Madrid y el FC Barcelona respectivamente.
Tal vez es tiempo de que el fútbol de Puerto Rico comience a mirar su historia y empezar a defenderla. Podemos empezar honrando la memoria del único puertorriqueño que ha disputado partidos con el Real Madrid CF y el Atlético de Madrid, Eduardo Ordoñez.
¿No es tiempo de que nuestro estadio nacional lleve el nombre de un futbolista? Juan Ramón Loubriel fue un reconocido y querido volibolista, pero ni con beisbol ni ahora con fútbol el nombre ha tenido que ver con el deporte que alberga la instalación. Un primer paso para honrar la historia del fútbol de Puerto Rico debería ser vincular a nuestro estadio nacional con el nombre del futbolista puertorriqueño que más lejos a llegado, y que fue el primer técnico formal de nuestra selección nacional.
Cambiarle el nombre a Estadio Eduardo Ordoñez crearía la conversación que necesita el fútbol de Puerto Rico. Necesitamos aceptar nuestras raicez, necesitamos poder enseñarle a las generaciones que vienen subiendo que han habido puertorriqueños que se han puesto las playeras blancas y blanquirojas del Madrid y el Atleti; que el sueño fue posible para uno de los nuestros que nació en Puerto Rico y que regreso a la isla a dejar un legado no solo deportivo, sino que Ordoñez fue miembro de la facultad de la Universidad de Puerto Rico.
Una estatua de Eduardo Ordoñez, que cuando las futuras generaciones digan que van a ir a ver la Sele jugar al estadio, pregunten quien fue Ordoñez y nuestros juveniles puedan querer aspirar a ser el próximo Eduardo Ordoñez, el próximo Pito Ramos, el próximo Jackie Marrero, el próximo Cobre, el próximo Rafael Guerra, el próximo Mark Lugris, el próximo Augusto Ozorez, etc.
Es increible que en el Estadio Metropolitano de Madrid la memoria de Ordoñez ha sido inmortalizada y en su tierra natal muy pocos son los que conocen de su historia.
Tal vez sea algo que el Municipio de Bayamón no esté dispuesto hacer, pero de alguna manera tenemos que honrar a Ordoñez. Es la única manera de reclamar su memoria, su historia, que es nuestra historia. Es la manera más efectiva de enseñarle a las próximas generaciones que nuestra historia futbolística existe y que vale.