Lunes 25 de julio de 2016
Edwin R. Jusino | Desde la Tribuna
Recientemente la Federación Puertorriqueña de Fútbol (FPF) anunció con bombos y platillos el alza en la clasificación mundial de la FIFA. La selección nacional de Puerto Rico subió de la posición #172 a la #112, o a 4 posiciones de volver a estar en la posición donde estaban a la entrada de Eric Labrador a la presidencia de la FPF.
No obstante, la clasificación FIFA no refleja la realidad general de un programa de Selecciones Nacionales. El retorno de Puerto Rico a la posición de hace 5 a 6 años atrás no se debe a una planificación a largo plazo por parte de la FPF, sino al crecimiento individual de la Generación de Puebla, que ahora son el nucleo principal de nuestra Selección, y la entrada de más talento profesional a la selección. Es muy posible que despues de octubre estemos por encima de la posición #105, la más alta en nuestra historia reciente, no obstante ¿quienes son los que vienen a reemplazar a los actuales miembros de la Selección?
La realidad es que despues de la Sub20, que lamentablemente tuvo un desempeño inferior a lo que se esperaba, no hay una generación a la altura de la de Puebla. Dejemos algo claro, no es que no haya una camada de jugadores talentosos que puedan hacer lo que hizo Puebla, sino que no hay un norte en el programa de selecciones nacionales. Desde la partida de Jeaustin Campos en el 2013, el programa de selecciones nacionales ha estado a la deriva, pasando de entrenadores a entrenadores y ninguno estando más de un año al mando del programa (Avedissian a pesar de haber sido contratado en enero de 2015 no comenzó a dirigir hasta el segundo semestre del 2015).
Estamos al borde de clasificar a una Copa de Oro sin tener un técnico en propiedad desde el pasado mes de marzo. Si deseamos seguir cosechando triunfos no se puede seguir operando sin un mandamás al frente del programa de selecciones nacionales. En particular, la atención debe ser a las selecciones inferiores, que aunque tienen un técnico en propiedad, necesitan tener micro ciclos, visorías constantes y un programa científico de evaluación de cada uno de los jugadores. Es imperativo que se deje la improvisación, participar por participar.
La FPF estará recibiendo $1.5 millones anuales, que una porción es para pagar al seleccionador nacional. Por tanto no debe haber problemas fiscales como ocurrieron en el pasado. Necesitamos un técnico que tenga la capacidad de imponer un sistema que agrade, que gane y que sobre todo se pueda implantar a todas nuestras selecciones.