Esta semana ha surgido una controversia luego de una investigación de este medio en cuanto a alegaciones de violaciones al reglamento de la Liga Puerto Rico por parte de dos clubes, pero en particula el Puerto Rico Sol FC. Todo los lectores de esta columna, y de este medio, saben que no tenemos en estima al Puerto Rico Sol por razones diversas entre relaciones nebulosas con políticos estatales que han sido señalados por corrupción, contratos nebulosos, mal trato a jugadores, y otro sin número de razones tanto públicas como privadas.
No obstante, escribo esta columna para defender al Puerto Rico Sol, y todos aquellos jugadores estadounidenses que son considerados extranjeros por este reglamento, en este caso. La regla que estipula que un estadounidense o un descendiente de boricuas que haya nacido en Estados Unidos, que no haya vivido 2 años en la Isla, y no haya participado de ninguna de las selecciones nacional de Puerto Rico es discriminatoria y arcaica.
En términos legales, la ciudadanía estadounidense de la cual todos los que hemos nacido en Puerto Rico gozamos, es la que garantiza los derechos y privilegios que gozamos dentro de los confines federales de la Unión americana. Cuando un club de Puerto Rico, como lo hico recientemente el Metropolitan FA, sale a representar a Puerto Rico en una competición regional todos los jugadores puertorriqueños deben tener su pasaporte estadounidense. Dicho pasaporte es garantizado por su ciudadanía estadounidense.
Cuando Wilfredo Rivera fue fichado por el Orlando City de la Major League Soccer (MLS) no ocupó un espacio como extranjero sino como estadounidense. Lo mismo cuando Marco Vélez jugó en el Toronto FC canadiense en la misma liga. Tanto estadounidenses como canadienses disputan la MLS como locales; de la misma manera que un alemán puede jugar en España como comunitario y no como extranjero.
Estas acciones de federaciones de Puerto Rico discriminar contra aquellos estadounidenses no nacidos en la Isla data desde antes de los 1980’s amparada en la soberania deportiva de Puerto Rico. Sin embargo, la decisión judicial en el Tribunal de Apelaciones de Boston del caso David Ponce v. Basketball Federation of the Commonwealth of Puerto Rico de 1985 es el caso a nivel federal que avala la discriminación de los no nacidos en Puerto Rico. Ponce fue un estadounidense que fue hecho pasar como puertorriqueño y firmado por los Leones de Ponce en el Baloncesto Superior Nacional (BSN). En aquel tiempo el BSN era una liga operada por la Federación de Baloncesto, exactamente la misma situación de la Liga Puerto Rico.
El argumento de Ponce, cuando se descubre que no cumplía con los requisitos del BSN para participar fue demandar a la liga estipulando que el reglamento era discriminatorio contra todo aquel ciudadano estadounidense que no hubiera nacido o residido por más de 2 años en la Isla. El tribunal federal en San Juan estuvo de acuerdo, pero el Circuito de Apelaciones de Boston dijo que no había suficiente «State Action» para que hubiese jurisdicción sobre el asunto.
La razón por la cual existía ese reglamento es porque, al los puertorriqueños tener la ciudadanía estadounidense, se tenía un miedo por otras federaciones afiliadas a la FIBA de que estadounidenses representaran a Puerto Rico en vez de puertorriqueños. Esta es la razón por la cual aquellos miembros de la Selección Nacional boricua que trajeron de Nueva York, la generación de los Nuyoricans, tuvieron que mudarse a Puerto Rico y jugar en el BSN para ser elegibles a la Selección.
El BSN y el deporte puertorriqueño e internacional ha cambiado desde entonces, pero persiste la jurisprudencia a nivel federal que permite este tipo de reglamentos arcaicos y discriminatorios. El hecho de que una decisión judicial exista no significa que no sea discriminatoria, véase los Casos Insulares o Plessy v. Ferguson.
Si la Liga Puerto Rico pretende ser la Liga de mayor nivel en la Isla debe entonces abrirse a que entre más talento a su torneo. Es más económico traer un jugador estadounidense, que te ahorra el trámita de visado, que un jugador de otro país. Además, actualmente no hay ni un solo jugador que represente a Puerto Rico en la Selección Nacional que esté activo en la Liga Puerto Rico. Todos están activos en ligas de mayor nivel fuera de Puerto Rico.
Entonces, ¿para que sirve esa disposición del reglamento? Si queremos que el fútbol local suba su nivel se necesita subir trayendo jugadores de mejor calidad. Estoy de acuerdo en limitar el cupo de extranjeros, pero se tiene que enmendar ese reglamento para que se especifique que extranjero es todo aquel jugador que no tenga ni ciudadanía ni estatus de residente permanente de los Estados Unidos. Entiéndase que un extranjero sea todo aquel que se le necesite tramitar una visa de trabajo para poder jugar legalmente en Puerto Rico.