Lunes 11 de noviembre de 2013
Esteban Guevara/FBNET
Alajuelense borró a Saprissa con un 3-0 inobjetable
No hubo segunda parte del “Clásico del siglo”. Quienes aplaudimos el espectáculo exhibido hace 49 días por las dos más grandes instituciones futbolísticas de Costa Rica, ayer nos quedamos con las ganas de volver a saborear un duelo abierto de ida y vuelta que al final sumara la extraordinaria cuota de ocho goles. Pese a que el escenario de la contienda disputada volvió a ser el mismo del 22 de setiembre, y que los actores que saltaron al campo hace poco más de 24 horas representaron el 71% de los mismos 28 que aplaudimos en la fecha de marras (ayer repitieron 20 de esos futbolistas), esta vez el desenlace fue muy diferente.
Por supuesto no puede obviarse el hecho de que, a tres fechas de concluir la fase de clasificación del torneo nacional, la Liga Deportiva Alajuelense y el Deportivo Saprissa iban a presentarse a la gramilla del Estadio Nacional con un poco de precaución y algo de presión, condiciones muy diferentes a cuando se enfrentaron en la jornada nueve. Asimismo, y sin pecar de conformistas, había que aceptar que un juego como el trepidante 4 a 4 que antecedió este clásico, difícilmente se iba a repetir. Sin embargo, a sabiendas de tales aspectos, siempre existía la posibilidad de poder contemplar un enfrentamiento en el que prevaleciera la ofensiva como claro indicador del deseo del triunfo por parte de ambos banquillos, los cuales urgían de los tres puntos para tratar de dar caza al líder y monarca nacional, Club Sport Herediano; desafortunadamente solo los rojinegros hicieron lo requerido para lograrlo.
El cuadro morado no dio pelea y fue fácilmente superado por su enconado rival. Pocas veces un “derby” de estos se resuelve de forma tan categórica e inobjetable. A diferencia del 0-3 que le infligieron los florenses a Saprissa hace una semana en el Rosabal Cordero, en el que el abultado marcador no reflejó lo sucedido en la ciudad de las flores, el partido de ayer no da pie al menor cuestionamiento sobre la superioridad manuda. Tanto las declaraciones de los jugadores saprissistas, como de su cuerpo técnico, e incluso de la mayoría de sus seguidores, así lo demuestran. “Fueron superiores”, parece ser la frase de consenso en las huestes tibaseñas…
¿Por qué hubo un combate en el que solo un contendiente trató de noquear a su homólogo? A criterio de quien escribe estas líneas, el de ayer fue un clásico de contrastes, como reza el título de la presente columna. En una esquina del ring se presentó un equipo alajuelense en alzada, un cuadro que si bien aún no alcanza su clímax de rendimiento -lo cual quedó en evidencia con la derrota 0-2 ante el actual líder rojiamarillo-, mejoró notablemente su fortaleza motivacional tras eliminar al América mexicano en el propio Estadio Azteca hace poco. El de hoy es un club que subió considerablemente sus acciones de cara a la misión de pelearle el título al Herediano, principal favorito del certamen.
En la otra esquina, por su parte, tomó lugar un conjunto saprissista que cada vez más aumenta seriamente las dudas de cara a las semifinales del campeonato. A diferencia del campeón de copa, líder durante 13 jornadas e imbatible en igual cantidad de juegos, la actual divisa morada corresponde a un equipo al que la presión que ejerce la falta de cetros de liga le está afectando como nunca antes. Luego de perder su invicto en octubre frente a la AD Carmelita de Guillerme Farinha, salió a flote la mencionada disconformidad de los parciales morados, quienes lejos de tranquilizarse por sufrir apenas la primera derrota del torneo, esa vez más bien empezaron a cuestionar la continuidad de Ronald González al frente del club. Aquella fue señal clara de la poca tolerancia que habrá en Saprissa si no se logra el ansiado título a final de año, lo cual genera actualmente la enorme presión de la que me refiero.
Clásico de contrastes… El minuto 19 de cada etapa reflejó lo disímil que fue el encuentro: a los 19 minutos de iniciado el juego, el Deportivo Saprissa no había efectuado aún ni un solo remate a la portería de Patrick Pemberton; para ese momento Alajuelense ya había hecho cinco disparos a marco y uno de ellos se había traducido en el 1-0 conseguido por el capitán manudo Porfirio López. En la segunda parte, al mismo minuto 19, González agotó sus tres cambios al enviar a David Guzmán (por Deyver Vega) a marcar en el mediocampo, justo cuando Óscar Ramírez aún no había realizado ni una variante; no había necesitado hacerlo el Machillo, que con el partido sentenciado 3-0 observaba relajadamente el desarrollo del duelo… Definitivamente un clásico de contrastes hubo ayer en La Sabana…
Sin querer hacer leña del árbol caído, el resultado de este domingo carga de motivación a las tiendas alajuelenses de cara a lo que viene, mientras que en la acera de enfrente reina la preocupación ante el futuro cercano. Los rojinegros desplazaron a los tibaseños del segundo puesto en la tabla de posiciones, ello significa que de concluir así la etapa clasificatoria, ambos cuadros se toparían en semifinales en una serie en la que la mal llamada “ventaja deportiva” favorecería a los primeros, quienes además han propinado un importante golpe de autoridad con tan contundente 3-0. Como único argumento favorable al que puedan apelar los morados habría que rescatar el factor impredecible que existe en el fútbol; “No se repartan nada mientras el Saprissa esté vivo”, dicta la vieja sentencia de Don Jorge Guillén, la cual podría ser la frase de guerra que cargue las baterías saprissistas en la eventual antesala a la definición del campeonato.
Habrá que esperar qué sucede en las próximas semanas para confirmar si realmente tendremos una tercera y una cuarta parte de un clásico que en su primera parte cautivó, pero en su segunda, ayer, dejó la sensación de carecer de niveles similares entre sus contendientes… Clásico de contrastes, el de ayer.