Para entender la actualidad del deporte rey o el fútbol de asociación, y de su pasado cercano en Puerto Rico, se tiene que estudiar de cerca las raíces y el desarrollo de este en el pasado “lejano”. Existen debates de donde se originó el fútbol, si en Inglaterra según una macabra leyenda cuando soldados ingleses comenzaron a patear una cabeza de un soldado enemigo1, o si en la antigüedad oriental bajo la dinastía Han (conocido como el Tsu’ Chu),2 lo que si estamos seguros es que quienes lo importaron y desarrollaron en Puerto Rico fueron los españoles, irlandeses y otros cuyo trasfondo es uno netamente europeo”,3 pero que no fueron ingleses propiamente.4
Para el profesor Antonio de Sotomayor, en su ensayo “Caribbean Soccer: Hispanoamericanismo and the Identity Politics of Fútbol in Puerto Rico, 1898-1920’s”, “los argumentos de la dinamica politica compleja de resistencia”5 ante la americanizacion no son correctos.
‘The fact that a group of Irish and Scottish-Americans played soccer in Puerto Rico evidences the complex dynamics of identity politics of sport in Puerto Rico. It is not historically accurate to draw sharp identity lines between sports, e.g. baseball = American, soccer = Spaniards/ Puerto Ricans. Irish/Scottish American soccer players identified outside the prevalent Anglo-Saxon American counterparts by naming their team “Celtics”.’6
El argumento de Sotomayor contrasta directamente al argumento provisto por el profesor Luis Reinaldo Álvarez y el periodista Tony Lorenti quienes plantearon en su obra, Futbol Puertorriqueño (Crónicas de alegrías, sueños y desencantos), y en el posterior ensayo de Álvarez, “Fútbol e Identidad Puertorriqueña”,7 que el fútbol fue vinculado como un deporte extranjero a la realidad impuesta por las autoridades estadounidenses en la isla por lo que sirvió como una trinchera de resistencia cultural ante el proceso de americanización:
El futbol llegaba así a sus primeros nueve años con una organización fundamentada en clubes deportivos que se creaban para la práctica y la promoción de deportes como el baloncesto, el béisbol, el rugby, el atletismo y el fútbol. A pesar de que el gobierno Norteaméricano en la isla privilegiaba los deportes que ellos dominaban, el fútbol irrumpió con fuerza en esta primera etapa de desarrollo.8
Mientras tanto, Álvarez puntualizó su tesis en su ensayo.
El fútbol puertorriqueño surgió en medio de una violenta campaña de americanización de todas las instituciones de nuestro país. Fueron los años de gobierno militar, seguido por administraciones civiles bajo la Ley Foraker y la Ley Jones. En efecto, ese primer campeonato del país se jugó con ese trasfondo sociopolítico. Resultan muy curiosos los nombres seleccionados para esos primeros equipos, con origen en la mitología greo-romana, Mercurio y Minerva. Esto probablemente respondía a la intención de los organizadores de evitar malos entendidos con la administración colonial norteaméricana. Recuerden que el Comercio Sporting Club estaba promoviendo un juego muy popular en la antigua Metrópoli (España) y podía interpretarse que se estaba “rechazando” los nuevos deportes introducidos por los norteamericanos (rugby en 1901, baloncesto en 1908, y un poco más tarde le voleibol, el tenis y el boxeo). La utilización de nombres ajenos a nuestra realidad sociocultural, para los equipos de fútbol, no perduró por mucho tiempo y los nuevos equipos surgidos empezaron a utilizar abiertamente nombres representativos y alusivos a su historia y a sus orígenes nacionales y territoriales. Desde los inicios del fútbol en Puerto Rico, y desde 1913 en adelante, los diferentes grupos socioculturales de la isla comenzaron a tener representación en los equipos existentes para la época, a saber: el San Juan FC, formado por criollos y españoles “acriollizados”; el España FC, con jugadores españoles y los Celtics FC, representando a las fuerzas de ocupación norteamericana en la Isla.9
En estos escritos vemos el contraste entre los pensamientos principales de la historiografía deportiva puertorriqueña que de primera instancia parecen ser contradictorios. Por tanto, hay que analizar el resto del pensamiento filosófico sobre el deporte y su relación con la política para profundizar más en el tema.
El profesor Félix Huertas González, en su Deporte e Identidad: Puerto Rico y su presencia internacional (1930-1950), enfatiza que el deporte puede ser usado como un mecanismo de resistencia, tal y como proponen Álvarez y Lorenti:
Destaca el sentido de unidad que éste (el deporte) ha fomentado entre estas naciones; y enfatiza la relación existente entre el colonialismo, el nacionalismo, y el papel del deporte como medio de resistencia… Es por medio del deporte, según Malec, que las masas participan en una actividad cultural civil que no amenaza el poder político, pero que agrupa las fuerzas que establecen la nacionalidad.10
A tono con lo que estipula Huertas González, el historiador y periodista, Alex Figueroa Cancel, plantea en su obra, El Camino al Cerro Pelado: La oposición del gobierno de Puerto Rico a la participación de Cuba en los X Juegos Centroamericanos y del Caribe 1966, que las relaciones internacionales y los deportes tienen un nexo importante, particularmente “en el contexto de las sociedad poscoloniales o naciones que todavía no tienen Estado con soberanía política”. A esto añadió:
Estas nuevas miradas a las relaciones internacionales, para comprender la relevancia de su conexión con el deporte organizado, cobra mayor importancia aun cuando se ubica en el contexto de las sociedades poscoloniales o naciones que todavía no tienen Estado con soberanía política. En este sentido, cabe mencionar propuestas como las de Albert Paolini, quien cuestiona el poco espacio que ha permitido el discurso de las relaciones internacionales para asuntos como la identidad, subjetividad, y modernidad.11
¿Entonces, realmente es erróneo afirmar que el fútbol, en efecto, fue utilizado como método de resistencia a los procesos de americanización temprana en la isla?
El consenso mayoritario en la historiografía deportiva de Puerto Rico es que el fútbol en la isla, desde sus inicios como un simple juego importado en algún punto a finales del siglo XIX y luego organizado bajo estructuras llamadas “clubes” para principios del Siglo XX12, fue vinculado siempre con los españoles y los criollos con vínculos comerciales con el Viejo Mundo. Inclusive, el ex Secretario General del Comité Olímpico de Puerto Rico, Emilio Huyke, en su libro Los deportes en Puerto Rico, hizo una clara distinción entre el fútbol español y el fútbol americano.
En Puerto Rico, y en muchos otros países también pero muy especialmente en los países de habla hispana, el Fútbol “Soccer” se conoce como Fútbol Español, no solamente porque es el deporte principal de la Madre Patria, sino también porque fueron los españoles los que trajeron el deporte al Nuevo Mundo.13 … Aunque el fútbol tiene muchas variaciones, entre ellas el Soccer, el Rugby, el canadiense, y el americano, el Soccer fue el original y de este derivaron los demás… El fútbol se comenzó a jugar en Puerto Rico “desde tiempos de España”. Los españoles residentes en la Isla interesaron a muchos puertorriqueños en el deporte y estos lo acogieron con entusiasmo. Los partidos de Fútbol atrajeron buenas concurrencias y despertaron el interés general por el deporte español.14
El mismo Sotomayor concuerda con Huyke en su escrito, al afirmar que el fútbol estuvo muy vinculado en las primeras décadas de España, y que presentaba un problema para los esfuerzos de americanización en la isla por parte del gobierno estadounidense.
With soccer’s increasing popularity in Spain and Latin America, and with Puerto Rico’s Spanish past too close, soccer meant a problem for Americanization. Soccer teams during the 1910’s and 1920’s showed direct connections to the Spanish and Puerto Rican elite, with teams such as the España FC and the Real San Juan FC. Indeed the sport during the first three or four decades of the twentieth century was mainly played by foreigners, Spaniards leading the rosters. Spanish institutions like the Casino Español, Casa España, and the Auxilio Mutuo were paramount to the establishment of soccer and most of the early soccer clubs draw their players from such institutions.15
Sin embargo, Sotomayor afirma que la historia del fútbol en Puerto Rico “no fue una de opresión y resistencia contra la maquinaria deportiva imperial americana”.16 Sotomayor afirma en su escrito que el proceso deportivo de principios de Siglo XX en Puerto Rico fue uno similar a lo propuesto por Huertas González, o sea “un proceso negociado donde se defendió las raíces hispanas pero dándole la bienvenida a las instituciones americanas”. 17 Esto porque Sotomayor propone que a pesar de que el deporte es visto como una herramienta del imperialismo, “esos deportes fueron desarrollados localmente, con liderato y atletas locales”.18 Sin embargo, hay que cuestionar esta aseveración porque el hecho de que sean locales no significa que sean nativos, ni que se identifiquen con la nación en la que en ese momento histórico están residiendo, en otras palabras el hecho de que residan en la Isla no los hace puertorriqueños.
No obstante, el uso de los deportes como una herramienta de imperialismo no era una idea nueva o ajena. Scott Kretchmar, Dyreson, Llewelyn y Gleaves en History and Philosophy of Sport and Physical Activity plantearon que Gran Bretaña, en efecto, usaba los deportes como una herramienta de imperialismo para esparcir su cultura alrededor del mundo.
The exact processes by which a game first played and organized by the sons of British elites grew to become known as “the world’s game” speaks to the economic, political and cultural power of the British Empire during the 19th and early 20th centuries. Sport formed a vital part of the cultural politics and legitimizing power of the British Empire, a vas transoceanic real upon which, in a popular phrase, the “sun never set”. The British used soccer – and a wide array of other popular pastimes codified and modernized in the British Isles – as tools for expanding their empire, promulgating British culture abroad, training future imperial leaders, and “civilizing”the so-called “natives.” As a result, in the Age of Imperialism, modern sport gradually reached beyond the English-speaking world, displaced indigenous cultural practices, and grew to form an integral part of contemporary global culture.”19
Por lo tanto era una práctica común a finales del Siglo XIX y principios del XX que los deportes fuesen utilizados por los diversos gobiernos imperiales como una herramienta para promulgar su cultura.20 Se puede entonces afirmar que por un lado Estados Unidos promulgaron los deportes que eran acorde a su cultura en la Isla, y que por otro lado en la Isla ocurrieron dos procesos paralelos, uno de afirmación de la cultura de la antigua metrópoli – entiéndase España – que pudiera ser presentado como una resistencia pasiva al proceso de americanización por parte de las clases privilegiadas con vínculos europeos y primordialmente urbanas, y otro de negociación entre las culturas criolla y estadounidense, primordialmente entre las masas populares en la Isla.
Sotomayor concuerda con esta aseveración, afirmando que los Estados Unidos usaron el béisbol como una herramienta de americanización y dominación regional en el Caribe.
In the Spanish Antilles, and other parts of the broader Caribbean, the United States exhorted a strong political and economic influence as part of an imperialist westward expansion that turned the region into an “American Mediterranean”. For the United States, sports were also used as a vehicle of imperialism and hegemony, particularly baseball. Yet sports and physical education were also a vehicle to consolidate ideas of U.S. national identity.21
Sotomayor continúa afirmando que a pesar de que el fútbol ya se practicaba en los Estados Unidos, el mismo se practicaba mayormente por comunidades netamente de inmigrantes de diversos lugares de Europa como Inglaterra, Escocia e Irlanda.22 De hecho, son esos escoceses americanos que llegan posterior a la Guerra Hispanoamericana a Puerto Rico los que contribuyeron a la fundación del Club Celtics, y la ya famosa rivalidad entre el Celtics y el San Juan FC; rivalidad que se estará discutiendo más adelante en este escrito.
Es en esta rivalidad que se puede “palpar” particularmente la relación del fútbol puertorriqueño con la perspectiva de que es un deporte vinculado a Europa. Es en este punto donde Álvarez y Lorenti difieren con Sotomayor, pues presentan a estos irlandeses y escoceses provenientes de los Estados Unidos como si hubieran ya estado completamente integrados y se identificasen primordialmente como estadounidenses, mientras que Sotomayor sugiere que dichos inmigrantes del Siglo XIX todavía a principios del Siglo XX retenían su identidad como europeos. Es en este punto donde divergen ambas teorías discutidas en este capítulo. Sobre dicho asunto, James E. Johnson en su obra The Irish in America, escribió que posterior a la Guerra Civil estadounidense los irlandeses pasan a ser aceptados como parte integral de la sociedad estadounidense.
The Irish had worked with the rest of American society from 1861-1865 to achieve a common goal. When the war ended, the Irish were incorporated into the expanding American society. The discrimination and prejudice which the Irish were subjected to in the period from 1840 to 1860 never again appeared in great measure. Since the Irish had contributed their part in helping to save the Union, they were now accepted as part of the whole.23
Es interesante que Johnson enfatiza que los irlandeses fueron conocidos por su labor entre las uniones obreras,24 por lo que el argumento pudiera también plantearse un elemento que ambos bandos no han considerado en sus escritos. Los españoles, que en su mayoría eran comerciantes y de clases privilegiadas en la sociedad puertorriqueña, estaban representados por el San Juan FC (luego el Real San Juan FC), y el España FC, enfrentándose entre sí y a los Celtics, que mayormente estarían vinculados a las clases obreras a las que pertenecían los irlandeses, y escoceses.25 Por lo tanto, estos duelos entre el San Juan FC y el Celtics son más complejos en cuanto a los vínculos entre clases sociales.
Álvarez y Lorenti también señalan que el Celtics fue creado particularmente para enfrentarse al San Juan FC.
Los Celtics, creados para enfrentar al ya famoso equipo San Juan FC, formado por jugadores españoles y criollos, realizaron una exitosa serie a siete juegos. Esta despertó un gran interés entre la ciudadanía, avivándose la rivalidad entre los seguidores de ambos equipos.26
Mientras, Sotomayor enfatizó que el hecho de que los irlandeses y escoceses nombrasen su equipo “Celtics” habla de su afinidad por su tierra natal y no evidencia una afinidad particular por los Estados Unidos.
The fact that a group of Irish and Scotish-Americans played soccer in Puerto Rico evidences the complex dynamic of identity politics of sport in Puerto Rico. It is not historically accurate to draw sharp identity lines between sports, e.g. baseball = American, soccer = Spaniards/Puerto Ricans. Irish/Scottish American soccer players identified outside the prevalent Anglo-Saxon American counterparts by naming their team “Celtics”.27
Pero igual, se pueden encontrar otras referencias del nombre “Celtics” y esas raíces irlandesas y escocesas en diversos deportes en los Estados Unidos, como el equipo de baloncesto profesional, Boston Celtics, o los “Fighting Irish” de la Universidad de Notre Dame. Para el momento histórico de principios de Siglo XX, ya estos términos habían sido adoptados por la cultura estadounidense en general.
Álvarez y Lorenti señalan que la junta de directores del “Celtics” eran J. A Merson, presidente, H. L. Cochran, vicepresidente, C.A. McLachlan, secretario, y A. McPherson, tesorero.28 En una búsqueda en los censos 1910 y 1920 se encontró a Charles McLachlan, de procedencia escosés, que se identificaba como ciudadano americano, residiendo en Santurce, para el año 1920.29 Es el único C. McLachlan residiendo en Puerto Rico a 6 años del comienzo de la histórica serie entre el Celtics y el San Juan FC. Es de suma importancia que en el documento McLachlan se presenta como persona educada, afirma leer y escribir, y trabajaba como contable para la compañía Woodbridge Corporation. A sus 28 años de edad ya es padre de familia. Su esposa, Minny Brown McLachlan nació en Puerto Rico de padres ingleses.
Se pudiese postular que en la figura de McLachlan se ve claramente la validez de las posturas de Álvarez y Lorenti de que el fútbol sirvió como una afirmación de la cultura puertorriqueña e hispana. Es muy difícil pensar que los puertorriqueños de principio del siglo XX diferenciasen entre un estadounidense, un esocés o irlandés, por el hecho de que hablasen inglés, y hayan nombrado su club con un nombre inglés.30 Para el puertorriqueño de principios de siglo, el inglés era el lenguaje del nuevo imperio, y para los españoles y criollos privilegiados de la época era un recordatorio del cambio que ocurrió en 1898. De esta forma lo presenta Álvarez:
Desde los inicios del fútbol los diferentes grupos nacionales de la isla comienzan a tener representación en los equipos existentes para la época, a saber: el San Juan FC, formado por españoles “acriollizados” y criollos; el España FC con jugadores españoles y los Celtics, representando las fuerzas de ocupación Norteaméricanas en la isla. Los encuentros entre estos equipos convirtieron los partidos dominicales en un fenómeno sociocultural, donde se dilucidaban, simbólicamente, los conflictos entre esos grupos sociales. En otras palabras, los juegos de fútbol se convirtieron en un espacio de encuentro para una estructura social que comenzaba a resentir el forzado proceso de americanización y a expresar identificación con sus respectivas raíces, ya que el fútbol es una especie de ritual que crea y recrea símbolos que suministran un espacio para la identificación colectiva. Así, el fútbol jugado entre el 1914 y el 1920 incluía ya a dos grupos futbolísticos que estaban en conflicto y disputa: unos (los norteamericanos) por mantener y hacer prevalecer su hegemonía a nivel sociopolíticos y los otros (españoles y criollos) con actitud de creciente, aunque tímida, resistencia.31
Tanto Sotomayor como Huyke presentan la importancia que tenían los deportes en el marco de la americanización, y Huyke habló de como el ejército estadounidense aportó al crecimiento de los mismos en Puerto Rico.
La participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial influyó en el desarrollo de los deporte en Puerto Rico. Parte del programa de adiestramiento de los jóvenes puertorriqueños llamados a las filas era la práctica del deporte, y muchos aprendieron a jugar algún deporte por primera vez en sus vidas.32
Esto porque las filosofías de educación de la época, promovidas por pensadores como John Dewey, promovían la educación física como un enfoque importante de la pedagogía, y es un elemento que adoptaron las fuerzas armadas en las décadas décadas previas, y durante, la Primera Guerra Mundial. El historiador Juan Rodríguez López, en Historia del Deporte, afirma el pensamiento de Dewey.
Explícitamente habla Dewey de los campos de deportes como uno de los lugares a donde hay que trasladar la educación, muy adecuado como taréa colectiva, organización y esfuerzo colectivo entre alumnos; los deportes son, también, actividad de los adultos, actividad importante de la sociedad adulta, si bien, no necesariamente trabajo.33
No obstante, Sotomayor plantea que dicho enfoque de Dewey dejaba a un lado la práctica del fútbol porque no era visto como americano:
… it was not seen as American and systematically dismissed by other sports including baseball and American football. Indeed, during the crucial period of 1870 and 1930 soccer was shunted out of the American sports sphere… Americans considered English sports (regardless of soccer’s working class popularity in England) as aristocratic and monarchical, inconsistent with their republican model.34
Este enfoque de promover los deportes estadounidenses es parte de la razón del porque deportes como el béisbol, el baloncesto y otros que eran considerados estadounidenses percolasen más en las clases populares que entre las clases privilegiadas.
The preference for American sports and downplay of soccer was also indoctrinated through the Puerto Ricans teacher’s leading journal, The Porto Rico School Review (PSPR). In 1920 A. H. Linch, a school supervisor fo rthe district of Cabo Rojo and Lajas, wrote about “school spirit”: One of the traits of character that should be formed early in the school career is loyalty… Though the habit of loyalty to a group is developed in some games, these our small children do not play before entering school. Prisoner’s Base, Basket Ball and Baseball are all excellent for this purpose…35
La educadora María M. López Laguerre, en su ensayo “Trasfondo Histórico de la Educación en Puerto Rico”, estipula que desde el final de la Guerra Hispanoamericana el gobierno estadounidense se movio a imponer, por medio de la educación escolar, la lengua inglesa36, y los valores de Estados Unidos.37 Ese sistema de educación fue encaminado hacia la totalidad de la población escolar de principios del Siglo XX, y no solamente para una clase privilegiada y urbana como ocurría bajo el régimen español:
En el 1909 Drexter ordenó que se enseñara a leer inglés en primer grado, relegando la lectura en español hasta el segundo o tercer grado. Para el 1910, en su informe annual, señala los progresos alcanzados en el uso del inglés como medio de enseñanza. Veamos: “El gran aumento habido en el número de profesores puertorriqueños con licencia para enseñar en inglés, ha hecho posible, como que explicado en otra parte del informe, establecer el idioma inglés como base de 35,000 alumnos, en el año escolar de 1909-1910. Con ello ha quedado cumplimentada la predicción efectuada por el Comisionado Falkner en su informe del año 1907. (Anual Report of the Commissioner 1908-09: 247)38
En nuestro ensayo “1910-1920: Década de formación del fútbol de Puerto Rico”, puntualizamos que en definitivo el proceso de americanización tuvo un gran efecto en el formación del deporte rey en Puerto Rico:
Los diversos escritos presentaron evidencias y argumentos de cómo los acontecimientos sociopolíticos locales, como internacionales, afectaron de una manera u otra el desarrollo del deporte; sea para bien o para mal. Se puede afirmar, luego de explorar esta década, que el hecho de que el béisbol y el baloncesto en Puerto Rico sean más populares que el fútbol se debe a dos factores importantes discutidos en las lecturas provistas para el ensayo. La primera, al fútbol estar vinculado con las clases media-alta, primordialmente, era visto como un deporte de la elite criolla. Mientras que el baloncesto y el béisbol son más afines y logran irrumpir en las clases populares de la Isla, en parte por la segunda razón. La transculturación que ocurrió en Puerto Rico, y la imposición de costumbres anglo-sajonas, permitió la prioritización de los deportes importados desde los Estados Unidos, por encima del que fuese promovido por los antiguos señores del territorio. 39
Sobre este particular, Sotomayor enfatiza en su escrito que en “España, como en la Argentina, los deportes ingleses eran considerados una manifestación burguesa de la modernidad”.40 Por tanto, es evidente la correlación histórica que existe de ver el fútbol en la Isla como una manifestación de las clases más adineradas, y no un deporte de las masas populares como lo ha venido ser el béisbol o el baloncesto en Puerto Rico, a diferencia del patrón internacional en la actualidad. El historiador Luis Reinaldo Álvarez afirma esta visión del deporte en las primeras cinco décadas del Siglo XX.
Los jugadores de esa época se agruparon en clubes deportivos, constituyendo organizaciones sociales análogas a otras de caracter cultural, sindical o nacional. Estos clubes surgieron de grupos pertenecientes a la clase media y a la pequeña burguesía que se organizaron para la práctica de varios deportes, siendo el fútbol el más popular para la época. Así surgieron el Comercio Sporting Club, San Juan Sporting Club, Ponce Sporting Club, España FC, y el Arecibo Sporting Club,41 realizando una serie de encuentros entre los mismos. Los partidos se concertaban entre clubes por mediación de rectos lanzados por carta, por publicaciones en los periódicos o por contacto directo entre los entrenadores y capitanes de los equipos.42
El hecho de que en Puerto Rico el fútbol no se haya visto como un juego de las masas populares, a diferencia del béisbol o el baloncesto, desde sus orígenes ha contribuido a que el deporte se haya rezagado en su avance en comparación a estos que si han percolado entre las clases populares. A pesar de que en las décadas posteriores del Siglo XX y las primeras del Siglo XXI esa percepción ha ido cambiando, no quita el hecho de que en su origen si fue así.
Hay un consenso entre todos los historiadores deportivos que han contribuido a la historiografía del fútbol en Puerto Rico que la inmigración de españoles previo y posterior a la Guerra Hispanoamericana brinda el contexto del comienzo y desarrollo de la práctica del fútbol en la Isla, y su posterior afirmación de la cultura hispana. Como escribió Álvarez:
Pero la importancia del grupo de españoles en la Isla no estuvo determinada solo por la cantidad numérica. Muchos de estos immigrantes entraron a puestos de importancia en la pirámide social. Decenas de jóvenes asturianos, catalanes, gallegos, vascos, y mallorquines, que llegaron sin recursos económicos, en muy pocos años se convirtieron en prósperos dueños de haciendas y centrales, comerciantes al por mayor y al detal y burócratas de alto nivel. Ello, exceptuando a la mayoría de los gallegos, que forzados por precaria situación de Galicia, llegaron en grandes grupos a Puerto Rico encontrándose con una vida llena de dificultades… Sin embargo, la historia del fútbol de Puerto Rico comienza mucho antes de sus primeros intentos organizativos y de su primer torneo oficial. Considero que es necesario señalar algunos antecedentes políticos y sociales de un país que se despedía del Siglo XIX. Para esos tiempos, es cuando lentamente comienza a patear el balón como forma de entretenimiento en algunos terrenos baldíos de la ciudad de San Juan.43
Esta afirmación de la cultura española se puede ver en el comunicado enviado por el presidente de la Junta de Directores del sociedad deportiva “San Juan Foot-ball club”, don Ángel Arriví López, el 2 de enero de 1921, a través del cónsul español en Puerto Rico, al Márquez de la Torrecilla, Andrés Avelino de Salabert y Arteaga, jefe superior del palacio o mayordomo mayor de su majestad Alfonso XIII.44 En este memorando Arriví López está pidiendo que el Rey Alfonso XIII acepte la presidencia honorifica de su entidad, y por consiguiente, dicha entidad recibiría el título Real. Dicho título sería otorgado al club San Juan FC el 20 de enero de 1921:
Su majestad el Rey (q.D.g), se ha servido acceder a lo solicitado por V. en nombre de esa Junta de Directores, aceptando la Presidencia Honoraria de la Sociedad Deportiva “San Juan Foot-ball Club” de esa capital, y concediendo a la misma el Augusto Señor, el título Real, que tan amablemente habían Vds. Interesado. Lo que de Real orden comunico a V. para su conocimiento, satisfacción y efectos consiguientes. Dios etc.45
Hay otro dato interesante que brinda Huyke en cuanto a los equipos que estaban vinculados a españoles y criollos:
Existían dos equipos llamados a popularizar el deporte, y los partidos entre ambos, que se efectuaban en el campo de Fútbol que se había preparado en terrenos del Auxilio Mutuo, atraían enormes concurrencias. Los equipos eran el “España Foot-ball Club” y el “Real San Juan Foot-ball Club”. Los entusiastas concurrían a los partidos procurando indicar con cintas de colores y aun por la forma en que vestían, si eran partidarios de los colores oro y rojo del España, o de colores azul y blanco del Real.46
Los colores usados por estos dos equipos hacen recordar a la bandera española, y los colores de la actual selección nacional española rojo y dorado, por parte del España FC, y a los colores del Real Madrid CF, blanco y violeta.47 Por tanto, se puede afirmar que había una afinidad particular con la cultura de la antigua metropoli. Es decir, se puede afirmar que tanto los gerenciales, jugadores, y fanáticos, que en su mayoría eran de la clase media alta urbana, seguían vinculados cultural y emocionalmente a un país derrotado en la Guerra Hispanoamericana y que encontraron un lugar donde continuar afirmando su cultura de una manera pacífica ante los intentos de americanización de los Estados Unidos.
Por consiguiente se puede afirmar que en efecto hubo una resistencia cultural ante el proceso de americanización entre las clases privilegiadas y urbanas a fines al deporte del fútbol. Que añadido a que los deportes de procedencia estadounidense, como el béisbol y el baloncesto, irrumpieron entre las clases más populares, el fútbol fue rechazado por las autoridades estadounidenses en la Isla, y por las clases populares porque era vinculado a conceptos que no eran parte de lo conceptualizado por la masa compuesta de las clases populares.
El psicoanalista Sigmund Freud describe el concepto de ‘masa’ de la siguiente manera:
Para que los miembros accidentalmente reunidos de un grupo humano lleguen a formar una masa, en el sentido psicológico de la palabra, es condición necesaria que entre los individuos exista algo común, que un mismo interés les enlace a un mismo objeto, que experimenten los mismos sentimientos en presencia de una situación dada y (por consiguiente añadiría yo) que posean, en una cierta medida, la facultad de influir unos sobre otros. Cuanto más enérgica es la homogeneidad mental, más fácilmente formará los individuos una masa psicológica y más evidentes serán las manifestaciones de un alma colectiva.48
Está claro que se puede percibir en aquel momento, un conflicto entre las clases populares y las privilegiadas dentro de la sociedad puertorriqueña. Mientras una resiste a la imposición cultural del nuevo imperio (las clases privilegiadas urbanas) la otra negocia la adopción de la cultura importada e impuesta por diversas maneras, pero particularmente por medio de la educación, por parte de las autoridades estadounidenses en la Isla (las clases populares).
Cuando comienza la participación de Puerto Rico en los Juegos Centroamericanos, y luego las Olimpiadas en décadas subsiguientes, se empieza a ver el cambio de una resistencia pacífica a una negociación dentro de una identidad cultural, como afirman Huertas y Sotomayor en sus escritos.49 Por otro lado, la visión popular sobre el fútbol como un deporte de las clases privilegiadas y de extranjeros continuaría percolando hasta mediados de Siglo XX, lo que contribuyó a que la aparición de la Selección Nacional de Puerto Rico en propiedad tal y como la conocemos en la actualidad se retrasare hasta la década de los 1950. Esta es una interpretación que comparte Álvarez:
El fútbol puertorriqueño fue un fútbol de foráneos, quienes, provenientes de España, y de América Latina, coparon los espacios en los equipos locales. Hasta la década del 50, el fútbol puertorriqueño fue un deporte para extranjeros, buenos, regulares y malos. Estos ocuparon las posiciones más importantes en la cancha: dueños, entrenadores, porteros, volantes creativos, y goleadores. Como resultado de los antes expuesto, la Selección Nacional tardó mucho en concretarse y aunque el primer partido de una Selección (selección mixta entre criollos y españoles) se remonta al 1929, no es hasta los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1946, en Barranquilla, Colombia, cuando una selección netamente puertorriqueña participa en una competencia de ese nivel… Fueron años de búsqueda de resultados significativos y por hallar en la Selección un referente de identidad futbolística única.50
En conclusión, este capítulo ha explorado las diferentes visiones que hay en la historiografía sobre el inicio del fútbol en Puerto Rico y propone que una particularidad histórica donde las teorías coexisten a través de las primeras décadas del Siglo XX. Los procesos se pueden ver amarrados en diversos espacios históricos por lo que no se puede afirmar que uno u otro esté correcto. Tal vez es necesaria la confección de una interpretación nueva que pueda explicar los diversos procesos y visiones que tenían los grupos que empiezan a jugar el fútbol en la Isla: europeos, criollos, y estadounidenses de raíces europeas.
Por otro lado, se ve una clara correlación que existe todavía, donde el fútbol se ha gestado más en los centros urbanos de la Isla, y se ha visto rezagado en otras regiones de Puerto Rico, con sus notables excepciones. El foco del deporte, desde muy temprano, lo ha sido San Juan y es por esta razón que es la región donde en la actualidad hay más clubes que en cualquier otra región.
También se ha afirmado que el fútbol fue desde sus comienzos un deporte practicado por las elites del país, a diferencia de otros países, notablemente Inglaterra, donde quienes le dan auge al deporte son las clases populares y obreras. Este es el marco de espacio y tiempo en los primeros 50 años del siglo XX y de la práctica y desarrollo del deporte en Puerto Rico, tal y como es evidente, el balompié no solo fue vínculo de las elites españolas, criollas y estadounidenses de raíces europeas, sino que también, a causa de la americanización, es percibido como un juego de extranjeros y no como un juego que los puertorriqueños hayan hecho propio masivamente.
Notas al Calce y Referencias
1 Huyke, E. 1968. Los deportes en Puerto Rico, Sharon, Connecticut, Troutman Press. P. 216
2 FIFA. 2009. “Un invento atempora”, FIFA.com, Zurich, Suiza. https://es.fifa.com/news/invento-atemporal-1078831 (Extraído en línea marzo 23 de 2021).
3 Sotomayor, A. 2017. “Caribbean Soccer: Hispanoamericanismo and the Identity Politics of Futbol in Puerto Rico, 1898-1920’s”, The Latin Americanist, Southeastern Council on Latin American Studies and Wiley Periodicals, Inc., Pp. 194-195
4 Los ingleses fueron los que propagaron el juego alrededor de sus poseciones a nivel mundial, incluyendo el Caribe
5Sotomayor, A. “Caribbean Soccer”. P.195. Traducción realizada por el autor de esta obra.
6Ibidem P. 195.
7Álvarez, L. R. 2019. “Fútbol e Identidad Puertorriqueña”, La Nación Atlética, Editorial Arco de Plata, Aguadilla, Puerto Rico.
8Álvarez, L. R. y Lorenti, T. 2007. Futbol Puertorriqueño (Crónica de alegrías, sueños y desencantos), Museo Casa Roig, UPR Humacao. Humacao, Puerto Rico. P. 76
9Álvarez, “Fútbol e Identidad Puertorriqueña”, P. 102.
10Huertas Gonzalez, F. 2006. Deporte e Identidad: Puerto Rico y su presencia deportiva internacional (1930-1950 ), Terranova Editores. Puerto Rico. https://deportesmediaticos.wordpress.com/page/S/#_ednref8. ( Extraído en línea en marzo 13, 2018).
11 Figueroa Cancel, A. 2015. El Camino al Cerro Pelado: La oposición del gobierno de Puerto Rico a la participación de Cuba en los X Juegos Centroamericanos y del Caribe 1966, República Dominicana, Editorial Deportiva Caín. P. 9
12Jusino, E. 2020. “Nuestra Historia: El Comercio Sporting pudo no haber sido el primer club de Puerto Rico”, FútbolBoricua.net, San Juan, Puerto Rico. http://futbolboricua.co/el-comercio-sporting-pudo-no-haber-sido-el-primer-club-de-puerto-rico/. (Extraído en línea 18 de febrero de 2021) Investigaciones recientes por el autor de este escrito sugieren que para 1905 en Ponce se estaba organizando el Ponce Association Foot Ball Club, siendo esta la primera evidencia de clubes de fútbol organizado previo al 1911.
13Los españoles muy probablemente lo trajeron a Cuba y Puerto Rico, pero a Latinoamérica lo trajeron los buques ingleses.
14Huyke, E. Los deportes en Puerto Rico, Pp. 216-217
15 Sotomayor, A. “Caribbean Soccer”.. P. 195
16Ibidem Pp. 195
17Ibidem Pp. 195
18Ibidem Pp. 195
19 S. Kretchmar, R., Dyreson, M., Llewellyn, M. P., y Gleaves, J. 2017. History and Philosophy of Sport and Physical Activity, Huswan Kinetics, Estados Unidos. Pp. 198
20De hecho, se puede tomar este punto como partida para un análisis de como Estados Unidos y Gran Bretaña compitieron para promulgar los deportes afines a ellos en América a finales del S. XIX y principios del XX, particularmente el fútbol y el béisbol.
21 Sotomayor, A. “Caribbean Soccer”. P. 197
22Ibidem P. 197
23 Johnson, J. E. 1981. The Irish in America, Lerner Publications Company, Minneapolis, Minnesota, Estados Unidos. P. 36
24Ibidem P. 41
25Este tipo de relación se puede observar en diferentes ciudades alrededor del mundo, y permanecen hasta el día de hoy. Por ejemplo, el Club Boca Juniors de Argentina está relacionado con la clase obrera, mientras que el Club Atlético River Plate con los residentes de la rivera del Río de la Plata que tendían a ser de clases privilegiadas. Igualmente se puede ver en la dinámica en la rivalidad entre el Real Madrid CF y el Club Atlético de Madrid; y en otras ciudades europeas y latinoamericanas como Manchester, Londres, San José, etc.
26 Álvarez, L. R. y Lorenti, T. Futbol Puertorriquefto (Crónica de alegrías, sueños y desencantos), P. 53
27Sotomayor, A. “Caribbean Soccer”. P. 195
28 Álvarez, L. R. y Lorenti, T. Futbol Puertorriquefto (Crónica de alegrías, sueños y desencantos). P. 53.
29 Rivera, A. 1920. Censo Decimocuarto de los Estado Unidos: 1920. Santurce, San Juan, Puerto Rico, distrito 25, pagina 13, Departamento del Comercio, Oficina del Censo. https://www.familysearch.org/ark:/6 1 903/3:1:33S7-9RJL-S77?i=24 &cc= 1488411. (Extraído en línea abril 4, 2018).
30Particularmente por los conflictos que surgieron debido a la imposición del inglés como lengua primordial por el proceso de americanización.
31 Álvarez, L. R. y Lorenti, T. Futbol Puertorriquefto (Crónica de alegrías, sueños y desencantos). P. 14
32 Huyke, E. Los deportes en Puerto Rico, P. Xii
33Rodríguez López, J. 2000. Historia del Deporte, Barcelona, España, INDE Publicaciones. Pp. 198-199.
34Sotomayor, A. 2017. “Caribbean Soccer”. P. 197.
35Ibidem. P. 200.
36López Laguerre, M. M. Transfondo Histórico de la Educación en Puerto Rico, San Germán, Puerto Rico, Edición 58, Año 03, Revista Educación, Universidad Interamericana, Recinto de San Germán. http://cai.sg.inter.edu/reveduc$/prdocs/V 58A0. (Extraída en línea el 6 de abril de 2018). Pp. 1-2
37Esto es lo que la historiografía puertorriqueña llama la Americanización.
38López Laguerre, M. M. Trasfondo Histórico de la Educación en Puerto Rico, P. 6.
39Jusino, E. 2016. 1910-1920: Década de formación del futbol de Puerto Rico, Lajas, Puerto Rico, Editorial Akelarre. http://editorialakelarre.blogspot.com/2016/12/1910-1 920-decada-de-formacion-del.html ( Extraído en línea el 3 de abril de 2018).
40 Sotomayor, A. 2017. Caribbean Soccer. P. 196.
41La mayoría de los clubes organizados comenzaron en los cascos urbanos de Puerto Rico, y luego van exparsiendo hacia sectores más rurales como Guayama, Humacao, Yabucoa, etc.
42Álvarez, L. R.. 2013. Fútbol Puertorriqueño (Crónica de alegrías, sueños y desencantos) Tomo II, Galería de los Inmortales del Fútbol Puertorriqueño, Naguabo, Puerto Rico. P. 14.
43Álvarez Vázquez, L. R. 2014. Política, Migración, y Fútbol en las Antillas Hispanas, Naguabo, Puerto Rico, Extreme Graphics, Inc. Pp. 46-47.
44Oficina del Secretario Particular de S. M. el Rey. 1921. Memorando al Marques de la Torrecilla del 2 de enero de 1921, Madrid, España, caja 4794, expdl 2, Archivo General del Palacio.
45De Salabert y Arteaga, A. A. 1921. Carta a don Ángel Arriví López otorgando título Real al San Juan Foot-ball Club, Madrid, España, Mayordomía, caja 4794, expdl 2, Mayor de S. M., Archivo General del Palacio.
46 Huyke, E. 1968. Los deportes en Puerto Rico, P. 217
47El Real Madrid CF fue fundado el 6 de marzo de 1902 y recibe el título Real el año anterior al San Juan.
48Freud, S. 1921. Psicología de las masas y análisis del yo, Madrid, España. Luarna Ediciones. http://www.ataun.net/bibliotecagratuita/Cl/%C3%A Isicos%20en%20Espa%C3%B 1ol/Sigmun %20Freud/Psicolog%C3%ADa%20de%20las%20masas%20y%20an%C3%A | lisis%20del%20Yo.pdf. (Extraído en línea el 6 de abril de 2018) P. 33.
49Sotomayor, A. 2016. The Sovereign Colony: Olympic Sport, National Identity, and International Politics in Puerto Rico, Lincoln, Nebraska, University of Nebraska Press.
50Álvarez, L. R. Fútbol Puertorriqueño Tomo II. P. 15. Identidad futbolística no es lo mismo que identidad nacional, o cultural.