En la mañana de ayer recibí las no tan sorprendentes declaraciones de la jugadora McKenzie Cook sobre su estadía con el Puerto Rico Sol. Sus expresiones solo abonan a lo que en este medio venimos hablando sobre los problemas institucionales que tiene el Puerto Rico Sol. Pero esta columna no va hacer una entrada más a la colección de hablar sobre un club que no auguro que sobreviva por mucho más tiempo. Entre la pandemia, la crisis económica y la caida estrepitosa de gracia de la Senadora Evelyn Vázquez y sus allegados el Puerto Rico Sol, a menos de ocurran unos cambios sustanciales, lo veo uniendose a la larga lista de clubes desaparecidos.
Esta mañana quiero hablarle a los jugadores de Puerto Rico. En varias ocasiones durante mi podcast, El Café de la Tarde, he enfatizado en la importancia en que ustedes se organizen en una asociación para que puedan reclamar y luchar por sus derechos.
Y no es solo reclamar sus derechos frente a la Federación Puertorriqueña de Fútbol. No. La Federación es solo la punta de un témpano de hielo mayor de un sistema del cual se aprovecha de ustedes y ¿que reciben a cambio?
De aire no vivirá el hombre o la mujer. Entiendo que la mayoría de los clubes sean amateur y que no puedan pagar un salario mínimo justo y razonable. Esa es y ha sido la realidad del fútbol de Puerto Rico desde su incepción en la Isla en el Siglo XIX. Sin embargo, hay prácticas deshonestas que ocurren a diario que les afectan a ustedes de los cuales Cook hizo referencia en su entrevista en un medio digital de los Estados Unidos.
Hay clubes que prometen y no cumplen con lo pactado o con las condiciones mínimas para ofrecer un taller que se asemeje a alto rendimiento. El poner conitos en una cancha no significa que se esté ofreciendo lo mejor.
El 99% de los clubes en Puerto Rico usan facilidades gubernamentales, y en ocasiones los municipios son los que se encargan del mantenimiento de las facilidades. Pero los clubes tienen la opción de contribuir al mantenimiento de las facilidades, y ofrecer mejores condiciones de campo de entrenamiento. En este punto tengo que reconocer que el Puerto Rico Sol cumplió con la instalación de la grama sintética que prometieron (y eso es condicionado a que no haya salido del herrario del municipio de Mayaguez). Pero hay otros que no levantan un dedo para buscar mejorar sus facilidades para ofrecerles a ustedes los jugadores de Puerto Rico mejores oportunidades.
¿Cuantas veces van a un campo de juego y ni lugar para cambiarse y dejar sus pertenencias aseguradas hay? ¿Cuantas veces les han ofrecido pagarles tan siquiera una dieta de gasolina para que puedan ir a practicar? ¿Cuantos clubes con equipos superiores ofrecen prácticas al equipo superior más de una vez en semana? ¿Cuantos clubes tienen entrenadores que no se dignan en seguir aprendiendo de nuevas ideas y formas para mejorar los entrenos?
Ni hablar de las condiciones de hospedaje. Todavía me acuerdo los cuentos de horror del Puerto Rico United en la pista de Aguada, hospedando a sus refuerzos en espacios de almacenamiento debajo de las gradas.
Eso sin hablar de los insultos, las faltas de respetos que algunos miembros del cuerpo técnico y del administrativo realizan hacia los jugadores, y de los casos de hostigamiento que ocurren y que pasan por debajo del radar porque el hablar de esos temas es un tabú en nuestro fútbol.
Es tiempo que ustedes se organizen. No puede ser que un grupito minúsculo de jugadores que se deben a la administración federativa tenga el control de las decisiones de decenas de jugadores que semana tras semana se exponen a lesiones, que en muchas ocasiones los seguros médicos ofrecidos por los clubes no cubren ciertas lesiones, y que por desconocimiento de sus derechos no se presentan a un Asamblea para elegir su delegado.
Una Asociación de Jugadores debe ser un ente fiscalizador y que exija transparencia de parte de los componentes que forman la Federación Puertorriqueña de Fútbol. Sin transparencia, seguirán los abusos, seguirán vendiendo humo, seguirán faltandole el respeto a ustedes. Y quien sabe, si en un tiempo pueden lograr que los clubes comiencen a pagarles un salario mínimo justo y razonable.
Ya otros sectores se han organizado, ¿y ustedes que esperan? En tiempos de emergencia salubrista como los que estamos viviendo ¿realmente van a permitir que otros decidan por ustedes? ¿Que ustedes los jugadores y jugadoras no tengan nada que decir en cuanto a como se debe volver a retomar los torneos?
Queda en ustedes. Si hubiera existido una Asociación Puertorriqueña de Jugadores de Fútbol, lo vivido por Cook hubiera sido diferente. Pero ciertamente, de manera directa e indirecta, las declaraciones de Cook nos afectan a todos y son un llamado a reflexionar y a tomar acción para que esa situación no vuelva a ocurrir en ningún lugar de Puerto Rico. Hoy fue el Puerto Rico Sol, mañana puede ser cualquier otro club.