23/09/2008
En cualquier estadio de México no se hubiera jugado, porque la cancha estaba en pésimas condiciones, pero si aceptaron jugar no hay excusas, las condiciones fueron para los dos y el equipo Puertoriqueño exhibió el coraje, la garra, las ganas de ser, que en otro tiempo precisamente caracterizaron a los Santistas, hoy sobrados y discplicentes, arrastrando la cobija y el prestigio en una gesta internacional.
Los sudamericanos cuando inició la libertadores menospreciaron a los mexicanos, ahora los equipos de México hacen lo mismo al sentirse superiores que los de la CONCACAF pero se olvida que la superioridad se demuestra en el campo de juego y no con el mero membrete de campeón de Liga.
El que quiere tracender enfrenta con el mismo profesionalismo a cualquier equipo, Santos volvió a jugar con un equipo de suplentes en su mayoría, y en frente tuvo a un equipo que soñó con trascender pero que lo demostró en el campo.
No hay excusas. Es una verguenza.