Padres y jugadores otorgan A a los organizadores
Intenso. Como si fuera un profesional, Fernando Chávez, del equipo los Increíbles, se dispone a pegarle al balón.
endi.com
El despliegue de camisetas multicolores distintivo del Soccer Blast continuó ayer en el Juan Ramón Loubriel, en una jornada en la que los más pequeños se encargaron del show, regalando a sus familias jugadas espectaculares que dan cuenta del crecimiento que experimenta el fútbol en la Isla y el interés que está generando.
Pero sobre todo, como dejaron saber en sus expresiones a El Nuevo Día los padres entrevistados, cumplió con la misión de entretener a los niños y jóvenes que practican este deporte, en medio de un ambiente competitivo en el que los jugadores son los únicos protagonistas.
“El objetivo lo cumple, es una gran diversión para los chicos”, comentó Holder Basave, un mexicano conocedor de fútbol cuyos dos hijos Jorge y David, boricuas ambos, participaban en el torneo. “La gente aquí lo pasa bien. Los niños se retiran del torneo contentos”.
“Jugamos tres partidos. Me gustó, la pasé bien, como siempre, porque es la cuarta vez que venimos”, comentó David Basave, portero de los Caciques de Bayamón, luego que su equipo quedara eliminado. Su hermano Jorge continúa en competencia y disputaba hoy las semifinales.
“El torneo este año ha tenido una gran agilidad organizativa. Cada año va mejorando. Yo espero volver. Siempre que mis hijos quieran participar, vendré”, resaltó Basave, cuya madre, de visita en Puerto Rico aprovechó para ver a sus nietos jugar el deporte que es casi religión en su natal México.
“El fútbol ha avanzado mucho acá. Me gusta este torneo, me gusta como une a las familias. Me divierto, pero a la vez sufro cuando mis nietos están jugando”, dijo doña Teresa Albia, al tiempo que destacó que veía mucho futuro para el fútbol en la Isla.
Pero también otros padres que recién comienzan a involucrarse en el fútbol estaban disfrutando las hazañas de sus hijos, como el caso de Jorge Claudio, un ex pelotero cuyo hijo del mismo nombre custodiaba la portería para el San Lorenzo FC.
“Antes no me gustaba, cuando él (Jorge Claudio, Jr.) empezó ni iba a verlo, porque yo quería que fuera pelotero. Pero fui una vez y me encantó. Y desde hace cuatro años estoy metido de lleno en esto (el fútbol)”, dijo Claudio.
“Él ha sido tres veces portero del año. Y esta es la segunda ocasión que venimos al Soccer Blast”, prosiguió Claudio, mientras en la cancha su hijo atajaba un disparo. “Estoy cien por ciento satisfecho con la organización del torneo. Los muchachos se divierten. Y el formato (sin presencia de un coach) los ayuda a que desarrollen su iniciativa. Seguro regreso el año próximo”.
Al otro lado del campo, frente a una de las ocho minicanchas, Noelia Soto celebraba un golazo, conseguido con un derechazo bastante distante de uno de los compañeros de equipo de su hijo Roberto Miranda, en el Nacional de Vega Baja.
“Es el segundo año que venimos. El año pasado (su hijo) ganó la copa”, dijo Soto. “Este torneo es bien bueno, la pasamos bien. Todo ha funcionado bien, los horarios, todo. De hecho estamos aquí (el equipo) con todas las categorías”.
Hoy concluye la acción del Soccer Blast 2009, un torneo que crece cada año, tanto en su organización como en la calidad de juego, y que se sigue ganando las mejores calificaciones de parte de los participantes.
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