Sábado, 20 de julio de 2013
Edwin R. Jusino | FBNET
San Germán, Puerto Rico- Tras las declaraciones de Natalia González sobre su partida de Trinidad, la portera Nicole Cruz rompió el silencio y se comunicó con FBNET para aclarar, lo que a su opinión, era necesario aclarar.
A continuación suministramos el correo electrónico que nos envió la jugadora que aún permanece en Trinidad y Tobago:
Nicole Cruz |
Desde un principio la decisión de ir a jugar a Trinidad era un poco difícil, dado a que era algo que nunca se había intentado hacer en la Liga Puertorriqueña de Futbol Femenino y no conocíamos del todo hacia dónde y con quién nos encontraríamos. Confiamos en que Anita Rabell, quien era la que se comunicaba con las personas de la Federación de Trinidad y el staff del Club de Malabar, tuviese toda la información necesaria para que nosotras pudiésemos jugar de refuerzos sin tener ningún problema mayor en nuestra estadía por Trinidad. Antes de partir hacia Trinidad, nos hizo entender que sabía a quién le confiaba nuestra seguridad, aunque en una isla que ella misma dijo que nunca había visitado pero que visitaría mientras estuviésemos hospedándonos.
Llegamos aquí y admito que la cultura es completamente diferente a como es en Puerto Rico. Aquí en cada esquina uno puede ver a las personas jugando fútbol, sea en la grama, la brea, cemento, con zapatos o en su mayoría descalzos. De buenas a primeras, hay que admitir que había que acostumbrarse a que en cualquier sitio que estuviésemos la gente se nos quedara mirando, que nos dijeran comentarios, hicieran preguntas… algo normal cuando hay algo que es novedad, llama la atención, pero igual no estamos acostumbradas a ese tipo de atención. En cuanto a lo que concierne nuestra estadía, si hubo malentendidos.
Se nos prometieron ciertas cosas en la casa donde nos hospedaríamos que cuando llegamos no estaban listas, pero si se podía vivir. Entendíamos que en todos los cuartos habría aire acondicionado, cuando solo en el Master Room y la sala había, pero las dos que dormíamos sin aire, que éramos María (Aquino) y yo, eso no nos impedía dormir en las noches. Nosotras dejábamos nuestras puertas abiertas para que fluyera solamente el aire de la sala porque en el master se mantenía la puerta cerrada, prendíamos unos abanicos y con eso nos fue suficiente. Lo otro que entendíamos que también íbamos a tener era una lavadora y secadora, y que cuando llegamos a la casa habían 2 lavadoras (una que servía, otra que había q reparar) pero la dueña de la casa se llevaría una, y repararía la otra; como nunca se reparó, el Sr. Keith Charles nos llevaba todas las semanas al “laundry” y nos pagaba todas las tandas que necesitáramos, así algunas pidieran lavar su ropa dos veces.
Aparte de eso, como malacostumbre de la sociedad actual, algunas pidieron microondas, pero admito que por lo menos por parte mía, que era quien cocinaba para María y para mí, no me hacía falta. Contamos con una estufa de 4 hornillas y horno que funcionan a perfección así que ¡morir de hambre jamás! Hasta el café que me tengo que tomar todos los días, porque si no me da dolor de cabeza, lo hago en la estufa con una olla, cosa que tuve que aprender por acá, pero que no es imposible y no, no tuve que pedir una cafetera, pero claro está, hablo por mí solamente.
Aparte de lo mencionado, si estuvimos sin conexión de Wifi por una semana y para poder comunicarnos con nuestras familias fue un poco tedioso, pero no imposible. Nos llevaban a sitios donde pudiésemos usar internet hasta que lo pusieron en la casa. En resumidas cuentas, no era imposible vivir en donde nos estábamos hospedando, solo había que hacer algunos ajustes y ya. En cuanto al equipo, no es necesariamente uno con mucha experiencia. Tiene más jugadoras jóvenes que veteranas y entiendo que nosotras complementaríamos el equipo muy bien. Inclusive el equipo que había hecho un mínimo de 11 goles a los demás equipos a nosotros solo nos anotó 2. Si hubo mucho roce en un principio con las situaciones de la casa, pero todo al fin y al cabo se resolvía. Admito que la experiencia me ha ayudado a apreciar más las cosas que tengo y a darme cuenta que todo con el corazón se puede. Si consideré muchas veces regresar antes de tiempo, pues en PR no tengo ni que lavar cosas a mano y tenderlas al sol, caminar hacia la mayoría de los sitios que necesito ir, dormir sin aire, tengo moretones en los moretones, como 7 cicatrices nuevas contando una del tamaño de mi mano en el muslo izquierdo que siempre me hará recordar mi viaje a Trinidad, pero como me dijo un amigo cuando le comenté mi manera de pensar: «enjoy this experience and make the best out of every situation».
En cuanto a nuestra permanencia en Trinidad, el Sr. Keith Charles siempre ha estado pendiente de que nosotras tuviésemos comida en nuestra mesa todos los días, desde traernos comida desde su casa, llevarnos a comer, o llevarnos a hacer compra, y en muchas de esta última, hasta nos pagaba gran parte sino toda la compra. Eso sí, después de un tiempo, nos pagaba menos cosas, que comoquiera en un principio no era su obligación, pero aparte de que son gente humilde, no es estúpido. Mientras algunas de nosotras cogíamos cosas básicas como pan, leche, huevos, jamón y queso, otras cogían mantecado, galletas, chocolates y hasta comida para gatos.
De las 4 la que mejor entiende inglés, y más aún, el inglés de aquí soy yo. Ellos (y me refiero a todas las personas que son de Trinidad) hasta en un momento llegaron a decir que no podían ni hablar en «slang» porque yo los entendía y les explicaba a las nenas. Es por eso que la mayoría de las veces con quien el staff se comunicaba aquí era conmigo, costumbre aprendida de antes de que viniéramos aquí cuando Anita hacia lo mismo. Eso sí, después de que llegamos aquí, la comunicación básicamente desapareció. Después de un mes y medio solo hablé con Anita 2 veces: un día después de un juego, y al mes y medio cuando le notificaron del Club que querían que Natalia regresara. Esa segunda conversación se quedó a mitad ya que cuando le trataba de explicar las razones por las cuales María y yo le estábamos sacando provecho a la experiencia de estar aquí, me puso en «hold», se cortó la llamada y nunca más supe de ella. Lo poco que pudimos hablar, ella si mencionó que «temía por nuestra seguridad», que el Manager de Club había cruzado una línea y que teníamos que regresar ya.
La línea, que según ella se cruzó, fue que un día comprando comida, estábamos María y yo juntas (nunca vamos solas a ningún sitio, ¡solo al baño!) él me escribió en una servilleta «I like u» (Tú me gustas). En el momento lo confronté, y se resolvió la situación, como hace la gente adulta. No hacen más que notificar que quieren regresar a Natalia y se forma un drama por nuestra seguridad. Aquí siempre querían acompañarnos a TODAS partes, hasta al cine entraban con nosotros, al supermercado, la farmacia… y las instrucciones de Anita al respecto fueron «ustedes son jóvenes y quieren salir con gente de su edad. Hablen con las nenas del equipo, alguna tiene que tener carro, o paguen un taxi»… ¿Qué paso con la seguridad? ¿Y el mes y medio antes de que pidieran que Natalia regresara? Para colmo me deja con la palabra en la boca y no se mas de ella, pero si llama a nuestros padres a pedirles un «release» de responsabilidad cuando yo misma antes de quedarme a mitad de conversación le dije que eso de NINGUNA MANERA iba pero ella lo pide con la excusa de que ahora «como no conoce a la gente de aquí no confía en ellos» así que contradice lo que nos dijo en su propia casa, frente a los papas de las chicas, porque los míos no pudieron ir ya que salí de una práctica de Barbosa hacia su casa, pero yo siempre los mantuve al tanto de todo.
Si ella buscó las maneras de que llegáramos a Trinidad, que busque las maneras de que regresemos a Puerto Rico. Eso sería algo que por lo menos yo haría en su posición, y que si las jugadoras se quieren quedar o le están sacando provecho a la experiencia, que el Club les pague el vuelo para que regresen de vuelta a jugar o que se lo paguen ellas mismas, no limpiarse las manos y «aquí no pasa nada», al igual que como pasó en la final de la Liga en Puerto Rico que en vez de sancionar jugadoras, las premian con un viaje. Eso me confunde porque entonces, y la seguridad ¿dónde queda? Al fin y al cabo nunca vino a Trinidad pero si se fue para Orlando a jugar con los jugadores de NFL con una sonrisa de oreja a oreja.
Aquí la Liga ya terminó para nosotros, porque por los dos juegos que confiscaron, no pasamos al Final Four, así que lo que queda por jugar es un Torneo dentro de la Liga que le llaman ‘Knockouts» ( el que pierde se elimina). Así que, básicamente, quedamos María y yo aquí en Trinidad, de vacaciones, hasta que a alguien de los que hicieron los contactos para que llegáramos aquí a Trinidad realmente se preocupe por nosotros y nos regrese a casa. Que quede claro que a lo que vinimos a hacer aquí, lo logramos. Dimos un 150% de nosotras, cumplimos con todos los entrenamientos, sean durante la semana en las tardes o a las 7am los sábados, fuimos al gym, fuimos a apoyar a los varones del Club en sus partidos, en fin, durante este verano este Club nos hizo sentir en casa. Nos adoptaron como uno de ellos mismos, nos llevaron a la playa, a probar comida de aquí (aunque no se compara jamás y nunca con el arroz y habichuelas de mi mamá) en fin, no nos arrepentimos jamás y nunca de haber venido.
Sabemos que de cierta manera estas chicas aprendieron muchísimo con todas nosotras aquí, al igual que nosotras aprendimos con ellas y con todo lo que pasamos. Ciento que a mis 26 años, aunque muchas de las nenas del equipo decían que era la madre de la casa, me queda mucho por aprender y aprecio todo lo que nos enseñó aquí. Desde el coach de porteros que por fin tuve, a que me enseñaran a sacar de meta, jugar en el campo, cabecear… ¡hasta mi primer gol hice! Es una experiencia que jamás olvidaré, que gané muchas amistades nuevas que me trataron de enseñar a bailar ‘Soca’ y cocinar ‘Roti’, puertas abiertas para volver cuando quiera y necesite, y más que una amiga, una hermanita más en María. ¡VICTORIA MALABOSA! 3>