Puerto Rico comenzó con un monólogo en la primera mitad, y Nicaragua se dedicó a defender su área. Ambos oncenos jugaron bajo un sol ardiente, y a temperaturas de 90 grados Fahrenheit, en un campo sintético. Esto ayudó al agotamiento de ambos oncenos, y a lo que causo que Jeaustin Campos hiciese algunas variantes para la segunda mitad.


