12 de septiembre de 2008 05:00 am
Toparse por primera vez con los hermanos Joseph y Eloy Berlingeri, jugadores del equipo Academia Quintana de la Puerto Rico Soccer League (PRSL), puede crear una pequeña confusión al identificar quién es quién. Visten el mismo uniforme azul blanco, tienes ojos claros, cabello castaño y son de la misa estatura.
No son gemelos, se llevan un año y nueve meses de diferencia, pero la pasión y la dedicación por el fútbol los ha hecho mellizos por más de 10 años.
Son discípulos de la escuela de fútbol en Quintana, gracias a su padre, Joey, quién también dio sus primeros pasos con el balón futbolístico en el complejo deportivo de la vivienda pública hace 20 primaveras.
Además de Quintana, Joseph y Eloy, mediocampista y defensa respectivamente, crecieron con el deporte rey en los clubes de Fraigcomar, San Francisco y el onceno de los gallitos del Recito de Río Piedras, jugando lado a lado.
Y aunque no hayan nacido al mismo tiempo, un cordón umbilical los ata dentro y fuera del campo; son un equipo colectivo.
“Tenemos una buena relación, siempre andamos y jangueamos juntos. El es mi pana”, dijo con afección a su hermano Eloy mientras Joseph concuerda con sus gestos.
Fueron oponentes una vez, en los tiempos de escuela superior, cuando Joseph jugaba en el colegio Calasanz y Eloy en San Jorge, donde su padre era dirigente del equipo de fútbol. Al final, la batalla no se pudo dar por una lesión de Joseph.
Aun así, los hermanos Berlingeri no pierden el tiempo en irse de tú a tú en una riña amistosa y con la ventaja de saber las debilidades de cada uno. Y no pierden el tiempo en aconsejarse mutuamente para mejorar su juego.
Sin embargo, la idea de jugar en equipos distintos, separados, les intriga. “Sería interesante”, contestó Joseph repetitivamente. “Sería un chiste, no sé a quién le iría papi”, añadió Eloy.
El sueño del padre: verlos siempre jugar juntos, porque entiende que ya son un “package” para jugar fútbol.“Eloy es agresivo en la defensa y posee un gran brinco cuando recibe el balón gracias al voleibol.
Joseph es más fino, técnico, le da el ‘toque’ a la bola. Que siempre jueguen juntos sería lo ideal”, dijo sobre sus hijos Joey, quien tuvo la oportunidad de jugar con ellos en un mismo equipo en San Francisco. El pensamiento de volver a estar en la misma fila con ellos le roba una sonrisa, pero la realidad lo ataca debido a las reglas del juego.
“Ellos son mis panas, mis amigos. Podemos ir a compartir donde sea. Somos muy unidos”, expresó Joey mientras observa a sus hijos en un partido y dando prueba de su unidad al señalar que las botas que está usando Joseph en el juego se las prestó.
Y los hermanos Berlingeri no sienten más que gratitud por la oportunidad de ser parte de la primera liga profesional de fútbol en el país. El recibimiento ha sido ameno, agradecen a la fanaticada por su apoyo y quieren ser el ejemplo para todos los niños que tienen el sueño de ser jugadores profesionales de fútbol en el futuro. “Esto es para ellos”, dijo Joseph… digo, Eloy.