Arecibo, Puerto Rico – La Academia Quintana volvió a escribir un capítulo dorado en su historia al proclamarse campeona de la LPR PRO, alcanzando su campeonato número 20 a nivel superior.
El único gol del encuentro fue anotado por Kyle Edward, suficiente para sellar una temporada marcada por el crecimiento del equipo y la solidez colectiva mostrada en los momentos decisivos del torneo.
Quintana cerró la fase regular en la tercera posición con marca de 13 victorias, dos derrotas y tres empates, anotando 88 goles y permitiendo solo 27. En semifinales superaron a Metropolitan 1-0 con gol de Kevin Torres, resultado que les aseguró el pase a la final.
Más allá del campeonato colectivo, la final también estuvo marcada por una hazaña poco común a nivel individual. Kevin Torres, Rayson Rosario y Yoksan Rosario, jugadores de la Universidad Interamericana, se convirtieron en los primeros futbolistas en ganar la Liga Atlética Interuniversitaria y, en ese mismo año competitivo, proclamarse campeones de la LPR PRO defendiendo los colores de la Academia Quintana. Un logro que evidencia la exigencia física y mental de competir al más alto nivel universitario y superior de forma simultánea.
Para Kevin Torres, el momento fue especialmente significativo tras un semestre de doble carga competitiva. “Me siento súper feliz y súper agradecido con Dios. No es fácil ganar un campeonato, imagínate ganar dos”, expresó el jugador, quien fue figura clave en la semifinal y pieza importante en el esquema de Quintana. Torres resaltó además que el logro fue compartido con sus compañeros de la Interamericana, con quienes vivió ambos campeonatos.
Rayson Rosario, también jugador de la Universidad Interamericana, vivió la final desde una perspectiva distinta. Él no pudo ver acción debido a un desgarre en el abductor, lesión sufrida durante la final de la LAI. Aun así, celebró el resultado colectivo. “Estando o no estando, lo importante era sacar el resultado y gracias a Dios nos coronamos campeones otra vez”, afirmó.
Rosario recordó además que el camino no fue sencillo para Quintana. “Mucha gente nos daba por muertos y no esperaba vernos aquí en la final”, señaló, destacando la capacidad del grupo para sobreponerse a las bajas y a los cambios que marcaron el inicio del semestre.
El entrenador Javier Torres explicó que el manejo individual de estos jugadores fue clave dentro del plan de trabajo. “Yo los cuidé como no tienen idea. Sabía que venían cargados de la final universitaria y tuvimos una buena comunicación con su equipo”, expresó el técnico, quien admitió que en el caso de Kevin Torres hubo un manejo especial de minutos pensando en el cierre del torneo.
“Las rotaciones nos funcionaron. Siempre hay una baja, como la de Rayson, pero el grupo respondió y eso nos llevó hasta el campeonato”, añadió Torres.
Desde el lado de Puerto Rico Surf, su capitán David Marrero reconoció el esfuerzo de su equipo pese a la derrota. “A veces el fútbol es injusto, pero hicimos una gran temporada y esto no se acaba aquí”, comentó.
Por su parte, el capitán de Quintana, Joseph Marrero, resaltó el valor emocional de ganar el título en casa. “Hace tiempo no se daba una final aquí y pudimos darle el campeonato a la afición que nos apoyó desde el principio”, expresó, describiendo a los fanáticos como “el jugador número 12”.
De cara al futuro, Javier Torres confirmó que varios jugadores cuentan con ofertas para continuar su desarrollo futbolístico. “Ellos me cumplieron y ahora me toca cumplirles a ellos, dejándolos crecer y tomar la mejor decisión”, afirmó.
Sobre su continuidad, el técnico indicó que aún no está definida. “Llegué por un semestre por la situación del equipo. En dos semanas nos sentaremos a negociar. Tengo ganas de quedarme, pero la decisión es administrativa”, concluyó.
En los últimos años, la Academia Quintana ha pasado por varios entrenadores, entre ellos José Coss (2022), Daniel Galindo (2023), Artemio López (2025) y actualmente Javier Torres. A pesar del cambio de técnicos, Quintana volvió a levantar el trofeo de la LPR PRO, impulsado por un grupo que combinó trabajo colectivo y una hazaña individual protagonizada por tres jugadores de la Universidad Interamericana que ya quedó marcada en la historia del fútbol puertorriqueño.
