La última conversación que tuve con Vitor Hugo Barros fue para marzo de 2020, cuando ya estaba realizando mi investigación doctoral para el grado de Doctor en Historia de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. La oficina de Barros en aquel momento era la que había sido la oficina del Secretario General durante la estadía de la administración de Eric Labrador. Eran las oficinas que quedaban justo al lado de los campos de fútbol que están en el Departamento de Recreación y Deportes.
Para aquellos momentos, el club que Hugo Barros fundó, el High Performance solo le quedaban una docena de jugadores; la pandemia había afectado la matrícula y la filiación con el Villareal no había ayudado a revivir la institución. A pesar de esto, el orgullo brasileño seguí intocable en Vitor. En su vida había vivido momentos dificiles y su fe cristiana lo había mantenido en pié.
Vitor llegó a Puerto Rico a finales de la década de los 1980’s para tomar las riendas del equipo nacional de fútbol de Puerto Rico.
«Yo estaba trabajando en Brasil en un equipo profesional y conocí a Peré, que era un brasileño que vivía acá (Puerto Rico) muchos años. El lleva a Carlos García a Brasil… que Carlos era un jugador que tenía mucho protagonismo acá y la idea del era traerlo a Brasil para que jugara profesional allá. El fue por muchos estadios hasta que llegó a donde yo trabajaba y ahí Carlitos se quedó conmigo una semana entrenando en un equipo profesional que era el Sporting», relató Hugo Barros en aquella entrevista grabada para la disertación y documental sobre la vida y obra del Dr. Roberto Monroig.
«…era un viernes, yo hice una cena y entonces fue Peré, su esposa y Carlitos. Ahí el me hace un acercamiento que si yo quería venir a Puerto Rico a entrenar las Selecciones», relató el técnico quien recordó que la fecha que estaba pautado a viajar a Puerto Rico era septiembre 18, 1989; el mismo día que el Huracán Hugo afectó a Puerto Rico.
«Llegué el 15 de noviembre de 1989», dijo Hugo Barros, «ahí es que conozco a Monroig.»
De ese punto en adelante Vitor sería un actor histórico importante por las próximas 3 décadas.
«Me llamó la atención que querían un entrenador para todo», dijo Barros, quien detalló que a su llegada no había una estructura profesional en el programa de Selecciones Nacionales.
«La primera competencia que había… era una Selección de 20 años y era el Centroamericano, creo. Y ahí empezamos a trabajar; yo primero miré por todos lados, vi que la gente no tenía tanta estructura, que los clubes no tenían una asociación y entonces yo le dije a Freddy del Valle en aquel momento que yo creo que no me voy a quedar porque carecen de muchas cosas», añadío Barros.
Sin embargo, es la visita al Albergue Olímpico que hizo que cambiara de opinión.
«La última semana me llevaron al Albergue Olímpico, justamente la última semana antes de regresarme a Brasil. Cuando llego allí, me empiezan a mostar las facilidades hasta que llego al Laboratorio de ciencias y Salud Deportiva. Eso me… mi pregunta fue, si yo como entrenador de la selección nacional tenía acceso para trabajar con mis jugadores ahí. Porque me comunicaron que para aquel entonces, ahí iban los niños de la escuela, los de boxeo y natación y que los otros deportes no lo usaban. Entonces cuando tuve la certeza de que si podría ir para allá, yo digo a Freddy del Valle: bueno, yo con lo que vi veo que se puede hacer algo».
«Empezamos a trabajar con lo que había», puntualizó Barros en aquel momento.
Vitor era una persona franca. Una de las anécdotas que realizó fue sobre una pregunta que Monroig le hizo en una cena en su casa. «¿Cuanto tiempo pasará para que tengamos buen fútbol?», le preguntó Monroig a Barros. Vitor relata que tomó un segundo para contestarle, y delineando que no existía estructuras profesionales en la Isla, le dijo que el proceso tomaría 50 años.
El primer proceso de Vitor Hugo frente a la Selección terminaría en diciembre de 1991. Tras Puerto Rico quedar eliminada de la Copa Caribe en mayo del 1991, Barros comenzaba a preparar al equipo para enfrentar la eliminatoria mundialista de Estados Unidos 1994. Pero en diciembre de 1991, Monroig lo despide para nombrar a Oscar Rosa como entrenador en propiedad.
Esa decisión redundaría en el comienzo de la segunda crisis entre la Federación y el Comité Olímpico, pues un boicot de los jugadores de la Selección Nacional en protesta por, entre otras razones, el despido de Barros forzaría a la Federación a tomar el rumbo de nacionalizar a varios estadounidenses y extranjeros casados con boricuas, y traer a varios descendientes de puertorriqueños que residían en Nueva York.
Para aquellos tiempos, la nacionalización de jugadores era un tabú porque se pensaba que se ponía en riesgo la soberanía deportiva de Puerto Rico. Adicionalmente, el contrato de Vitor Hugo quien lo pagaba era el Comité Olímpico, según indicó el entrenador brasileño.
Hugo Barros volvería al banquillo de la Selección en dos ocasiones adicionales en 2004-2005 y por última vez para el periodo de 2013 al 2014.
Barros pasaría a entrenar en otros equipos puertorriqueños tales como Fraigcomar, del cual también terminaría siendo el eje de una controversia que dividiría el club llevando a la formación del club High Performance. Ese sería su proyecto de vida hasta que el mismo tuvo que cerrar.
Fue entrenador de los Puerto Rico Islanders y de varios equipos profesionales como el Mayagüez FC de la Puerto Rico Soccer League.
El también exjugador del Gremio se regresó a su natal Brasil tras su salud deteriorarse. Por mucho tiempo batalló con la diabetes y desde el 2022 se retiró a Porto Alegre donde esta mañana falleció por complicaciones de su condición.
A pesar de las controversias, la huella de Vitor Hugo Barros en los jugadores y entrenadores con los que tuvo el tiempo para educar y ayudar a formar son el legado más importante que deja en la Isla. Su voz habrá sido silenciada por el proceso natural que todos los que hoy quedamos vivos tendremos que pasar en algún momento, pero su memoria siempre vivirá en los anales de la historia del fútbol puertorriqueño.
Y quizas, solo quizas, su predicción de que Puerto Rico se tardaría 50 años en tener buen fútbol se realice. ya de eso han sido 35 años; solo restan 15.