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Documentando el Maracanazo: Viaje para grabar los protagonistas de la gesta histórica del fútbol

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La palabra tenía cierto poder, cierto misterio. Suficiente para provocar obras de literatura. Todavía lo tiene. “El Maracanazo” es sinónimo de un resultado sorpresivo y dramático, una gesta gloriosa que solo ocurre una vez.

No fue una final tradicional, pero fue el último partido del Mundial 1950. Delante de casi 200,000 personas en Río de Janeiro, Uruguay venció a Brasil 2-1 el 16 de julio 1950 y le arruinó la fiesta armada en el estadio Maracaná.

Hay una historia oculta de esta hazaña épica. Comentaristas, hinchas y relatores repetían el término, pero exactamente ¿qué sucedió?

Cada 16 de julio, los veteranos de ese equipo campeón de 1950 se reunían en el club de taxistas armenios de Montevideo. Me enteré y en 1995, fui a escuchar sus recuerdos de primera mano. Con una cámara de televisión y muchas preguntas. Aquí, imágenes y testimonios de los protagonistas.

Ese partido tuvo gran efecto en ambos pueblos. Uruguay consolidó su posición como la primera potencia del fútbol, con su cuarto título mundial: las olimpiadas de 1924 y 1928 y el Mundial inaugural en Uruguay 1930. Varios brasileños se suicidaron en un luto nacional. Eventualmente, Brasil abandonó su camiseta blanca, reemplazada por la amarilla. Pelé contó que su padre lloró desconsoladamente escuchando por radio, y el joven prometió a su padre que remediaria la situación. En 1958, lo logró con Brasil a los 17 años.

El mundial se decidió en un cuadrangular final. Brasil había aplastado a Suecia 7-1, y su goleador Ademir era la figura. Luego arrolló a España 6-0 cuatro días después. En Sao Paulo, Uruguay empató 2-2 con España, con un gol de su capitán, Obdulio Varela. Después, Uruguay perdía contra Suecia 2-1. Pero con dos goles de Oscar Míguez superaron a los suecos y eso mantuvo a Uruguay en capacidad de decidir todo el 16 de julio en el Maracaná.

No importaba. Brasil tenía la fiesta armada, pero todo se manejó mal. Brasil mudó su concentración al centro de Río, y cambiaron sus rutinas. Políticos, artistas y ciudadanos querían visitar y conocer a ‘los campeones’. Incluso, ya en el camerino previo al partido, representantes del alcalde de Río visitaron para cuadrar detalles de la celebración del día siguiente.

En el camerino charrúa, los jugadores contaron que el capitán Obdulio Varela orinó sobre el periodico carioca con el titular de “Brasil campeón” en el vestuario.

En los primeros 25 minutos, Brasil tuvo ocho tiros al arco, y Máspoli había sacado un par de goles cantados. Pero Uruguay también tuvo sus chances. El primer tiempo terminó 0-0, pero ese resultado le servía a Brasil para campeonar. Friaça marcó en el segundo tiempo para Brasil, pero cuando Schiaffino empató 1-1, un silencio impactante invadió el estadio.

Schiaffino me contó que quería pegarle al primer palo arriba, pero el gol le salió al segundo palo abajo. “Pepe le pegó exactamente donde quería”, recalcó Oscar Miguez aquel día. “Es que es tan humilde que no lo quiere admitir”.¿Qué sabe Miguez?, rebatió Schiaffino, jugador de fina estampa que pasó del Peñarol al Milan.

El 2-1 fue de Alcides Ghiggia y el Maracaná – con 173,000 o con 200,000 personas- quedó en silencio. El portero Barbosa fue culpado – injustamente – por el fracaso de Brasil. Para Uruguay, el triunfo fue una gesta histórica de importancia nacional.

El escritor uruguayo, Eduardo Galeano, autor de «Futbol a sol y sombra», incluso convirtio «El Maracanazo» en arte: «Los moribundos atrasaron su muerte, los bebes adelantaron su nacimiento, la noche anterior nadie pudo dormir, a la mañana siguiente nadie quería despertar», escribio sobre el 16 de julio.

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Keyvan Heydari
Keyvan Heydari
Periodista internacional, Keyvan Antonio Heydari se crió en Puerto Rico, y reside en Miami. Ha trabajado para varios reconocidos medios deportivos: The New York Times, NPR, L’Equipe, FIFA Futbol Mundial, ESPN, Telemundo, Univision y otros. En Brasil cubrió su octavo Mundial y asistió a su partido mundialista número 100. Desde la distancia, mantiene un ojo en el futbol boricua
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